En qué se diferencian las tres derechas chilenas que aspiran llegar a La Moneda
Ya hay tres candidatos de la oposición a la Presidencia para las elecciones de noviembre: Evelyn Matthei, más liberal; José Antonio Kast, conservador en libertades individuales; y Johannes Kaiser, libertario


Las derechas en Chile están sumergidas en el modo campaña para las elecciones presidenciales y parlamentarias que se celebrarán el próximo noviembre. A diferencia de las izquierdas, que aún no definen sus cartas para La Moneda, en el bloque conservador ya hay tres candidaturas en marcha: Evelyn Matthei, de Chile Vamos, el bloque de la derecha tradicional y la favorita según todos los sondeos; José Antonio Kast, del Partido Republicano, del ala extrema; y Johannes Kaiser, que está en proceso de formación del Partido Nacional Libertario, el más radical de todos, que en las últimas semanas ha desbancado a Kast en los sondeos. Para los analistas, la gran diferencia recae en que en conglomerado moderado está más dispuesto a negociar con la izquierda o, visto desde el sector más radical, menos dispuesto a ceder en ciertos principios para llegar al poder. Aclaran, sin embargo, que la diversidad no radica tanto en las propuestas, sino en los estilos para enfrentar la delincuencia, la migración ilegal y el crecimiento económico.
Matthei, economista de 71 años, es una figura política que ha estado en la primera línea desde finales de los 80 y en estas presidenciables representa a Evópoli, Renovación Nacional (RN) y la Unión Demócrata Independiente (UDI). Es de la derecha liberal. Kast, abogado de 59 años, abandonó la UDI en 2016 para fundar su propia formación, el Partido Republicano, con un discurso más duro, sobre todo en lo relativo a las libertades individuales. Ambos líderes participaron en la campaña por el Sí, en el plebiscito de 1988, a favor de la continuidad de Augusto Pinochet. Kaiser, de 59 años y sin título universitario, es el rostro más nuevo y díscolo. En 2022 llegó al Congreso como militante republicano, pero renunció a sus filas dos años después, tras rechazar la segunda propuesta constitucional redactada por un órganos dominado por las derechas. Consideraron que traicionaba los principios que defendía el sector. Así, corrió el cerco de la derecha más al extremo y hoy lidera una propuesta libertaria en la misma línea que Javier Milei, el presidente argentino.
¿En qué se diferencian estos tres proyectos? Rodrigo Pérez de Arce, investigador asociado a Faro UDD, señala que hay dos líneas: la de las ideas y la de los estilos. “Uno puede decir que la derecha tradicional se ha ido moviendo hacia el centro no sólo en su idea, sino que también en su estilo, que ha tratado de ser más moderado y, en general, de tener una mayor disposición a negociar con el Gobierno de Boric, como se vio con la reforma de pensiones. Mientras que en la derecha radical, eso no está presente, al contrario: la pureza ideológica es su gran activo, junto con un estilo muy de denuncia y muy disruptivo”, apunta. Y entre Kast y Kaiser, considera que el republicano no es demagogo, ni populista, mientras que el libertario “coquetea” con el lenguaje populista, porque está presente esta idea “de la casta política, de los políticos de siempre, y él intenta explotar esa veta”.
El abogado y exasesor comunicacional del Partido Republicano, Patricio Dussaillant, ve los apoyos de gran parte de Chile Vamos a la reforma de pensiones presentada por la Administración de izquierdas como que “estuvo dispuesto a ceder por algún fin electoral”. En el ala de la derecha más dura, por su parte, “están dispuestos a pagar los costos políticos, aunque bajen en las encuestas, pensando que en algún minuto van a tener una retribución en votos por la coherencia”.
En la última encuesta Cadem, Matthei lidera las preferencias con un 20%, seguida por el libertario, con un 13% -en diciembre marcaba 5%- y la expresidenta socialista Michelle Bachelet (12%). En cuarto lugar aparece Kast, que ha visto cómo a medida que Kaiser gana terreno, él retrocede. Ambos comparten un nicho duro de hombres sobre 45 años, de sectores medio bajo, que se definen tanto de derecha como de izquierda y apolíticos.
Cristóbal Rovira, profesor del Instituto de Ciencia Política de la Universidad Católica, e investigador del fenómeno de la ultraderecha, señala que en uno de sus estudios descubrió junto a su equipo que hay tres tipo de votantes en la derecha: el convencional, que le cuesta mucho cruzar las fronteras a la ultraderecha. Son conservadores, pero con límites, a favor del aborto en tres causales y no son antifeministas. El segundo votante es ultra y la mayoría era del ala convencional, pero se sienten defraudados de ella. “Dicen que se vendieron, que ya no profesan las ideas de la derecha de verdad. Son los que los tildan de la derechita cobarde. Demandan mano dura y son muy conservadores en lo moral, en los temas de género o la educación sexual”, explica el académico. Y el tercer votante es de derecha seca, podría votar por o por otro sin grandes problemas. “Es el que quiere desalojar a la izquierda sí o sí”, añade.
En respuesta al discurso radical de Kaiser, el republicano Kast ha elevado el tono en las últimas semanas. Este viernes, por ejemplo, sostuvo que asume “la responsabilidad que se requiere para convertir a Chile en el país más seguro de Latinoamérica”. El presidente de su partido, Arturo Squella, aseguró en Radio Infinita que el candidato estaría dispuesto incluso a “no poder salir de Chile” y a “ser perseguido por los organismos internacionales” con tal de lograr su objetivo. Kast está “en la mitad de un sándwich”, dice Pérez de Arce: “A medio camino entre Kaiser y Matthei. En el fondo, o sacrificas pureza o sacrificas centrismo, pero tienes que sacrificar algo”.
Rovira separa a los tres candidatos solo en dos grupos: derecha tradicional y ultraderecha. La apertura a llegar a consensos es lo que diferencia a Chile Vamos. A Kast y Kaiser la trayectoria política y organizacional. “Kast es un hombre que viene de la élite política y Kaiser es un paracaidista, un tipo que viene de fuera del sistema. Sus redes están mucho más en las redes sociales, no tiene experiencia política, aún cuando es diputado, pero hace no mucho tiempo”, dice. En términos de propuesta, el académico señala que el libertario va a “apretar más la tuerca”, pero los dos van a decir que hay que achicar el Estado, que las políticas de género han avanzado demasiado, etcétera. “Solo que Kast puede ser más cuidadoso, precisamente porque tiene experiencia”.
Una de las interrogantes aún abiertas es si habrá primarias en las derechas en junio próximo, cuando deberían celebrarse. Matthei se muestra a favor –al menos en lo discursivo–, pero Kast y Kaiser han dicho no estar dispuestos. Dussaillant, académico de la Facultad de Comunicaciones de la Universidad Católica, plantea que a Kaiser no le conviene ir a primarias. “Las primarias funcionan en base a místicas y militantes y para eso se necesita una estructura de partido a nivel nacional que Kaiser no tiene”, afirma. El Partido Republicano, en cambio, cuenta con 60 consejeros regionales y 233 concejales electos en los comicios del pasado octubre. “Si lo que quiero pactar es una lista parlamentaria conjunta entre ambos partidos, veo un poco suicida hacer una primaria. A Kaiser le conviene en algún minuto bajarse a favor de Kast. O a Kast a favor de Kaiser. Va a depender de cómo marchen las encuestas. Y una primaria conjunta de toda la derecha… creo que es inviable”, señala.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
¿Tienes una suscripción de empresa? Accede aquí para contratar más cuentas.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.
Sobre la firma
