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Salvador Sánchez Carrillo, investigador del CSIC: “La desidia de la Administración está matando a los humedales”

El científico explica los motivos por los que se están perdiendo los ecosistemas acuáticos en España

El investigador Salvador Carrillo, en la sede de CSIC de la calle Serrano de Madrid, el 19 de abril.
El investigador Salvador Carrillo, en la sede de CSIC de la calle Serrano de Madrid, el 19 de abril.Claudio Álvarez
Esther Sánchez

El doctorado condujo a Salvador Sánchez Carrillo (51 años, Madrid) a interesarse por los humedales en los años noventa. Se especializó en temas de calidad de aguas y de ecosistemas. De esa atracción inicial surgió una pasión que dura hasta hoy. Fue el promotor de un reciente manifiesto firmado por más de 500 científicos en el que pedían a Pedro Sánchez agua del Tajo para salvar la grave situación que atraviesa el Parque Nacional de las Tablas de Daimiel, un paraje que conoce bien porque representa al CSIC en el patronato del espacio protegido.

Pregunta. ¿Por qué desaparecen los humedales?

Respuesta. El hombre los consideró zonas insalubres que, además, limitaban el desarrollo económico asociado a la actividad agrícola. Lo primero que hace es secarlos, retirar el agua y convertirlos en tierras de cultivo o ganaderas y eso se sigue haciendo ahora. Ese es el deterioro directo. De forma más reciente, aparece el impacto indirecto, que supone actuar sobre los recursos que rodean al ecosistema sustrayendo, en muchos casos, agua a los acuíferos. La consecuencia es que comienza el déficit de los aportes hídricos con un deterioro de la calidad. Y va a peor, porque a la sobreexplotación se le está sumando el cambio climático, con mayor irregularidad en las precipitaciones y períodos de sequía más prolongados.

P. ¿Es posible su recuperación?

R. A medio plazo, no. A largo, si se toman las medidas adecuadas en cuanto a control de las extracciones creo que sí, pero siempre dependiendo de su estado.

P. ¿Se puede culpabilizar al agricultor?

R. No. En España, desde la posguerra, se han guiado por una política agraria que llegaba desde la Administración pública. Son estas decisiones políticas las que han generado el problema, unas veces porque responden a grupos de poder y otras porque se produce una dejadez de funciones. La desidia de la Administración es lo que está matando a los humedales. Lo que no tiene sentido es construir piscinas o promover una agricultura de regadío en lugares en los que no hay agua. El obstáculo no es de la agricultura en sí, sino de la forma de cultivar. El regadío es necesario, pero en lugares donde el acuífero se pueda recuperar. En la cuenca del Segura se ha pasado de un predominio del secano en los ochenta a las hortalizas actuales que requieren mucha agua. Y pasa lo mismo en Doñana con las fresas.

P. Todavía existen pozos ilegales

R. Es otro problema de dejación de funciones. Si no se dota a la confederación hidrográfica de turno de medios suficientes para abrir los expedientes necesarios para cerrar pozos, es imposible que cumplan su misión. No cuentan con medios personales ni económicos.

P. El deterioro de Doñana y las Tablas de Daimiel se ha producido a pesar de ser parques nacionales. ¿Cómo es posible?

R. Si no hubiera sido por esa catalogación, habrían desaparecido hace muchos años. Lo que no tiene sentido es el conflicto que se produce al no tener en cuenta la afección en los espacios protegidos de las actividades que se desarrollan en su entorno. No nos preocupamos por el desequilibrio que pueden generar en esos ecosistemas. Creo que las decisiones políticas no han ido enfocadas en la mayoría de los casos a la protección de la naturaleza. Ahora que parece que se le da más importancia al medio ambiente, tampoco parece que se llegue a ningún sitio.

P. ¿Qué se pierde cuando desaparece un humedal?

R. Los humedales son fruto de cientos de miles de años de evolución. Es algo irrepetible, que no podemos reproducir. Además, son los sistemas que ofrecen más servicios ambientales a la humanidad. Uno de ellos, que se ha perdido en muchos, es la depuración de las aguas. También capturan dióxido de carbono de la atmósfera y lo acumulan a largo plazo hasta que se secan y se empieza a liberar.

P. ¿Qué opina sobre la regularización de cultivos en Doñana?

R. No me parece nada sensato, volvemos al modelo de agricultura del Segura. No hay agua suficiente y la traemos de un trasvase de fuera, se genera una expectativa de un recurso que no existe.

P. Pero usted pidió junto con más de 500 científicos el trasvase del Tajo a las Tablas de Daimiel.

R. Los que firmamos el manifiesto no estamos a favor de los trasvases, que deben ser una medida excepcional, no habitual. Ahora bien, en el caso de las Tablas lo pedimos para mantener vivo un ecosistema que se encuentra en una situación gravísima. Estamos de acuerdo con los ecologistas y con el Ministerio para la Transición Ecológica en que la única solución es la recuperación del funcionamiento hidrológico natural. Pero es que llevamos más de 30 años esperando y no llega.

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Sobre la firma

Esther Sánchez
Forma parte del equipo de Clima y Medio Ambiente y con anterioridad del suplemento Tierra. Está especializada en biodiversidad con especial preocupación por los conflictos que afectan a la naturaleza y al desarrollo sostenible. Es licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense y ha ejercido gran parte de su carrera profesional en EL PAÍS.

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