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Juan Pardo, sociólogo: “La emergencia de Kaiser es síntoma de un malestar social subterráneo que aún no se ha expresado en toda su magnitud”

El experto en opinión pública, socio y director de Feedback, analiza el panorama chileno a ocho meses de las primeras presidenciales con inscripción automática y voto obligatorio

Juan Pardo director de Feedback, en Santiago, Chile, el 25 de marzo del 2025.
Ana María Sanhueza

Cuando faltan ocho meses para las elecciones presidenciales chilenas y el plazo para la inscripción de los aspirantes avanza a contrarreloj, el panorama político “está abierto y fragmentado”. Es lo que observa al sociólogo y especialista en opinión pública Juan Pardo (Concepción, 67 años), socio y director de la consultora Feedback. De las principales candidaturas, tres son de la oposición: la economista Evelyn Matthei, de la derecha tradicional, quien lidera las encuestas; el republicano José Antonio Kast, de la ultraderecha, y Johannes Kaiser, un diputado libertario que está aún más a la derecha de Kast y cuya irrupción en las encuestas aunque es reciente, está provocando ruido. En el oficialismo, en tanto, se instala Carolina Tohá, del PPD, partido de la centroizquierda, que renunció al ministro del Interior del Gobierno de Gabriel Boric para iniciar una carrera a La Moneda. El resto de las fuerzas políticas –el PS, el Frente Amplio y el PC- aún no se definen.

Pregunta. A la luz de los últimos sondeos, ¿cómo ve el panorama presidencial?

Respuesta. Según lo que observamos en las encuestas, el actual panorama presidencial está abierto y fragmentado, puesto que a diferencia de 2021, hoy no existen figuras hegemónicas que aglutinen mayorías estables, sólidas y crecientes. Matthei, quien se instaló tempranamente como la carta principal de la oposición, con una ventaja estructural debido a su alta visibilidad y evaluación positiva, está teniendo dificultades para ampliar su base de apoyo. En tanto, el oficialismo recién está construyendo una alternativa competitiva con Tohá, revitalizando un eje progresista que parecía debilitado tras el plebiscito de 2023.

P. ¿Qué datos le llaman más la atención?

R. Varios aspectos: uno, la condición inédita de estas elecciones con inscripción automática y voto obligatorio, que movilizará a una gran cantidad de nuevos electores con patrones de conducta desconocidos, cuestión que podría anticipar altos niveles de voto nulo, blanco y abstención; dos, la creciente volatilidad que se observa en los segmentos más jóvenes, que hoy parecen no estar comprometidos con ningún candidato; y tres, la irrupción de Johannes Kaiser, un liderazgo tipo Milei, de narrativas polarizantes, que logra instalarse en la carrera presidencial sin una estructura partidaria tradicional.

P. ¿Es de los que piensa que Matthei está estancada o a la baja?

R. Siempre se corren riesgos al estar como front runner. Más que una baja en la intención de voto, creo que se trata de un estancamiento, quizás provisorio; en todo caso, era una situación previsible, ya que fuera de la alcaldía se redujo sensiblemente su exposición pública y, de paso, difuminó y perdió fuerza simbólica su rol como gestora. En este sentido, ha sido víctima de la sobreexposición anticipada, proyectando una figura que no ha logrado instalar un relato renovado de su sector que represente a mayorías más amplias que las partidarias.

P. ¿En qué medida le afecta a Matthei la irrupción de Kaiser?

R. Matthei está en la disyuntiva de tener que adoptar un discurso y tono más duro, especialmente en los temas de seguridad, con un lenguaje que podría distanciarla de sectores moderados. Por otro lado, el arribo de Kaiser como opción viene a fragmentar el campo opositor, dificultando la agregación de fuerzas en una eventual primera vuelta.

