El creador de la cumbre fantasma en Barcelona también se inventó un centro de investigación en África
Alexis Roig consiguió colar en algunos periódicos la inauguración en mayo en Kigali (Ruanda) de una institución que realmente no existe
La noticia se publicó el 6 de mayo en periódicos como La Vanguardia. Se acababa de inaugurar en Kigali (Ruanda) el Centro de Diplomacia Científica para África, una ambiciosa institución impulsada por la asociación barcelonesa SciTech DiploHub junto con los ayuntamientos de Barcelona y de la capital ruandesa, la Red de Academias Científicas de África y la Asociación de Universidades Africanas. La nota de prensa enviada por la entidad española incluía declaraciones de la directora ejecutiva de las academias africanas, Jackie Kado, que mostraba su “orgullo” de poder trabajar junto a SciTech DiploHub. En la foto distribuida aparecía ella junto a Alexis Roig, el director ejecutivo de la asociación catalana, “durante el acto de presentación” del centro en Kigali, según la nota. Era todo mentira.
“Es desconcertante”, afirma Jackie Kado. “Nunca estuve presente en el lanzamiento de un Centro de Diplomacia Científica para África. Tampoco hice esas declaraciones. Ni siquiera sé si ese centro existe”, subraya. Kado coincidió con Alexis Roig el 1 de mayo en un coloquio en Kigali, sobre el uso de la ciencia como herramienta de cooperación entre ciudades. Nada más. El 6 de mayo, sin embargo, SciTech DiploHub envió a los medios de comunicación una nota de prensa anunciando la apertura de “un centro de investigación en el corazón de África”, con “una inversión sin precedentes de tres millones de euros”, gracias a fondos de la Comisión Europea. Kado se declara “en shock por esas falsedades flagrantes”.
Alexis Roig fundó la asociación SciTech DiploHub en Barcelona en 2018, con el objetivo de establecer vínculos científicos con otras ciudades y organismos. Una persona que trabajó con él desde el inicio lo describe como “un megalómano con una fantasía espectacular”, que exageró sus resultados de manera hiperbólica desde el primer momento, provocando la huida de varios de sus colaboradores, en su mayoría muy jóvenes y sin sueldo. En 2020, el Ayuntamiento de Barcelona le concedió una subvención directa de 120.000 euros para la promoción económica internacional de la capital catalana como ciudad de ciencia e innovación, hasta 2023. El pasado 10 de julio, SciTech DiploHub difundió la celebración de una cumbre mundial en Barcelona —con 1.300 líderes globales, ministros y ganadores del Nobel— que nunca tuvo lugar.
La asociación de Alexis Roig proclamó en su comunicado sobre el centro de Kigali que era “la mayor inversión en cooperación científica con África jamás realizada desde España”. Una portavoz de la Comisión Europea afirma que no tiene constancia de fondos europeos destinados a ese presunto centro. Emma Claudine Ntirenganya, directora general de Comunicación en el Ayuntamiento de Kigali, niega que la capital ruandesa tenga nada que ver con ese supuesto proyecto. “No hay ninguna colaboración entre el Ayuntamiento de Kigali y SciTech DiploHub”, recalca.
La noticia ha provocado estupefacción en las autoridades locales. El abogado Kayihura Muganga Didas, vicerrector de la Universidad de Ruanda y presidente del Consejo de Kigali, responde tajantemente: “No sé nada de este centro”. El secretario general de la Asociación de Universidades Africanas, Olusola Oyewole, también aclara que “es falso” que su entidad participe en ese supuesto proyecto.
El Ayuntamiento de Barcelona no ha participado en ese proyecto ni sabía nadaPau Solanilla, excomisionado de Relaciones Internacionales del Ayuntamiento de Barcelona
Alexis Roig fue uno más de los numerosos ponentes que participaron, a comienzos de mayo en Kigali, en la conferencia anual de la Red Internacional para el Asesoramiento Científico Gubernamental, en la que supuestamente anunció la inauguración del Centro de Diplomacia Científica para África. Daan du Toit, director general de Ciencia e Innovación del Gobierno de Sudáfrica, también estaba en ese congreso. “No sé nada de ese centro, solo lo que dice la nota de prensa [enviada por SciTech DiploHub], de cuya existencia me enteré tras la conferencia en Kigali, pese a que yo estaba allí. Todo lo que puedo decir es que el Gobierno sudafricano no está implicado”, señala Du Toit. Su desconocimiento es significativo, porque su equipo impulsa una iniciativa similar, pero auténtica: la Capital de Diplomacia Científica para África, en Pretoria.
Pau Solanilla era hasta hace unas semanas el comisionado de Relaciones Internacionales del Ayuntamiento de Barcelona. Recuerda que el 2 de mayo recibió un mensaje de Alexis Roig, en el que le comunicaba que SciTech DiploHub había “cerrado un acuerdo superchulo” con la ciudad de Kigali, la Red de Academias Científicas de África y la Asociación de Universidades Africanas, para abrir un centro de diplomacia científica codirigido desde Barcelona. Roig le pidió unas declaraciones de apoyo y Solanilla le envió unas frases genéricas, asegurando que “la diplomacia científica y tecnológica es una herramienta central para la acción exterior de Barcelona y España”.
El 6 de mayo, el comisionado se topó con la noticia de que el Ayuntamiento de Barcelona había inaugurado ese mismo día en Kigali el Centro de Diplomacia Científica para África. “El Ayuntamiento de Barcelona no ha participado en ese proyecto ni sabía nada”, enfatiza Solanilla. Una portavoz oficial afirma que “en estos momentos” el consistorio “no tiene ninguna relación” con SciTech DiploHub ni con Alexis Roig, que, sin embargo, se presenta como “enviado jefe de Ciencia y Tecnología de Barcelona”.
Este periódico pidió el miércoles y el jueves a Roig alguna prueba de la existencia del Centro de Diplomacia Científica para África, sin recibir respuesta a los mensajes enviados a través de la aplicación WhatsApp. El director ejecutivo de SciTech DiploHub sí habló 20 minutos por teléfono con EL PAÍS el 23 de julio, con motivo de la supuesta cumbre mundial celebrada en Barcelona días antes, con 1.300 líderes globales, incluidos ministros, ganadores del Nobel y la princesa de Jordania, Sumaya bint Hassan, presidenta de la Real Sociedad Científica de su país. Roig no fue capaz de decir ningún nombre de esos presuntos asistentes.
—¿La princesa de Jordania estuvo?
—Sí.
—¿Estuvo presencialmente?
—No, estuvo en una videoconferencia.
Faris Alsaka, asistente de la princesa Sumaya bint El Hassan, explica a EL PAÍS que recibió una invitación para participar en un acto en Barcelona y la declinó. “Su Alteza Real no participó, ni en persona ni por videoconferencia”, sentencia.
¿Tienes más información sobre este caso u otros similares? Puedes escribirnos a mansede@elpais.es.
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