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Brasil abre el primer museo del mundo dedicado en exclusiva a una lengua

El emblemático edificio de la Estación de la Luz acoge en São Paulo las instalaciones

¿Puede existir un museo sin objetos tangibles? Así es el Museo de la Lengua Portuguesa que se inauguró ayer en São Paulo y que está ubicado en el emblemático y bellísimo edificio de la Estación de la Luz, construido a inicios del siglo XX por los británicos. Se trata del primer museo en el mundo dedicado exclusivamente a hacer visible una lengua. Arte, música, poesía, películas e instalaciones permiten al visitante sumergirse en la lengua portuguesa.

La idea de crear dicho museo se originó en 2000. Oliver Hossepian Sales de Lima, entonces presidente de la Compañía Paulista de trenes metropolitanos (CPTM), una de las propietarias de la Estación de la Luz, que utiliza sólo los bajos del edificio, volvió de un viaje a Portugal y sugirió a la Secretaría de Cultura de São Paulo la idea de crear en aquel espacio una especie de homenaje a la cultura portuguesa.

Interesada en la idea, la Secretaria de Cultura, dirigida entonces por Marcos Mendoça, habló con la Fundación Roberto Marinho, del imperio Globo, por si quería participar del proyecto. La aceptación fue inmediata, pero con la sugerencia de que se crease una verdadero museo de la lengua portuguesa.

La idea cuajó, ya que todos pensaron que el mayor patrimonio de un pueblo es la lengua y además el edificio de la Estación de la Luz es el mayor patrimonio arquitectónico y artístico de la ciudad. Se firmó un convenio con el Gobierno del Estado de São Paulo, el mayor del país, que representa el 30% del producto interior bruto (PIB) nacional.

Se empezó por recuperar la fachada del emblemático edificio, orgullo de los paulistas. Se pasó después a la adaptación de las salas internas. El coste total fue de 37 millones de reales (14,24 millones de euros), que fueron reunidos por varias entidades públicas y privadas.

Rito de pasaje

Al museo se entrará por ascensores panorámicos que conducen al tercer piso. A esta entrada se la ha llamado rito de pasaje, ya que entre los dos ascensores se ha instalado el llamado árbol de la lengua. Es una creación del arquitecto y diseñador Rafic Farah, de 16 metros de altura y realizada en fibra de vidrio, cuyas raíces están formadas por diferentes palabras y en sus hojas se proyectan los contornos de diferentes objetos. A dicho escenario se une una pieza musical del compositor y poeta Arnaldo Antunes, que hace un juego con los vocablos lingua y palabra en varios idiomas, generando una especie de mantra.

La exposición comienza en el tercer piso. Los visitantes llegan a un auditorio de 166 plazas en el cual se exhibe un film que en diez minutos hace un viaje por la historia del lenguaje, su importancia para la humanidad y por las lenguas en general, hasta llegar al portugués hablado en Brasil. De allí se pasa a la Plaza de la Lengua, donde se presenta una antología en prosa y verso de toda la literatura producida en portugués. El programa dura 20 minutos: en un círculo en medio de la sala formado por placas de vidrio se proyectan imágenes referentes a la narrativa en portugués. La sala puede adaptarse para la realización de obras teatrales o conferencias relacionadas con el tema del museo.

En el segundo piso, la exposición se divide en cuatro módulos: Gran Galería, Galería de las Influencias, Línea del Tiempo y Pico de las Palabras. En el primero, una pantalla de 106 metros acoge la proyección simultánea de 11 filmes de seis minutos cada uno, a lo largo de los cuales se recorre todo el uso de la lengua portuguesa. En el segundo módulo se encuentran ocho tótems interactivos dedicados a la influencia de las lenguas y de los pueblos que dieron origen al portugués de Brasil y en los cuales los estudiantes pueden conocer el origen de las diversas palabras. En el tercero, pantallas interactivas y proyecciones de películas permiten recorrer tres líneas paralelas que representan las lenguas portuguesa, africana e indígenas, que acaban fundiéndose en una sola: el portugués hablado en Brasil. El cuarto módulo es una sala con un juego electrónico interactivo sobre la creación de las palabras que permite al visitante conocer la etimología y el origen de cada palabra.

Además de la muestra permanente habrá exposiciones temporales dedicadas a la obra literaria de un autor o a temas relacionados con el lenguaje.

Una de las salas del Museo de la Lengua Portuguesa, ayer, en São Paulo.
Una de las salas del Museo de la Lengua Portuguesa, ayer, en São Paulo.EFE

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