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Fallece a los 81 años el pintor Modest Cuixart

Fue uno de los fundadores del grupo Dau al Set y gran defensor del papel subversivo de la pintura

"La vanguardia real, verdadera, es la pintura", decía a quien quisiera escucharlo el que fuera uno de los impulsores de Dau al Set, el primer grupo de vanguardia en España tras la Guerra Civil. Y a la pintura, combinada a veces con la cerámica, se dedicó con empeñó a lo largo de toda su vida Modest Cuixart, fallecido en la madrugada del miércoles a la edad de 81 años en el hospital de Palamós (Girona) a consecuencia de una caída grave que no pudo superar.

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El Ayuntamiento de Palafrugell, ciudad en la que residía desde 1971, ha declarado tres días de luto y ha instalado la capilla ardiente en la iglesia parroquial de Sant Medir donde mañana, a las 13.00 se oficiará el funeral.

Cuixart, casado y separado en dos ocasiones y con cuatro hijos, ha sido un nombre destacado en el arte español de la segunda mitad del siglo XX con una trayectoría marcada por unos inicios de influencia surrealista, su paso por un informalismo profundo y rico en los cincuenta y un espléndido periodo en los sesenta en el que hizo una peculiar versión del pop art, más cercano al assamblage neodadaísta que al lirismo del consumismo, con obras oscuras y abstractas en las que, por ejemplo, las cabezas desencajadas de sus muñecas reflejaban las convulsiones de toda una época.

Dividió a la crítica

Posteriormente alcanzó fama y gran éxito comercial con unas pinturas de una figuración en ocasiones caricaturesca que dividió a la crítica, si bien mantuvo siempre su presencia y prestigio en el contexto artístico del momento. En sus últimos años de vida, en la que se sucedieron homenajes y retrospectivas, abrió dos fundaciones, una en Palafrugell, donde vivía, y otra en Barcelona, en pleno centro histórico cuixart.org.

De padre médico, el artista, nacido en Barcelona un 2 de noviembre de 1925, inició estudios de medicina en 1944 aunque los abondonó sin acabar la carrera para dedicarse al arte, por el que sentía inclinación desde pequeño. A finales de los años cuarenta, en el ambiente gris de una posguerra que dejó Barcelona convertida en un páramo artístico, fue uno de los fundadores de la mítica revista Dau al Set, una minoritaria publicación cultural cuyo título dio nombre al grupo y que con los años se ha convertido en un referente imprescindible de la vanguardia en España.

"Recuerdo que lo conocí en diciembre de 1946", dice Arnau Puig, crítico y escritor que fue uno de los fundadores del colectivo. "Con el pintor Joan Ponç y el poeta Joan Brossa acabábamos de editar la revista Algol y en un centro excursionista presentábamos una exposición de Ponç. Allí vinieron Cuixart y Antoni Tàpies, que entonces siempre iban juntos porque eran primos hermanos por parte de madre". A estos nombres se sumaron Joan-Josep Tharrats, que era quien tenía la imprenta, y un poco más tarde el crítico Juan Eduardo Cirlot. Dau al Set, movimiento sobre el que planeaba la sombra del surrealismo y especialmente la de artistas como Joan Miró y Paul Klee, estuvo en activo entre 1949 y 1951, cuando tras una última exposición conjunta del colectivo se diluyó y cada uno siguió sus trayectoría por separado, siendo sonado el enfrentamiento que mantuvo a lo largo de los años Cuixart con Tàpies, artista éste último que consiguió un reconocimiento internacional al que ningún otro artista del colectivo pudo acceder.

Magicismo y periodo abstracto

El magicismo de esta primera etapa de Cuixart dio paso a un periodo abstracto, enmarcado en lo que ahora se conoce como informalismo, en el que destacó por la fuerza de sus materias espesas y trabajadas con grattage. Fue, precisamente, con este tipo de obras densas y barrocas en las que introducía todo tipo de objetos en el cuadro con las que ganó el gran preio de pintura de la Bienal de Sao Paulo de 1959. En ocasiones eran objetos extraídos de la cultura popular, lo que hizo que se le relacionara con el pop art, aunque en su caso eran ensamblajes de raíz más oscura y menos complaciente con el consumismo que suponían una visión más compleja y crítica de la sociedad del momento.

Hacia finales de los años sesenta y durante la década posterior abandona la abstracción y su paleta se vuelve más cálida en unas pinturas en las que suele predominar la figura femenina, en ocasiones distorsionada pero casi siempre sofisticada y un tanto complaciente. "Creo que la obra de Cuixart ha quedado cerrada y esta tercera etapa, que no ha sido tan valorada, acabara reconociéndose en el futuro como una crítica satírica y caricaturesca a la propia sociedad que le compraba estas mismas obras", comentó hoy Arnay Puig, que le definió como "un persona exquisita y excelente, buen amigo, a la que siempre le gusto vivir ver. Era un bon vivant y sabía disfrutar de la vida".

Imagen de archivo del pintor Modest Cuixart junto a su cuadro <i>Marbrina</i> (2002).
Imagen de archivo del pintor Modest Cuixart junto a su cuadro Marbrina (2002).EFE

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