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la crisis del coronavirus
Tribuna
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Naturaleza muerta

La misión de la OMS a Wuhan está preocupada por el contagio a través de carnes silvestres congeladas

Los investigadores de la OMS llegan al Instituto de Virología de Wuhan, el pasado 3 de febrero.
Los investigadores de la OMS llegan al Instituto de Virología de Wuhan, el pasado 3 de febrero.HECTOR RETAMAL (AFP)
Javier Sampedro

La misión a Wuhan de los expertos de la Organización Mundial de la Salud (OMS) no se saldó con la rueda de prensa que dieron a principios de febrero. Allí pusieron el acento en que el SARS-CoV-2 no se había escapado de un laboratorio de esa misma ciudad china que, en efecto, trabaja en coronavirus animales, sino que era una obra de la madre naturaleza encarnada en un murciélago y una especie intermedia no identificada aún. La genómica comparada, que averigua el pasado cotejando el texto del SARS-CoV-2 con el de todos los demás coronavirus conocidos, ya había alcanzado esa conclusión un año antes.

A lo que más se parece este agente pandémico es a los coronavirus de los murciélagos –recuerden la ‘ley de Enjuanes’: son mamíferos, vuelan y muerden—, pero su parecido no es suficiente para sostener que el salto del murciélago a la especie humana haya ocurrido hace un par de años. Las secuencias (gatacca…) serían entonces casi idénticas, y no lo son. Sus diferencias indican un origen común más antiguo, en el entorno de medio siglo. Pero si el virus hubiera saltado del murciélago al humano hace tanto tiempo, seguramente lo habríamos detectado antes. De ahí la hipótesis de la especie intermedia, a la que un folidoto escamoso y poco compatible con la estética llamado pangolín debe su triste fama actual. La misión científica de la OMS, armada con datos adicionales aportados por Wuhan, se entregó a fondo a refutar el bulo del origen artificial del virus.

El virus permanece infeccioso durante tres semanas en esos productos congelados o refrigerados

Pero hay otra cuestión importante que se hará pública pronto. Ya saben que los científicos son unos cotillas, aunque en el gremio se prefiera el término curiosidad para referirse a esa aptitud humana. Los expertos de la misión a Wuhan han puesto el ojo en los animales silvestres que se venden congelados en China. No tienen pruebas ni están persuadidos de que ese sea el origen de la pandemia, pero ven posible que desencadenara el primer gran brote detectado en un mercado de pescado y marisco de Wuhan, informa Dyani Lewis para Nature. El informe de la misión sobre este asunto se espera para la próxima semana.

La hipótesis de los animales silvestres congelados es muy del gusto de Pekín, que lleva meses intentando sacudirse el coronavirus de la chaqueta y echarle la culpa a las importaciones de productos congelados de cualquier otra parte, incluida Europa. Una investigación reciente de Danielle Anderson y sus colegas de Singapur, aún no revisada por científicos independientes, refuerza la idea de que el SARS-CoV-2 puede brotar a partir de la comida congelada o fresca. Lo que el trabajo demuestra, en realidad, es que el virus permanece infeccioso durante tres semanas en esos productos congelados o refrigerados. Los científicos de la OMS han examinado esos trabajos con mucha atención, y creen que son ciencia sólida y concienzuda. También se sabe que ha habido contagios ocasionales del personal que trabaja con la carne. En una semana tendremos directrices, y habrá que prestarles atención.

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