¿Equinos de la Edad de Hielo o caballos españoles? La polémica por el arte rupestre de la Amazonia
Una nueva investigación sugiere que en los murales de la Serranía de la Lindosa, en el Guaviare (Colombia), hay pinturas de animales extintos hace más de 8.000 años, incluidos perezosos gigantes y mastodontes
La serranía de la Lindosa, en el departamento del Guaviare, en la Amazonia colombiana, es uno de los lugares con más figuras de arte rupestre en el mundo. Científicos y pobladores locales estiman que en esta cadena de formaciones rocosas, de 12.000 hectáreas, hay más de 35.000 pinturas antiguas distribuidas en al menos 50 enormes paneles de piedra.
Allí, en esas paredes llenas de hermosos pictogramas ocres, un grupo de investigadores liderados por José Iriarte, de la Universidad de Exeter, en Inglaterra, ha descubierto y estudiado varias pinturas que podrían representar animales extintos en la Edad de Hielo o última glaciación, un periodo de tiempo que comenzó hace 110.000 años y terminó hace 10.000, aproximadamente.
Su trabajo, publicado recientemente en la revista Philosophical Transactions of the Royal Society, sugiere que en las pinturas hay un perezoso gigante, un gonfoterio o mastodonte (parecido a los elefantes contemporáneos), varios equinos amerindios de linajes antiguos (similares a los caballos salvajes de Mongolia), una extraña especie de cabra de tres dedos con trompa y otros mega animales extintos.
Sin embargo, investigadores colombianos independientes al estudio, que llevan varias décadas analizando estas pinturas, afirman que los dibujos son mucho más recientes y podrían representar animales contemporáneos, como chigüiros, toros, llamas y caballos.
Gaspar Morcote Ríos, investigador de la Universidad Nacional de Colombia y coautor del trabajo, recuerda con emoción el momento en el que su compañero Iriarte vio por primera vez en la Lindosa la pintura de lo que a su juicio es un mastodonte extinto hace más de 8.000 años. “Fue un momento inolvidable. Todos estábamos sorprendidos y maravillados con la pintura porque demuestra el detalle y la técnica con la que los indígenas amazónicos han plasmado el mundo de los animales”, cuenta Morcote por teléfono.
En el artículo científico, los investigadores afirman que hay al menos cinco imágenes de arte rupestre en La Lindosa que pertenecen a la Edad del Hielo. “La apariencia naturalista y las características morfológicas de las pinturas coinciden con las de los animales estudiados”, se lee en el documento.
Otro de los argumentos que sustentan su hipótesis es que han hallado restos de asentamientos humanos cerca de las pinturas de hace más de 10.000 años. Las fechas arqueológicas de las excavaciones en la Lindosa confirman la contemporaneidad de humanos y megafauna.
Morcote lo resume así: ”Creemos que estos animales extintos coexistieron con los primeros grupos humanos que empezaron a habitar esa zona hace 12.000 años. Y no solo coexistieron, sino que los pintaron de una forma muy realista y han sobrevivido hasta ahora”.
El científico explica que fue en 2021 cuando sospecharon que podía haber animales de la Edad de Hielo. “Nos dimos cuenta de que algunas de esas figuras no se parecían a la fauna amazónica actual”, dice Morcote. “En las paredes hay dibujos de venados, caimanes o serpientes ilustrados de una manera muy fiel, pero cuando vimos estos animales distintos pensamos que esas imágenes estaban haciendo alusión a fauna extinta”, concluye.
Semanas después, un colega experto en paleontología y morfología revisó los rasgos del cuerpo, la cara, los dedos y las escalas del tamaño de los animales frente a los humanos y estuvo de acuerdo en que podían ser megafauna extinta en la Edad de Hielo.
Sin embargo, varios investigadores colombianos que llevan décadas estudiando las pinturas rupestres de La Lindosa creen que Iriarte y Morcote están equivocados en sus conclusiones. Fernando Urbina, profesor especialista en pensamiento indígena amazónico, mitología y arte rupestre, opina que varios de los supuestos animales extintos son más bien representaciones de la fauna contemporánea que llegó a América con los españoles y los alemanes.
“El mastodonte del que ellos hablan es más parecido a una vaca o a un toro con cuernos, si se ve en perspectiva cenital-lateral, y los indígenas ya usaban la perspectiva mucho antes de que se la “inventaran” los europeos en el renacimiento”, explica Urbina. No es un mastodonte, insiste el profesor, porque esta especie tenía colmillos largos y trompa larga, y en este caso le faltaría alguno de los dos.
Para el investigador, el perezoso gigante puede ser un chigüiro o capibara. “La imagen del supuesto perezoso que encontraron no tiene cola y la característica principal de esta especie es una cola poderosísima en la que se apoyaban”. Sus dedos y la forma de apoyarlos tampoco parece las del perezoso, según Urbina.
El investigador insiste, por ejemplo, en que el caballo amerindio extinto es en realidad un caballo moderno español. “Es una pintura con un color muy fuerte, está muy reteñida, no puede tener los 8.000 años o más de antigüedad que se le atribuyen, sobre todo porque está al aire libre”. Para Urbina, las paleolamas de las que hablan en el artículo pueden ser simplemente llamas modernas. “Los indígenas de la zona conocían las llamas de hoy en día porque por ahí pasaban con ellas cargadas los comerciantes incas”.
Para defender su teoría, el profesor Urbina afirma que, en las mismas paredes, hay pictografías de cuatro caballos, cuarenta perros de guerra, tres escenas en las que los perros atacan a los indígenas, una espada y cuatro vacas, que se enmarcan en la época de la conquista española. “En la pintura se ven perros con coronas de púas en la cabeza y las patas acolchonadas para protegerlos de las espinas del suelo. Una imagen típica del siglo XV”, dice Urbina.
Virgilio Becerra, doctor en Antropología y Prehistoria de la Universidad Sorbona de París y experto en arte rupestre amazónico, coincide con Urbina. “Es difícil creer que estas pinturas sean de animales extintos de la Edad de Hielo, es posible, pero no es probable”, explica el investigador por teléfono.
Según Becerra, la gran mayoría de las imágenes de la Lindosa corresponden a representaciones de los rituales hechos por grupos indígenas en los últimos cinco siglos. “Nosotros hemos trabajado de cerca con los indígenas del lugar y nos cuentan que sus ancestros peregrinaron hasta esta serranía para hacer ceremonias en las que se incluía dibujar animales mitológicos, incluidos el capibara o el chigüiro”.
Por ahora, la polémica para definir qué es en realidad lo que representan los pictogramas de la Lindosa continúa. Los tres investigadores están tratando de obtener más pruebas que soporten o desmientan sus hipótesis. Sin embargo, a pesar de las diferencias, Morcote, Urbina y Becerra coinciden en dos puntos claves. El primero es que el siguiente paso para determinar el posible significado de las pinturas rupestres es utilizar tecnología de punta, que no se ha usado en Colombia hasta hoy, para fechar las pinturas directamente. El segundo, y el más importante, es que la Lindosa está en riesgo por los incendios forestales que arrasan la Amazonia colombiana: “Tenemos que proteger este lugar maravilloso que aún tiene mucho por descubrir”, dice Becerra.
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