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¿Qué es la fosfina y por qué puede ser un indicio de vida fuera de la Tierra?

Un gas que huele a ajo y pescado podrido podría ser la primera prueba de vida extraterrestre en Venus, aunque aún queda mucho trabajo para comprobarlo

Representación de la fosfina, compuesta por un átomo de fósforo (rojo) y tres de hidrógeno.
Representación de la fosfina, compuesta por un átomo de fósforo (rojo) y tres de hidrógeno.ESO/M. Kornmesser/L. Calçada &
Nuño Domínguez

Científicos de Europa y EE UU han anunciado este lunes la primera observación de fosfina —o fosfano— en las nubes altas de Venus. Dicen que solo encuentran dos posibles explicaciones: o bien hay procesos geoquímicos desconocidos o bien hay vida en el planeta más cercano a la Tierra. Confirmar este resultado puede llevar meses, pero refutar que se debe a procesos biológicos puede llevar años o incluso décadas. Esto es lo que se sabe de la fosfina y su relación con la vida.

¿Qué es la fosfina?

Es un gas incoloro que huele a ajo y a pescado podrido. Este gas tóxico se usa como insecticida y raticida e incluso posiblemente en atentados terroristas del ISIS. La fabricación de metanfetamina, una droga ilegal también genera este gas. La industria electrónica lo usa en los cristales de silicio de los circuitos electrónicos. La molécula de fosfina (PH3) es como una pirámide. En la punta hay un átomo de fósforo —un elemento esencial para la vida tal y como la conocemos— y en la base tres átomos de hidrógeno.

¿Si hay fosfina hay vida?

En nuestro planeta este gas generalmente aparece asociado a la vida. Se ha hallado en rocas cubiertas de excrementos de pingüinos, en aguas fecales y en los intestinos de animales. Generalmente se asocia con la presencia de microbios que viven en entornos donde no hay oxígeno. Pero también hay fosfina en las atmósferas de Júpiter y Saturno. En estos planetas su origen es totalmente ajeno a la vida: en sus núcleos se dan temperaturas de cientos de grados y altísimas presiones que bastan para formar la fosfina, que después asciende hasta las capas altas de la atmósfera. El año pasado, el equipo científico que ha hecho el anuncio de este lunes publicó un estudio en el que concluían que la presencia de fosfina en cualquier planeta rocoso con temperaturas templadas es un biomarcador que no tiene falsos positivos. Esto quiere decir que su presencia solo puede deberse a la vida.

¿Es Venus habitable?

Venus es el planeta más cálido del sistema solar. Su superficie es un infierno a más de 400 grados y con una presión tan alta como la que hay a 1.600 metros bajo el mar. Su atmósfera está hecha principalmente de dióxido de carbono y nubes de ácido sulfúrico, una combinación tóxica que genera un efecto invernadero descomunal. A unos 50 kilómetros de la superficie, en cambio, las nubes de Venus están a una temperatura templada de unos 25 grados y con una presión similar a la Tierra.

¿Qué se ha observado?

La primera señal de fosfina en las nubes de Venus se captó con el telescopio James Clerk Maxwell, en Hawái. La luz existe en muchas formas diferentes que dependen en parte de su longitud onda. En este caso lo que se captó fueron las ondas de radio emitidas por regiones de la atmósfera de Venus cuya absorción de la luz solar delata la presencia de átomos de fosfina. La longitud de onda de la señal es de 1,1 milímetros. Si imaginamos que la luz se mueve describiendo una trayectoria con forma de uves encadenadas (vvvvvvvv), la longitud de onda sería la distancia entre los dos picos superiores de la primera uve.

La observación no fue concluyente. Un año después, el mismo equipo usó el telescopio ALMA, en Chile, con mucha más potencia para captar estas ondas submilimétricas. Este instrumento captó una señal concluyente de fosfina. La atmósfera de nuestro planeta contiene una parte de fosfina entre 10 billones. En Venus en cambio, se vieron entre cinco y 20 partes por cada 1.000 millones, explica Clara Sousa-Silva, astrónoma del MIT y coautora del estudio. Según sus análisis, esta concentración solo puede deberse a la presencia de fenómenos geoquímicos desconocidos o a la presencia de vida.

El problema es que solo se ha captado una de las muchas clases de ondas que emite este compuesto. Hay por lo menos otras dos que podrían detectarse, pero el equipo aún no lo ha conseguido, en parte porque lo dificulta la atmósfera terrestre.

¿Se ha demostrado la existencia de vida en Venus?

Ni mucho menos. Para empezar, no está claro que lo que han visto sea fosfina. Aunque el equipo ha hecho un exhaustivo trabajo de simulación para descartar que otro compuesto químico puede emitir la misma señal, no se puede descartar que la señal de fosfina se deba a otro compuesto. Que haya fosfina no quiere decir que haya vida. Este compuesto podría producirse en Venus sin necesidad de presencia biológica, por ejemplo por procesos geoquímicos no conocidos. Hay que tener en cuenta que Venus, a pesar de su cercanía, es un planeta mal conocido debido a lo complicado que ha sido estudiarlo con sondas espaciales. Muchas de ellas se desintegraban pocos minutos después de llegar a su superficie.

¿Cómo podría confirmarse si hay vida en Venus?

Primero hay que confirmar que hay fosfina. La forma más rápida sería detectar luz emitida por este compuesto usando telescopios infrarrojos. Los responsables del hallazgo van a usar el IRTF, un observatorio de este tipo construido en el Observatorio de Mauna Kea, en Hawái. También tienen intención de emplear el Sofía, montado sobre un avión comercial que asciende a las capas altas de la atmósfera terrestre para hacer observaciones. Estas observaciones estaban programadas para 2020, pero no se han podido hacer debido a los problemas logísticos generados por la pandemia de covid.

¿Cuánto se tardará en confirmar o refutar estas observaciones?

Los científicos esperan poder confirmar sus observaciones usando telescopios infrarrojos en enero de 2021. Además es de esperar que otros observatorios comiencen a analizar Venus en detalle en busca de nuevas señales. Lo difícil vendrá si esto sucede y otros instrumentos ven fosfina. Entonces se abrirá una carrera mucho más compleja para intentar averiguar su origen. Para Kevin Zahnle, científico de la NASA, puede llevar más de 10 años refutar que en Venus no hay vida. En último término solo se podrá saber la respuesta enviando allí misiones espaciales robóticas o incluso estaciones científicas orbitales tripuladas, algo que puede llevar décadas o incluso siglos.

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Sobre la firma

Nuño Domínguez
Nuño Domínguez es cofundador de Materia, la sección de Ciencia de EL PAÍS. Es licenciado en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid y Máster en Periodismo Científico por la Universidad de Boston (EE UU). Antes de EL PAÍS trabajó en medios como Público, El Mundo, La Voz de Galicia o la Agencia Efe.

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