Los sanfermines 2003 se abren con un encierro rápido, limpio y emocionante

El primer encierro de los sanfermines 2003 ha concluido sin incidentes graves. Los seis toros de la ganadería de Alcurrucen han completado los 850 metros que separan el corral y la plaza de toros de Pamplona en 2 minutos y 45 segundos. Tan sólo cuatro mozos han precisado atención hospitalaria por heridas leves. Los astados serán lidiados esta tarde por Antonio Ferrera, Antonio Barrera y David Fandila El Fandi.

La manada partió a las 8.00 horas encabezada por los mansos y de forma estirada enfiló la cuesta de Santo Domingo, donde los toros fueron barriendo a los corredores de la calzada y pudieron apreciarse bonitas carreras.

Al final de este tramo, se adelantó un toro que abrió el camino a sus hermanos por la plaza del Ayuntamiento y, tras seguir sin novedad por delante de la casa consistorial, ya en Mercaderes uno de los astados resbaló y cayó dos veces al suelo.

Demasiados mozos

En la curva de la Estafeta se repitieron las ya habituales caídas de los astados, uno de ellos sobre un corredor que, sin embargo, pudo levantarse sin aparentes problemas, lo que rompió definitivamente al grupo. Dos toros y un cabestro encabezaron la manada en este tramo, en el que algunos mozos pudieran lucirse ante las astas, pero el excesivo número de corredores propició las caídas de varios de ellos. Tan sólo cuatro mozos han precisado atención hospitalaria por heridas leves. A falta de concluir las exploraciones y pruebas complementarias a dos de ellos, todo indica que ninguno de estos corredores necesitará ser hospitalizado.

Por Telefónica pasaron los astados sin mayores consecuencias, con uno de ellos descolgado que fue conducido a punta de periódico por un corredor y, ya en el callejón de acceso a la plaza, se formó un pequeño montón al caer varios mozos al suelo, aunque los toros pasaron de largo sin prestarles atención.

Nada más entrar en la arena del coso, uno de los toros enganchó por la faja del atuendo sanferminero a uno de los corredores, al parecer sin consecuencias, mientras el resto de sus hermanos enfilaba hacia chiqueros. Sin embargo, un colorado y otro negro se resistieron a entrar en los corrales y tuvieron que ser ayudados por los capotes de los dobladores.