No se trata solo de medio ambiente, sino de liderar la economía del futuro
Resulta preocupante que incluso partidos de corte más moderado están comprando el discurso contra las políticas climáticas
El Pacto Verde europeo se aprobó en 2020 con un gran consenso social como una estrategia de crecimiento económico y con el objetivo de convertir a Europa en el primer continente climáticamente neutro.
Sin embargo, en estos días estamos viendo movimientos políticos y sociales que pretenden frenar las políticas de cambio climático y sostenibilidad en todo el mundo y en la Unión Europea. Incluso partidos de corte más moderado están comprando parte de estos discursos, lo que empieza a ser preocupante.
Es una tendencia que está emergiendo porque una parte creciente de la ciudadanía cree que las crisis energética y económica actuales, derivadas del covid, la guerra de Ucrania o los cuellos de botella de las cadenas de suministro, están motivadas por las renovables y las políticas medioambientales; pero también emergen por el auge de una política que antepone supuestas libertades individuales y el crecimiento económico a cualquier intervención que proteja la salud o el medio ambiente, y que aprovecha esta percepción social de las que las políticas ambientales suponen costes y limitaciones al crecimiento económico.
Sin embargo, esta percepción no se corresponde con la realidad. Lo mismo ocurrió con la guerra de Ucrania y el incremento de los precios de la energía. Inicialmente, algunos sectores atribuyeron a las renovables el alza de precios, que realmente tuvo su origen en una reducción drástica del suministro del gas ruso a la Unión Europea. Este fuerte incremento del precio del gas se trasladó a la electricidad. De hecho, “la realidad” de las renovables resultó la inversa: el alza del precio de la electricidad fue menor en los países con más renovables y se notó más allí donde mayor era la dependencia del sector eléctrico en la producción con gas.
Por estos motivos, la Unión Europea y todos los estados miembros decidieron acelerar la transición energética, el desarrollo de las renovables y la electrificación como el medio más eficaz para reducir la dependencia europea del gas importado y sus riesgos económicos y geopolíticos.
¿Cuál es la situación actual? En los últimos 10-15 años hemos experimentado una auténtica revolución tecnológica de las energías limpias, sobre todo la fotovoltaica y la eólica para generar electricidad y las baterías. Este desarrollo tecnológico tan rápido nos está permitiendo descarbonizar la electricidad antes de lo previsto, siendo además este suministro más seguro y más barato.
Ya nadie duda de que la electricidad fundamentalmente renovable va a ser más barata que la actual y, sobre todo, con mayor independencia energética y sin riesgo de shocks de precios. De hecho, España es de los países de Europa con los menores precios de generación. En el caso de las baterías, los fabricantes lo tienen muy claro: los coches serán eléctricos debido a su elevada eficiencia en el uso de la energía y por su menor coste de uso; al igual que las bombas de calor, que también son más caras de instalar pero luego, dada su enorme eficiencia energética, son más económicas a lo largo de la vida útil. Esto nos llevará, en no demasiado tiempo, a que muchos usos energéticos satisfechos actualmente con combustibles fósiles serán más baratos cuando se electrifiquen.
Ahora bien, es cierto que va a haber algunos usos energéticos, los llamados sectores difíciles de electrificar que tendrán que utilizar otras formas descarbonizadas de energía, ya sea hidrógeno verde, biogases, biomasas, etc. Y en estos sectores, sí que podrá haber un coste más elevado por la energía, pero su impacto en los productos finales no será excesivo. Por ejemplo, se estima que el acero de un coche fabricado sin emisiones de CO₂ utilizando hidrógeno verde podrá tener un impacto en el coste de 100 o 200 € por coche. Sí, subirán temporalmente y poco algunos costes, solo algunos, pero los impactos para el conjunto de la economía serán muy positivos.
Si, como hemos advertido, hay sectores en los que la descarbonización total tendrá coste, ¿por qué hay que hacer la transición energética completa en toda la economía? Lo primero, porque los costes de no hacer nada serían muchísimo mayores debido a los efectos del cambio climático.
Segundo, porque Europa tiene una dependencia prácticamente total de los combustibles fósiles, además de regiones políticamente inestables, y eso genera una debilidad estratégica y económica inasumible, como por desgracia estamos experimentado en la actualidad con la guerra de Ucrania.
Tercero, porque la transición energética es una tendencia imparable y consensuada por todos los países, que se puede realizar de forma más acelerada o más pausada pero sin vuelta atrás (en China se instalan más renovables y se venden más coches eléctricos que en el resto del mundo junto… y la India está siguiendo este ejemplo).
Esta nueva economía va a suponer una catarsis tecnológica e industrial, ya que requerirá nuevas tecnologías limpias y maneras de hacer las cosas, y el primero que lidere y gane competitividad va a tener claramente un liderazgo industrial global, lo que en inglés se llama la ventaja del first mover.
China decidió liderar la industria renovable y de baterías para vehículos eléctricos. Estados Unidos ha reaccionado con el IRA (Inflation Reduction Act), el mayor paquete de estímulos económicos de su historia que está dirigido a la industria limpia, para promover el desarrollo industrial y los empleos locales. Y la Unión Europea está orientando las ayudas económicas a esta industria limpia, no solo por conciencia ambiental sino también para el desarrollo económico y de empleo. Lo mismo están haciendo en Reino Unido, Japón, Corea del Sur, la India, etc…
Europa ha de volver a tener independencia y liderazgo tecnológicos en los sectores de energías limpias, como debe tenerlo en otros como la digitalización y la inteligencia artificial. No solo por conciencia medioambiental, que también, sino por un claro interés estratégico de asumir el liderazgo industrial en todas las tecnologías globales, lo que beneficiará directamente a los ciudadanos, con precios más bajos y seguros, y más y mejor empleo.
Gonzalo Sáenz de Miera es presidente del Grupo Español para el Crecimiento Verde, asociación formada por más de 50 empresas del país.
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