Lorca triunfa en los teatros de Río
Un monólogo con textos del poeta hilvana sus ideas sobre el arte, la vida, la muerte y sus recuerdos de Granada
Los escenarios de Río de Janeiro han redescubierto la atracción de Lorca. El espectáculo teatral Federico García Lorca: pequeño poema infinito es un éxito de público y crítica en el teatro Arena del centro cultural de Caixa Económica, en el centro de la ciudad, donde se estrenó el pasado 24 de marzo; y otros teatros de la ciudad ya han mostrado su interés por acogerlo.
Según el suplemento cultural del diario O Globo, que el sábado pasado dedicó su portada al montaje, la obra, cuyo protagonista y único autor, el joven José Mauro Brandt,que encarna la figura del poeta granadino, constituye "la revelación teatral de la temporada".
Barbara Heliodora, traductora de Shakespeare en Brasil y considerada la diosa temible de la crítica en la ciudad, ha tenido sólo elogios para el joven autor que, en un monólogo de 70 minutos, durante los cuales habla de Granada, de la vida y de la muerte, de la poesía y del arte, de la pobreza y del dolor, consigue hechizar al público que cada noche abarrota el teatro.
Para Heliodora, se trata del "triunfo de la sencillez" y califica la obra como un viaje sentimental de García Lorca a su tierra. "La actuación del actor parece toda ella empeñada en captar la sinceridad y la simplicidad del amor de Lorca por su bella Granada, que le provoca en el alma el deseo de ser un niño bueno, pobre y escondido. Un magnífico espectáculo".
La crítica ha elogiado la traducción al portugués de los textos de Lorca, a cargo de la poeta Roseana Murray. Los espectadores afirman, en efecto, que parece Lorca hablando en portugués, sin que pierda nada de la fuerza original de su poesía. La traductora, que en un primer momento había declinado la oferta por considerar que la densidad poética de Lorca es prácticamente intraducible, expresó así su perplejidad: "¿Cómo se puede traducir a un poeta que escribe con agua, vendavales, arco iris y sangre?".
La obra, dirigida por Antonio Gilberto, un gran profesional del teatro, tiene una historia de coincidencias. Él y el joven actor Brandt, que con esta obra se consagra definitivamente en el mundo del teatro, tuvieron a la vez la idea, sin saber uno del otro, de llevar a la escena la reencarnación de García Lorca a través de sus propios textos.
Un actor que emula la pedagogía teatral de Lorca
A pesar de su juventud, Brandt ya era considerado un veterano en Lorca. Recorrió para eso sus pasos, desde Granada a Argentina. Se empapó de su espíritu y de su poesía y hace ocho años llevó una imitación de La Barraca de Lorca a cientos de pueblos brasileños que nunca habían visto teatro, con un espectáculo sobre Lorca.
Actor completo, en su monólogo sobre Lorca, Brandt recita, canta las canciones populares del poeta granadino y baila aires andaluces. No hay en el texto una palabra que no sea de Lorca. El actor fue hilvanando textos de antiguas conferencias y entrevistas del poeta, donde ya aparecían las premoniciones de su muerte. Y es precisamente cuando Lorca, encarnado por Brandt, habla de la muerte, de los zapatos nuevos en los pies inmóviles de los muertos de los pueblos de Andalucía, cuando el público se encoge y mantiene la respiración. Un público que ningún día deja al actor acabar su monólogo, interrumpiéndole en pie con aplausos y gritos.
El crítico y catedrático Latuf Isaias, experto en Teoría Literaria, ha escrito que Brandt, "lector inveterado de Mario de Andrade, cataliza sobre sí todas las miradas de la platea, atenta y atónita ante un arte absoluto". La descripción que Lorca hace de Granada a través de sus olores, de sus sabores, de las aguas de sus ríos, de su pobreza digna, enamora tanto a los espectadores que algunos, al salir, confiesan sus ganas de irse directamente al aeropuerto "para conocer esa Granada encantada de Lorca".
Babelia
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