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Metro Rock 2006

Paul Weller, el profesional

El 'modfather' por excelencia, el sucesor de los Who para la pulida escena mod mundial, se paseó por el Parque Juan Carlos I como el profesional que es, tanto del andamio (no reniega de la lucha obrera) como del parqué de la bolsa (ese pijerío entre el que basculamos los mods, de ahí las flechas, una hacia el cielo; otra hacia el infierno). Debía un concierto en la capital, suspendido hace unos meses (mecachís en la mar) por la búsqueda del tesoro de Gallardón en la zona cero de la M-30, Puente de Segovia, la sala La Riviera. Weller, que entonces huyó cabreado como un mono, volvió para darlo todo.

Sin resquemores. Sabe que la gente no tiene culpa de sus dirigentes. Y se adaptó a las masas, que él ya está más para conciertos en Cafés íntimos. Tiró de repertorio, algo más espeso en sus últimos trabajos, 'As is now' y las versiones extrañas de 'Studio 150'. Versiones contadas de The Jam (¿Y esos quiénes son se preguntaba parte de la chavalería del festival?), nada de The Style Council (mal rollo con Mick Talbot) y lo mejor de su digna carrera en solitario con sus amigos Steve White, los Ocean Colour Scene y Noel Gallagher, el genio de Oasis.

Es el abuelo integrado entre las hordas mods de nuevo cuño. Lástima que la organización hiciera coincidir su conciertazo con el de los americanos Ok Go, los nuevos Jam. Tendrían que haberle precedido para un doblete perfecto. Conclusión: 'mods rule OK'. Vamos, que el 'somos los mods' sigue vivo gracias a su reinventor, Paul Weller, de oficio músico con sentimiento y oído para el 'punk', el 'northern soul', también el clásico, el 'acid jazz' y los teclados, que le gustan tanto como sus 'riffs' guitarreros. Eso sí. Ya no hay saltazos sobre el escenario. Esos quedan para las primeras filas.

The Charlatans: cotillas sonoros

'Soy un charlatán', cantaban Los Elegantes. The Charlatans, una de las banderas que todavía ondean del 'Manchester sound' o el denominado 'Madchester' (por aquello de la locura juvenil que supuso), demostraron que siguen vivitos y coleando. En especial su líder, 'morritos II' Tim Burgess. Componen todos pero los focos van hacia él. Tienen su mérito con la que cae en el panorama musical. Exprimieron 'Simpático', su último álbum. Les costó algo hacer vibrar a la gente, pues pertenecen, ellos (no la mayoría del público) a la Generación X, perdidos en el espacio sideral, jugando al póquer con el ordenador, rebuscándose sin encontrarse. El problema vital, vamos. Pero cumplen en el escenario. Por 'savoir faire'. Otra cosa es que ya pasara su momento y que como The Stone Roses no habrá otra banda igual. Su propósito es loable. Trataron de dejarlo una vez y siguieron con el compromiso de no defraudar. No lo hacen. Si así fuera, pasaría que se irían de juerga a sus casas desordenadas para no regresar. Es el pacto al que llegaron. Palabra de músicos ingleses, los mejores de siempre. No ellos. El gremio.

Pignoise: el imperio contraataca II

Horario de discoteca light y segundo escenario, el llamado del parque, para los madrileños Pignoise, que se mueven entre Los Nikis y Modestia Aparte. Es el grupo de Álvaro Benito, ex jugador del Real Madrid y amigo de los buenos de Raúl. Ganaron porque se han puesto de moda con el tema principal, 'Nada que perder' (Mikel Erentxun), de la divertida cutre serie nacional 'Los hombres de Paco'. Su actitud vital quiere ser 'post punk', pero son blanditos. Y encantadores.

Letras tontas de amor (tampoco está tan mal reivindicar el 'cuore' en estos tiempos de utilitarismo salvaje) tipo Hombres-G, canciones básicamente iguales (también lo hacen Green Day, copia exacta de Stiff Little Fingers), pero un detallazo que da idea de que algo de música han escuchado para formarse: 'Para ti', de Paraíso, escrita por Fernando Márquez, 'el zurdo' falangista. El mejor himno 'tranqui' de la tópica movida madrileña junto a 'La chica de ayer' de Nacha Pop. Pijos, que pegan fuerte como el Loctite entre las jovencitas, y comerciales. 'Anunciado en televisión' es su disco lanzadera al estrella. Como el 'Caribe-Mix' de cada verano. Molaron, la verdad.

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