Las tres derechas chilenas miden sus fuerzas frente a la izquierdista Jara en la carrera a La Moneda
El ultra Kast parte con ventaja ante el libertario Kaiser y la representante de la derecha tradicional Matthei para pasar este domingo a la segunda vuelta


Las presidenciales de este domingo 16 en Chile se vivirán como una primaria de la derecha, aunque en realidad se trate de la primera vuelta de las elecciones. Ante los 15,7 millones de electores convocados obligatoriamente a las urnas, la oposición a Gabriel Boric llega dividida —no logró hacer primarias oficiales en junio—, pero fuerte y con ventaja. Uno de los tres candidatos de derechas —el ultraconservador José Antonio Kast, el libertario radical Johannes Kaiser o la representante de la derecha histórica o moderada, Evelyn Matthei— pasará con probabilidad a la segunda vuelta junto a Jeannette Jara, la abanderada única del oficialismo de izquierda, que este domingo puede ser la más votada. Pero en segunda vuelta, que se celebrará el 14 de diciembre, la derecha se unirá para enfrentarse a la izquierda. Las tres derechas chilenas, entonces, serán una sola para impedir que llegue al poder una militante de Partido Comunista (PC).
Jara ha hecho esfuerzos importantes por mostrarse como candidata de centroizquierda y no solo del PC, aunque su propio partido ha dificultado la campaña. Ha anunciado, incluso, que dejará de militar o suspenderá su filiación, en un gesto de unidad y apertura. Es lo que espera el mundo de la centroizquierda en la etapa que comenzará del domingo. Como lo explicó en EL PAÍS el exministro de Hacienda de Boric, Mario Marcel, socialista, entre primera y segunda vuelta Jara deberá hacer un gesto político importante para despejar las aprensiones respecto del papel que el PC jugará en su hipotético Gobierno.
Las derechas han mostrado en esta campaña que sus diferencias son sobre todo de énfasis y de estilos, pero no tanto de fondo. La derecha tradicional, que protagonizó la transición de la democracia desde 1990, no se ha diferenciado mucho en esta campaña de las nuevas derechas de Kast o Kaiser. La candidata Matthei ha tenido intervenciones duras con respecto a la delincuencia —cárcel o cementerio, prometió en el último debate televisivo del lunes— y a la propia dictadura de Augusto Pinochet. Aunque luego se ha disculpado, la candidata de derecha histórica —liberal en derechos individuales— ha llegado a decir que los muertos luego del golpe de Estado de 1973 eran inevitables, al menos en los primeros años. Aunque en esta etapa ha aumentado sus críticas a Kast (este miércoles aseguró que el libertario le parece “más grato” que el republicano), nadie duda de que las derechas se unirán para evitar a Jara y que, de ganar, conformarán Gobierno.
El republicano Kast y el libertario Kaiser compiten unidos para las parlamentarias. Es decir, existe entre ellos un acuerdo previo importante. Desde la derecha tradicional, a su vez, han explicado en privado que las diferencias con las derechas extremas no son de fondo en los asuntos que ocupan a Chile, es decir, la delincuencia, el crecimiento económico y el control de la migración irregular. Si Kast promete recortar el gasto público en 6.000 millones de dólares en 18 meses, Matthei —que ha cuestionado, como todos, la viabilidad de aquel plan— ha hablado de una tijera de podar en el Estado. Es decir, anuncia recortes específicos: cuidados, pero recortes.
Las tres derechas medirán fuerzas este domingo para elegir la punta de lanza para enfrentar unidas a la izquierda, aunque este proceso se verá complicado si Kaiser supera a Kast, un escenario improbable pero no imposible. Partidos de la derecha liberal como Evópoli, parte de la coalición Chile Vamos que apoya a Matthei, han mostrado públicamente su resistencia a Kast: el presidente, Juan Manuel Santa Cruz, dijo a mediados de agosto que “le dolería la guata” (el estómago) gobernar con el republicano. Hacerlo con Kaiser, por lo tanto, provocaría una enorme resistencia en los sectores menos doctrinarios de la derecha, como el propio partido Evópoli.
Pero, como sucedió hace cuatro años con el Partido Socialista y el Frente Amplio de Boric —un partido histórico que se plegó a uno nuevo que amenazaba con destronarlo—, no resulta difícil imaginar que en esta ocasión las convicciones pesen menos que el interés por volver al Gobierno.
Matthei no fue Angela Merkel, como prometía, Kast se volvió menos Javier Milei que Giorgia Meloni y Kaiser, que quedó en la punta extrema, no se mueve de su libreto radical, con lo que empuja inesperadamente a las otras dos derechas al terreno de la moderación, donde ni Matthei ni Kast habrían estado en el pasado. Kast, Kaiser y Matthei comparten una mirada catastrófica del presente chileno, del desempeño del Gobierno de Boric -“niño descarado”, lo llama Matthei- y de la candidata Jara, blanco de todas las críticas posibles. Los unen, además, los hilos invisibles de la derecha económica que ha intentado en esta campaña presidencial mantener las riendas firmes de los candidatos opositores para que muerdan al frente y no entre ellos mismos.
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