El coronavirus se ha llevado por delante 20,5 millones de años de vida
Un estudio estima que los muertos por covid fallecieron una media de 16 años antes de tiempo
El coronavirus ha provocado la muerte ya de más de dos millones de personas en todo el mundo. Pero no basta con contar los muertos. También hay que destacar lo pronto que se han ido. Un estudio estima ahora que se han perdido más de 20,5 millones de años de vida. El trabajo usa la diferencia entre esperanza de vida y los datos oficiales de fallecidos para llegar a esa cifra. También destaca que aunque la covid ha castigado especialmente a los mayores, esto no es igual en todo el mundo. Y, comparada con otras afecciones universales, no ha habido nada parecido en los tiempos recientes.
20.507.518 años de vida perdidos por culpa del SARS-CoV-2. Es el cálculo que han obtenido un grupo de investigadores al analizar el número total de fallecidos en 81 países (casi 1,3 millones) y teniendo en cuenta la esperanza de vida en cada estado. La cifra es una foto fija tomada con datos a 6 de enero de este año, así que ahora será mayor.
“Tenemos el número de muertos. Pero si queremos una evaluación seria del impacto de la pandemia hemos de tener en cuenta otras variables como la de los años de vida perdidos”, dice Héctor Pifarré i Arolas, investigador del Centro de Investigación en Economía y Salud de la Universidad Pompeu Fabra (CRES-UPF) y coautor del estudio. De media, cada fallecido ha muerto 16 años antes de lo que le habría correspondido.
En España se habrían perdido medio millón de años de vida
Pifarré i Arolas enseguida aporta otro elemento de la investigación, publicada en Scientific Reports. “Se tiende a decir que los que mueren por covid no estaban muy sanos, ya que suelen padecer comorbilidades”. Y también que se ceba con los viejos. Así que su esperanza de vida no sería mucho mayor ya sin la intervención del coronavirus. Sin embargo, los investigadores, entre los que también hay científicos de la Universidad de Oxford y el Instituto Max Planck de Investigación Demográfica de Alemania (MPIDR, por sus siglas en inglés), compararon los años perdidos por el virus con los restados por los accidentes de tráfico, las enfermedades coronarias o la gripe.
El total de años perdidos por muerte prematura provocada por la covid es entre un cuarto y la mitad mayor que los debidos a problemas cardíacos. El intervalo se debe a la variación de los datos de cada país. En el caso de los fallecimientos por accidentes de tráfico, el coronavirus supera su impacto entre 2 y 8 veces. Pero la comparación más dramática es con la gripe. Aquí, hay lugares donde se han perdido 9 veces más años por el coronavirus que en el peor año de influenza de las dos últimas décadas. “Al comparar nuestros datos con los de la gripe y las enfermedades coronarias buscábamos poner en contexto su verdadero impacto”. Ambas también afectan más a las personas con peor salud.
El trabajo confirma que el coronavirus le ha dado más duro a los mayores, pero a medias. Un cuarto de los años de vida perdidos lo fueron entre los que tenían más de 75 años. Pero otro 44,9% le correspondía vivirlos a personas de entre 74 y 55 años. Si el corte se pone por debajo de ese año, la cifra sigue siendo significativa: desde los 54 se concentra un tercio del tiempo que ya no se vivirá.
La covid no es tanto una enfermedad de los viejos como “una enfermedad de los frágiles”Héctor Pifarré i Arolas, Centro de Investigación en Economía y Salud de la Universidad Pompeu Fabra
Pero es que al comparar por países, lo de los ancianos se matiza aún más. Mientras en lugares como Australia, Suiza o Dinamarca apenas se han perdido anualidades entre los más jóvenes, en Nepal, Kenia o Togo son los menores de 55 años los que más pierden. Y hay una decena de países en esta última lista. Por ejemplo, si la media de años perdidos por muerte es de 16 años, en Perú sube hasta 20,2. Al hecho de que la esperanza de vida de los mayores sea inferior en muchos países menos desarrollados, Pifarré i Arolas añade que “la población joven soporta una mayor carga de morbilidad”. Así que la covid no es tanto una enfermedad de los viejos como “una enfermedad de los frágiles”.
El investigador del MPIDR Enrique Acosta recuerda que en muchos países en vías de desarrollo aún están en una fase de la transición epidemiológica en la que las enfermedades infecciosas son un gran lastre para en la esperanza de vida. “Pero no han terminado de salir de esta fase y ya están entrando en la de las enfermedades crónicas”, detalla el también coautor del estudio. Por ejemplo, la diabetes, reconocido factor de riesgo en la covid “tiene una mayor prevalencia en muchos países africanos que en otros más avanzados”, añade Acosta.
En cuanto a España, a fecha del 4 de enero de 2021 y con 50.899 muertes computadas, el total de años de vida perdidos era de más de medio millón: 572.567. La media de vida perdida por cada fallecido fue de 11,4 años.
Tanto los datos españoles como los globales hay que tomarlos en su contexto. Además de provisionales, hay cuestiones de fondo que los relativizan, como el exceso de fallecidos durante la pandemia respecto a otros años. Además, solo incluyen información de 81 países de una pandemia aún en pleno apogeo y, como destacan los autores, a la que no se la ha dejado moverse y se la ha combatido con fuerza.
Acosta aclara que los millones de años de vida perdidos deben estar sobrevalorados. “La esperanza media de vida en un país es mayor que la de muchos de los infectados que acabaron muriendo, debido a sus comorbilidades previas”, recuerda. Pero también reconoce que la incertidumbre sobre el número real de fallecidos por covid introduce otro sesgo, esta vez a la baja.
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