José Rubén Zamora, periodista preso en Guatemala, premiado con el Reconocimiento a la Excelencia de la Fundación Gabo
El Consejo Rector de la institución destaca las más de tres décadas de “tenaz y valiente trabajo profesional” del fundador de ‘elPeriódico’ para desvelar la corrupción y los abusos de Derechos Humanos
José Rubén Zamora, incombustible periodista guatemalteco que lleva 655 días en prisión, recibirá el Reconocimiento a la Excelencia 2024 de la Fundación Gabo, un galardón que no solo reconoce su incansable lucha por “desvelar la corrupción y los abusos de los Derechos Humanos” durante más de 30 años, sino que lo encumbra como “símbolo de la encrucijada democrática que atraviesan Guatemala y otros países de América Latina”.
Así lo señala el acta del Consejo Rector de la institución que honra la memoria de Gabriel García Márquez en un comunicado hecho público este martes. “Es difícil encontrar a alguien en esta región que haya denunciado más casos de corrupción y que termine en prisión junto a aquellos a quienes ayudó a enviar allí a través de sus punzantes investigaciones”, dice el acta del jurado que hace un “ferviente llamado”, a través e este reconocimiento, a “buscar nuevas formas para proteger la libertad de prensa en nuestras sociedades y de reivindicar el buen periodismo, un ejercicio inseparable para la vida democrática”.
“Estamos sumamente honrados, emocionados y agradecidos”, declara a EL PAÍS José Carlos Zamora, uno de los hijos del periodista. “En la situación de mi papá, este reconocimiento a su trayectoria de 30 años es muy especial. A él, al equipo de elPeriódico, y al gran trabajo que hicieron. Y es también un reconocimiento a los periodistas de Guatemala que, a pesar del hostigamiento y del caso ejemplificador de mi papá, siguieron haciendo su trabajo, siguieron haciendo más y mejor periodismo, más colaboraciones y más solidarios que nunca”, añade.
El fundador y director de elPeriódico, de 67 años, todavía no había sido notificado de este reconocimiento en la mañana de este martes, explica su hijo. Zamora lleva más de un año y nueve meses detenido por una acusación por lavado de dinero que él siempre ha negado y que diversos organismos internacionales consideran un claro ataque a la libertad de expresión por las decenas de publicaciones en las que reveló actos de corrupción durante el Gobierno del expresidente Alejandro Giammattei. Su juicio está pendiente de repetirse después de que una sala de apelaciones de Guatemala anulase el pasado octubre la condena impuesta inicialmente al periodista. El medio que fundó también se vio obligado a cerrar en mayo de 2023 por el asedio de las autoridades.
Pero ni eso, ni las torturas que denunció haber sufrido durante la Administración de Giammattei en el pequeño cubículo en el que llegó a pasar 23 horas al día sin ver la luz del sol han conseguido doblegar al veterano periodista: “Estoy sereno, tranquilo. Listo para pasar tres meses o 100 años aquí”, le dijo a EL PAÍS el pasado febrero durante una entrevista de más de tres horas en su celda del cuartel Mariscal Zavala, en Ciudad de Guatemala. “Siempre he sido consciente de que no me iba a dejar vencer”.
Nieto de Clemente Marroquín, reputado periodista guatemalteco durante los años 20 del siglo pasado, José Rubén Zamora estudió Ingeniería Industrial y Finanzas. Pero no tardaría en rendirse a la pasión familiar por el periodismo. En 1990, fundó el diario Siglo Veintiuno, el primer medio de investigación periodística en Guatemala que funcionó hasta 1996, cuando creó elPeriódico, un medio que le hizo ganarse el reconocimiento internacional, pero también el rechazo de los poderosos a los que fiscalizaba. Entre presiones, Zamora fue perdiendo el apoyo económico de empresarios y tuvo que enfrentar la censura gubernamental, y llegó a sufrir secuestros, palizas y atentados.
