Colorido y movimiento para el estreno de 'El rapto en el serrallo'

El colorido y el movimiento de la puesta en escena han marcado el estreno esta noche en el Teatro Real de El rapto en el serrallo, pieza que Wolfgang Amadeus Mozart compuso por encargo del emperador José II, quien comentó al escucharla: "Muy agradable de oír, Mozart, pero tiene demasiadas notas". Estrenada en Barcelona en 1928 y en 1965 en Madrid, donde se ha escenificado 18 veces, El rapto en el serrallo se sube por primera vez al escenario del Teatro Real, con una divertida producción del Festival de Aix-en-Provence, para la que el artista plástico Miguel Barceló diseñó los telones.

Esta pieza, estrenada en junio de 1782, es un singspiel, es decir una ópera popular alemana con recitativos hablados, pero con la que Mozart fue más allá y sentó las bases de la ópera alemana. Ambienta en una atmósfera oriental y exótica -tan al gusto de la época-, cuenta una historia de amor protagonizada por dos jóvenes nobles, que se ven separados por un secuestro.

La pareja francesa formada por Jerome Deschamps y Macha Makeieff fueron los encargados de la puesta en escena de esta producción estrenada en 2003, en la que prima el movimiento de los intérpretes en un espacio con pocos elementos escénicos, pero con una cálida iluminación y un fuerte colorido directamente inspirado en la sensualidad oriental. Deschamps y Makeieff introducen en la escena tres músicos y una cohorte de cuatro actores que acentúan la comicidad de la representación y escenifican un constante ambiente de conspiración y espionaje en el serrallo.

De fondo, los telones ilustrados por Miguel Barceló, llamado especialmente para recrear la sensualidad oriental que buscaban los directores de escena. En la dirección musical, al frente de la Orquesta Sinfónica de Madrid, Christoph Konig debutó en el coliseo madrileño con una batuta al servicio de la "ligereza" de esta partitura de Mozart, según sus palabras en presentación de la producción.