P. ¿Él es fuerte o solo un fenómeno pasajero?

R. Es difícil saber cuánto durará el fenómeno Kaiser; por el momento su principal desafío es superar los límites estructurales de una orgánica recién estrenada y en pleno crecimiento. A pesar de su novísimo partido inscrito en casi todas las regiones del país, hasta el momento no se observa con claridad una red territorial con liderazgos locales visibles ni una base social consolidada; pero es indiscutible que la emergencia de su figura es síntoma de un malestar social subterráneo que aún no se ha expresado en toda su magnitud. Quizás si logra articular una agenda populista, emocional y antisistema que sea efectiva podría tener alguna opción real de mantenerse en posiciones competitivas, pero estimo que su potencial de crecimiento es más bien reactivo que expansivo.

Juan Pardo en las oficinas de Feedback en el sector oriente de Santiago.

P. ¿Y Kast? ¿Se desinfla en este tercer intento presidencial?

R. Aunque es notoria su pérdida de protagonismo en los sondeos desde principios de 2025, aún no se puede afirmar que esté fuera de carrera; en cualquier caso, enfrenta una paradoja: ha institucionalizado su figura, perdiendo algo de su carácter disruptivo, y sin lograr alcanzar a porciones más conservadoras del centro político; el que se desinfle o no dependerá de cómo logre en su despliegue reinterpretar su identidad; si insiste en el mismo libreto de 2021, lo más probable es que su techo sea más bien bajo.

P. A Matthei la vemos más dura de lo que es, sobre todo en materia de seguridad. ¿Busca evitar que los votos se le vayan por su derecha? ¿Es correcta esta estrategia?

R. Al parecer se trata de un giro táctico que busca blindar ese flanco, como una especie de contención del votante de derecha; en este sentido, su insistencia en el tema de seguridad y la crítica reiterada al Gobierno es parte de lo mismo. Sin embargo, creo que este énfasis hacia un liderazgo más duro podría eventualmente entrar en tensión con su perfil más liberal en lo valórico, lo que podría llegar a traducirse en una figura ambigua del espectro ideológico, difícil de clasificar. Probablemente, en el corto plazo la dureza de su discurso pueda considerarse como una estrategia útil, pero si ella no logra sumar a porciones significativas del centro político y solo se dedica a contener la merma del voto de derecha, corre el gran riesgo de quedar atrapada en una porción del electorado insuficiente para competir con éxito en una segunda vuelta.

P. Matthei dijo que no habría primarias en la derecha, y se acaba el tiempo. ¿Qué impacto tendrá en la derecha la poca visibilidad cuando el oficialismo estará compitiendo, por ejemplo, con franjas y debates?

R. Con tres candidatos tan perfilados en la derecha, hasta el momento parece improbable que se realice una elección primaria. Si la derecha se margina del proceso, perderá protagonismo mediático y simbólico justo cuando el oficialismo se enfrente al mismo proceso de definiciones. La amenaza que se cierne sobre el sector es volver a repetir el error de 2013, cuando Matthei tuvo que improvisar como candidata de última hora.

P. ¿Cómo ve la performance de Carolina Tohá estas primeras semanas? Da la impresión de que no ha removido mucho el tablero hasta ahora, con grandes anuncios o golpes de timón. ¿Cuál es la estrategia?

R. Hay que tomar en cuenta que recién han pasado tres semanas de su renuncia y que desde el primer día se le pusieron altas metas de figuración pública para validar su condición de candidata. Mi impresión es que Tohá está siendo muy cuidadosa en el diseño de sus pasos, apostando a un posicionamiento moderado, sin estridencias ni discursos flagelantes, lo que le ayuda a proyectar una imagen de gobernabilidad; aunque su principal desafío es construir una candidatura con más relato que aparato. De manera que su estrategia podría ser la de encarnar una centroizquierda moderna, con experiencia de gestión y mando, sin radicalismos discursivos, y con capacidad de sumar tanto a sectores progresistas como a independientes críticos del oficialismo actual.

