_
_
_
_

San Sebastián se rinde a Richard Gere

El actor ha recibido el Premio Donostia del Festival de San Sebastián

Un "icono universal del cine en vías de extinción" es la frase con que Aitana Sánchez Gijón ha definido al actor estadounidense Richard Gere a la hora de entregarle el Premio Donostia del Festival de San Sebastián.

La entrega del galardón tuvo lugar pasadas las diez de la noche del domingo en el auditorio del Kursaal, en cuyo exterior una multitud había estado esperando el paseo del actor por la alfombre roja desde mucho tiempo antes.

"Casi ya no hay estrellas como antes, como en la época dorada de Hollywood. Tenían algo de intangible e indefinible que les ha elevado a la categoría de iconos universales. Richard Gere pertenece a esa categoría exclusiva", dijo la actriz española, que se confesó enamorada del actor desde su "más tierna adolescencia".

Tras la proyección de escenas que repasaron toda su carrera, Gere hizo su aparición bajando cuidadosamente una de las escaleras que decoran el escenario y se oyeron entonces los entregados aplausos del público, adornados con varios "guapo, guapo". Gere (Filadelfia, 1947), que se mostró muy agradecido por la generosidad de los donostiarras, se dejó querer.

Saludó con una reverencia y ofreció el premio al público con una rodilla sobre el escenario. Luego, se llevó la mano al corazón y ahí sí que ya el auditorio se puso en pie.

Dedicó unos de los discursos más largos que se hayan escuchado probablemente en la historia de estos galardones, y agradeció en varias ocasiones la calidez de las gentes de San Sebastián.

El actor dijo que era importante para él haber visto en pantalla ese resumen de su carrera y cerró sus palabras con una llamada fraternal a compartir y participar de las cosas de este mundo del que todos somos responsables.

En las filas de atrás le escuchaban dos monjes budistas, seguros compañeros en este viaje al Zinemaldia.

Parece que los fans y cazadores de autógrafos estaban más que ávidos de estrellas de Hollywood, pues la expectación que ha despertado Richard Gere se puso de manifiesto desde que en la medianoche de ayer llegara al hotel María Cristina junto a su mujer, ataviado con un chándal que algunos habrían cambiado por un atuendo más formal.

Las ganas de ver de cerca, y tocar, al galán de Pretty woman ha sido palpable durante toda la jornada, en especial durante la sesión fotográfica en las terrazas del Kursaal, que resolvió con cierta rapidez y que fue seguido por un número de público muy superior a lo que suele ser habitual.

Dedicó algún saludo a su enfervorizada audiencia, que del murmullo inicial al sospechar de su llegada paso directamente a las exclamaciones y los gritos.

Era en su mayoría público femenino, pero también rondaban por la zona algunos caballeros, eso sí bastante más comedidos.

Babelia

Las novedades literarias analizadas por los mejores críticos en nuestro boletín semanal
Recíbelo

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_