Durante casi tres décadas, El Peladero, la columna que Zamora tenía elPeriódico, desveló casos de corrupción y abuso de poder en su país. En las páginas de ese diario, que tenía un potente equipo de periodistas de investigación, quedaron reflejados los delitos perpetrados por los poderes corruptos en Guatemala, así como los crímenes cometidos en los 36 años de la cruenta Guerra Civil. Sus investigaciones contribuyeron, entre otros hitos, a la caída del presidente Otto Pérez Molina en 2015, que acabó en prisión por un caso de contrabando en las aduanas del país centroamericano.
Con el Gobierno de Giammattei, Zamora sacó a la luz dos centenares de investigaciones que revelaron el nivel de corrupción en su país que salpicaba al entorno del presidente. El 29 de julio de 2022, el periodista fue detenido y las dependencias de su diario allanadas. Desde entonces, Zamora permanece en una pequeña celda con una litera y un baño, rodeado de libros, fotos familiares, recortes de periódico y los papeles de su caso, que revisa diariamente. La llegada de Bernardo Arévalo a la presidencia supuso una mejora de las condiciones en prisión para el periodista. El nuevo presidente, que ha calificado el caso de “persecución política a la prensa”, se comprometió a que se respetaran sus derechos en prisión. Poco después de su investidura, le abrieron unas ventanas en la celda, le pusieron luces y agua caliente, le permiten recibir más visitas y le dejan salir libremente al pequeño espacio que hay antes de la primera verja que lo resguarda, y de la que solo sale para ir a sus audiencias.
La próxima es este miércoles, 15 de mayo, una audiencia que ya ha sido postergada tres veces, y en la que sus abogados pedirán prisión domiciliaria para que el periodista pueda defenderse en libertad mientras se repite su juicio. Para la familia de Zamora, los aplazamientos responden a “retardos maliciosos” de un sistema que consideran cooptado. “Ellos saben que no tienen caso y que, a la hora que se lleven las audiencias y que sean abiertas y públicas, lo van a tener que absolver y dejar en libertad”, dice su hijo José Carlos. “Entonces, su única forma de mantenerlo en prisión es cancelando las audiencias, postergándolas y recusando jueces o tribunales. Ese es el único fin”.
Con seguridad, cuando este miércoles llegue a los tribunales, habrá seguidores de Zamora esperándole para animarle —como lo han hecho en ocasiones anteriores— y felicitarle por este reconocimiento a su trayectoria, un galardón que se suma a otros como el Premio María Moors Cabot, el CPJ International Press Freedom Award o el Premio Rey de España de Periodismo.
Con este nuevo reconocimiento, anunciado este martes, el Consejo Rector de la Fundación Gabo (formado por Leila Guerriero, Martín Caparrós, Natalia Viana, Rosental Alves, Mónica González, Germán Rey, María Jesús Espinosa de los Monteros, Jon Lee Anderson, Carmen Aristegui, Carlos Fernando Chamorro, Sergio Ramírez, Héctor Feliciano, Luz Mely Reyes y por el director general de la fundación, Jaime Abello Banfi) da el primer espaldarazo a Zamora antes de su próxima audiencia. “¿Qué mayor señal de excelencia que la de un periodista que ha dedicado más de 30 años a investigar la corrupción en su país con una democracia en vilo?”, dice el acta del jurado. “¿Qué mejor ejemplo de excelencia que el de un periodista de investigación que persiste en su labor después de ser secuestrado, torturado y despojado de su dignidad frente a su familia, sometido incluso a un simulacro de ejecución?”.
Para el Consejo Rector de la Fundación, la resistencia Zamora es un emblema de los retos que enfrenta la profesión en América Latina y cómo la prensa puede dar luz ante el auge de los autoritarismos. “Ese periodismo independiente, riguroso y libre —bajo el fuego del poder en Guatemala y otros países— está llamado a ser el principal contrapeso contra el nuevo autoritarismo en nuestra región que socava la democracia desde adentro, cooptando la justicia, ministerios públicos y policías para proteger los núcleos de corrupción en el poder. Ese buen periodismo que es como el oxígeno para los ciudadanos”.
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