Una carrera veloz y sin incidentes en el quinto encierro de los sanfermines

Los toros de la ganadería cacereña de Adolfo Martín han protagonizado el quinto encierro de Sanfermines 2003 con una carrera veloz y limpia en la que ningún mozo ha resultado corneado. La carrera, liderada la mayor parte del tiempo por dos toros, ha durado poco más de dos minutos y medio.

Tras los tres cánticos con los que los mozos piden protección al santo, a las 8.00 horas se han abierto los portalones de la Cuesta de Santo Domingo y la manada ha salido a la calle agrupada. De todos modos, ya antes de que se produjera el primer contacto con los corredores, varios de los astados se adelantaron a los cabestros.

Uno de los toros ha dado repetidos derrotes hacia su izquierda e incluso se ha subido a la acera, encontrando a su paso a dos corredores a quienes arrolló al parecer sin empitonarles.

Con cuatro toros en cabeza, los "adolfos", en su tercera participación en el encierro pamplonés, se han adelantado en la Plaza del Ayuntamiento, donde uno de los astados ha resbalado y ha caído al suelo.

También han caído varios de los morlacos después de chocar contra el vallado de la curva que da acceso a Estafeta, calle en la que los dos primeros toros iban sueltos mientras sus hermanos corrían por detrás arropados por los cabestros.

Un corredor ha caído entre dos toros, aunque los animales no se han cebado en él y han continuado su camino protagonizando una veloz carrera en la que los mozos han podido aproximarse a las astas y reproducir vistosas imágenes.

Vuelta al ruedo

La carrera ha proseguido sin incidentes tanto por este tramo como por Telefónica y el callejón de acceso a la Plaza de Toros, donde los dos adelantados se han resistido a entrar en chiqueros y han dado una vuelta al ruedo mientras el resto de la manada y los cabestros se introducían en los corrales.

Los dobladores han tenido que utilizar su capote con estos dos toros, uno de los cuales ha quedado en solitario sobre la arena y ha embestido contra uno de los mansos antes de ser conducido definitivamente junto a sus hermanos.