P. ¿Fue acertado, a su juicio, emprender esta candidatura sin tener en la mano al PS?

R. Fue un paso riesgoso, pero también tuvo un carácter estratégico ya que la anticipación de su candidatura tenía como objetivo perfilarla tempranamente como la figura más competitiva del sector que ella representa. Adicionalmente, con la lucha fratricida desatada en la derecha, estaba perdiendo un tiempo muy valioso de posicionamiento público.

P. Tohá pasaría a una segunda vuelta con Matthei, si las elecciones fueran hoy. ¿Cuál es el desafío de la exministra de Boric?

R. El que Tohá se haya consolidado rápidamente puede explicarse por distintos factores: la negativa explícita de otras candidaturas bien posicionadas, una reconocida visibilidad de su gestión ministerial, su reputación de política seria y competente, y también el desgaste o declinación de figuras que eventualmente podrían representar posiciones más confrontacionales. El desafío de Tohá es lograr atraer a una gran masa de independientes, al votante que está desencantado con la política tradicional, y a los sectores progresistas que no votaron por Boric en la primera vuelta de 2021. Para eso necesita ofrecer una propuesta creíble, con vocación de mayoría, sin que sus posturas se perciban como una continuidad del actual Gobierno.

P. ¿Cómo puede Tohá superar el 30% de Boric?

R. Por el momento, el 30% de apoyo incombustible que logra Boric en las encuestas no está asegurado para Tohá, pero lo más probable es que termine por conquistarlo. En cualquier caso, y aunque hay un amplio sector de adherentes del Gobierno que la valoran, tiene como desafío retener el apoyo mayoritario que ha obtenido el sector en otras elecciones presidenciales entre las mujeres y los más jóvenes, especialmente aquellos nuevos electores que se integran por primera vez al proceso, por lo que Tohá necesita ampliar fronteras y no dar nada por descontado.

P. Si hay primarias, ¿la ministra Jeanette Jara, del PC, podría ganarle a Tohá?

R. Es un escenario muy poco probable. Eventualmente, podría suceder que una candidatura del PC encarnada por la ministra Jara movilice el mismo sentimiento que le otorgó la victoria a Boric en la primaria que realizó el sector en 2021. A mi juicio, por ahora el riesgo es bajo, ya que Tohá tiene más visibilidad, trayectoria y amplitud en el espectro política. Sin embargo, si hay primaria del sector, podremos observar una disputa muy interesante entre dos estilos y dos izquierdas distintas.

P. ¿El liderazgo de Jara se parece más al de Bachelet que el de Tohá?

R. Creo que el posicionamiento de Jara, en términos simbólicos, se parece más al de Bachelet, ya que parece estar dotado de un carácter más popular y arraigado en causas sociales concretas, como la reforma de pensiones. Aunque Tohá parece encarnar un perfil más político y tecnocrático, distanciándola del carisma de Bachelet, estos atributos pueden ser sus fortalezas de campaña.

P. ¿Podría aún irrumpir una candidatura que vuele rápido y llegue a La Moneda, como ocurrió con Boric 2021?

R. Ya ocurrió y puede volver a ocurrir. En las encuestas realizadas en marzo de 2021 casi no aparece la mención espontánea de Gabriel Boric; solo recién cuando gana sorpresivamente una elecciones primarias que daban por seguro a Daniel Jadue, del PC, logra despegar en la intención de voto a cifras de dos dígitos; de manera que el sistema político chileno ya ha demostrado con ejemplos concretos que puede dar sorpresas inesperadas.

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Sobre la firma

Ana María Sanhueza
Es periodista de EL PAÍS en Chile, especializada en justicia y derechos humanos. Ha trabajado en los principales medios locales, entre ellos revista 'Qué Pasa', 'La Tercera' y 'The Clinic', donde fue editora. Es coautora del libro 'Spiniak y los demonios de la Plaza de Armas' y de 'Los archivos del cardenal', 1 y 2.
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