La pérdida del satélite español Ingenio se debió a un “fallo humano”
Unos cables mal conectados en el motor del lanzador arruinan una misión que costó 13 años de trabajo y 200 millones de euros
El primer satélite desarrollado por España para la observación terrestre se ha perdido por un “fallo humano”. Así lo han explicado hoy responsables del lanzamiento a bordo de un cohete europeo Vega que debía poner en órbita al SeoSat-Ingenio, un satélite en el que España había invertido diez años de trabajo y 200 millones de euros.
Todo tras el lanzamiento del cohete desde el puerto espacial europeo de la Guayana Francesa fue bien hasta que se encendió el AVUM, el motor que debía llevar al satélite español y a su compañero de viaje, otro artefacto francés, a sus órbitas definitivas.
Unos ocho minutos después del lanzamiento, sus responsables detectaron que el satélite se separaba de la trayectoria establecida. El artefacto comenzó a “tambalearse” y “perdió el control”, lo que ha impedido poner los satélites en órbita y ha dado al traste con ambas misiones, según ha explicado Roland Lagier, director técnico de Arianespace, en una rueda de prensa celebrada este martes.
Tras el fallo, el lanzador con los dos satélites cayó de vuelta a la Tierra y se estrelló en una zona “completamente deshabitada” del Ártico, cerca del punto de caída de la tercera etapa del cohete, según la Agencia Espacial Europea.
Tras la pérdida de los satélites esta madrugada los ingenieros analizaron los datos de telemetría y las especificaciones de fabricación del cohete Vega. Su conclusión es que el fallo está en cables que se conectaron al revés, de manera que los motores que controlan la trayectoria del cohete no han funcionado correctamente.
El SeoSat-Ingenio no estaba asegurado, según la Agencia Espacial Europea
Lagier ha destacado que se trata de un “fallo humano” durante el ensamblaje del cohete, no un fallo de diseño. La compañía francesa Arianespace, responsable del lanzamiento, y la Agencia Espacial Europea (ESA) han formado una comisión de investigación para detallar las causas del fallo y recomendar cambios. “Quiero presentar mis más profundas disculpas a nuestros clientes”, ha dicho Stephane Israël, director ejecutivo de Arianespace. “Desafortunadamente esto es parte de la vida en los lanzamientos espaciales”, ha añadido.
El satélite SeoSat-Ingenio no estaba asegurado, ha explicado Joseph Aschbacher, director del programa de Observación de la Tierra de la ESA. El satélite era un proyecto impulsado por el Ministerio de Ciencia que dirige Pedro Duque en el que participaban varias empresas españolas lideradas por Airbus con un coste total de 200 millones de euros.
El ministro Pedro Duque ha dicho en un tuit: “Decepcionado por la pérdida de la misión #VV17 que llevaba el SeoSat-Ingenio hacia su órbita. No obstante, este proyecto ha permitido a la industria española demostrar su habilidad para desarrollar sistema espaciales completos y obtener nuevos contratos como el de la misión LSTM firmado recientemente”. Esa misión supone que España liderará un proyecto de 380 millones de euros para desarrollar un satélite europeo de observación de la temperatura de la superficie terrestre.
El cohete Vega sufrió un accidente el pasado 10 de julio por el que se perdió un satélite espía del ejército de Emiratos Árabes Unidos. En este caso el fallo estaba en la segunda etapa del cohete. Arianespace asegura que ese problema se corrigió y la compañía realizó un lanzamiento exitoso sin problemas. El fallo del cohete de hoy “no tiene nada que ver” con el de julio, ha asegurado Lagier. El satélite emiratí sí estaba asegurado por 415 millones de dólares, lo que supuso la mayor pérdida de este tipo registrada en el sector aeroespacial, según Spacenews.
El lanzamiento de cualquier misión espacial desde el puerto espacia de Kurú involucra a un gran número de empresas y entidades públicas. En este caso el responsable del lanzamiento es la empresa francesa Arianespace, que utiliza para ello el cohete Vega, que fue desarrollado por la Agencia Espacial Italiana y la Europea (ESA) y que ahora comercializa la empresa italiana Avio. En este lanzamiento la ESA actuaba como cliente de Arianespace para el lanzamiento, con lo que era esta agencia la que debía tener un seguro sobre los satélites lanzados, algo que no es habitual cuando se trata de misiones “institucionales” como en este caso, explica la ESA. Tras la pérdida de la misión, España seguirá dependiendo de terceros para poder verse a sí misma desde el espacio. “Estamos estudiando cómo conseguir por otros medios los servicios de imagen por satélite que nos iba a proporcionar Ingenio”, explican fuentes del Ministerio de Ciencia.
La pérdida de Ingenio, un proyecto que arrancó en 2007, es un duro golpe para la pujante industria aeroespacial española, pues en este se cifraba la intención de que España fuese capaz de desarrollar tecnología propia para escudriñar el territorio sin depender de otros países. Una anécdota militar ilustra su importancia, aunque sus usos previstos eran principalmente civiles. En julio de 2002 el entonces ministro de Defensa Federico Trillo informaba de la toma de la isla de Perejil por tropas españolas con aquel famoso: “Al alba y con tiempo duro de levante…”. Tras aquella escaramuza con Marruecos —que acaba de lanzar su primer satélite espía— había un hecho sonrojante para algunos mandos militares. España no tuvo imágenes de lo que pasaba en el islote porque dependía de un satélite de Francia que, misteriosamente, sufrió problemas técnicos.
“Ahora mismo estamos en un tobogán de emociones entre la tristeza y el orgullo”, explica Demetrio Zorita, ingeniero de la empresa Sener que había trabajado ocho años desarrollando parte del satélite. “El poso que nos queda es el conocimiento y la tecnología acumulados para desarrollar este satélite y la posibilidad de reactivar una misión así en el futuro. En el fondo así es como un país construye sus capacidades en el espacio”, ha añadido.
El artefacto tenía previsto orbitar a 670 kilómetros de altitud pasando por los polos e iba a ser capaz de cubrir todo el territorio de España ocho veces al año. Sus imágenes servirían para cartografía, agricultura, gestión de recursos naturales (nivel de los embalses), emergencias y seguridad, por ejemplo alertar de incendios, indicar el nivel de nutrientes de un cultivo para saber cuánto fertilizante usar o detectar construcciones ilegales. El ministro de Ciencia, Pedro Duque, presentó la semana pasada en el Consejo de Ministros un detallado informe sobre todos los servicios que podía dar el satélite a las Administraciones públicas.
El instrumento también habría tenido usos militares, sobre todo como complemento de Paz, un satélite de radar del Ministerio de Defensa que fue lanzado con éxito en 2018.
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