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Reportaje:

Tipos duros, tatuajes y gafas oscuras para el estreno

'Promesas del Este', una historia sobre la mafia de la Europa Oriental abre la 55ª edición del Festival de San Sebastián

Cuando David Cronenberg se pone detrás de las cámaras, filma a asesinos implacables, a guardaespaldas sin escrúpulos, a mafiosos sanguinarios. Cuando Cronenberg se mueve por San Sebastián, en el asiento del copiloto de los coches oficiales de la organización del certamen, parece uno de sus personajes: traje negro, pelo canoso refulgente, gafas de sol caladas y aire de matón. El festival de cine de San Sebastián ha arrancado hoy con la proyección de Promesas del Este, una disección del comportamiento de las mafias de Europa del Este en Londres, una ciudad en la que esa clase de crimen organizado disfruta de inmensas posibilidades de expansión del negocio.

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A Viggo Mortensen, que repite con el cineasta canadiense tras Una historia de violencia, le ha correspondido el papel protagonista, Nikolai, chófer de uno de los padrinos, tipo misterioso que efectivamente asusta ya sólo por su aspecto (su cuerpo está recubierto de tatuajes que en el rodaje llamaron la atención de los extras rusos por su verosimilitud) y que cuando hay que ponerse al tajo, no tiene ningún miramiento. Tampoco a Cronenberg le refrena ningún pensamiento pusilánime. Si debe ponerse gore en la pantalla, lo hace. Y así saca petróleo de una historia a la altura de su anterior trabajo. No hay mucha felicidad en el mundo imaginario de Cronenberg, y visto su rostro en la soleada mañana donostiarra, tampoco debe de ser de mucho chiste en la vida real.

Otra cosa es el rumano Cristian Mungiu, ganador de la Palma de Oro en el último Cannes con Cuatro meses, tres semanas y dos días, y que en San Sebastián inaugura la sección Zabaltegi y recibe el premio Fipresci, otorgado por la crítica internacional, al mejor filme del año. Mientras que su película, una dura inmersión en los últimos días del comunismo en su país a través de la vida de dos estudiantes, una de las cuales quiere abortar a pesar de que sea ilegal, el director ha aprovechado para alquilar un apartamento en San Sebastián y disfrutar de la playa con su familia.

Otras que se han suman a la fiesta son las protagonistas y la directora de Mataharis (Nuria González, María Vázquez, Najwa Nimri y la cineasta Icíar Bollaín), que han llegado este mediodía al hotel María Cristina: mañana su largometraje entra en competición. La plaza Oquendo, un rectángulo que separa el María Cristina del recién inaugurado teatro Victoria Eugenia, se convierte de nuevo en el ombligo de este certamen, un ombligo soleado, porque el sol brilla para todos, incluido el genial e hierático Cronenberg.

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