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Con el cáliz hasta la tumba

El hallazgo de un individuo del siglo XIV enterrado junto a su ‘santo grial’ es uno de los más destacados de la arqueología catalana en 2019

José Ángel Montañés
El cáliz hallado junto a un cuerpo durante la excavación en Besora.
El cáliz hallado junto a un cuerpo durante la excavación en Besora.GENCAT

Las excavaciones arqueológicas, por mucho trabajo previo que se realiza antes de clavar por primera vez la piqueta, el pico o el bisturí, suelen producir sorpresas que acaban focalizando el resto de una campaña e, incluso, toda una temporada de excavaciones de una comunidad. Hace unos días, durante el balance de las campañas realizadas en 2019 en Cataluña –1.240 intervenciones arqueológicas y paleontológicas en las que se han invertido 2,2 millones por parte de la Generalitat de Cataluña–, la protagonista no fue la consejera de Cultura, Mariàngela Vilallonga, que presidió el acto, sino un pequeño cáliz de plata con baño de oro en alguna de sus partes y decorado con pequeñas piedras de pasta vítrea. Las características de la pieza, de 21 centímetros de alto, 12 de diámetro y 350 gramos de peso, remiten a un elemento del ajuar litúrgico de tradición gótica del siglo XIV y se puede encontrar todavía en algunas iglesias como objeto de culto.

El cáliz de Besora, durante la presentación que se realizó en el Departamento de Cultura.
El cáliz de Besora, durante la presentación que se realizó en el Departamento de Cultura.J. Á. M.

Lo extraño es que este objeto se ha localizado no sobre un altar o en un rincón de una iglesia perdida, sino junto a un muerto, en la necrópolis situada alrededor de la iglesia de Santa Maria de Besora (Osona) durante la última campaña de excavaciones llevadas a cabo en este lugar. En concreto, sobre el brazo izquierdo de un individuo del que, hasta ahora, solo se sabe que era un hombre que se enterró envuelto en un paño de lino. El cáliz estaba dentro de una caja de madera de la que solo han sobrevivido los clavos de hierro.

“No tenemos ningún indicio de quién era el individuo, quizá un clérigo o el mismo rector de la parroquia que decidió enterrarse con su cáliz, con el que había oficiado durante su vida”, explicó Cesc Busquets, el arqueólogo que recupero este santo grial, que no descarta que el individuo pueda ser un ladrón que se llevó al más allá su último hurto. Y es que no hay resto alguno que indique que se trata de una cosa o de otra, ni botonaduras, ni hebillas, nada de nada. Habrá que esperar al resultado de los análisis de laboratorio y si se pueden llegar a averiguar las causas de la muerte del individuo para poder saber más de esta misteriosa historia.

Lucerna romana con forma de gladiador recuperada en el yacimiento de La Estrella de Badalona.
Lucerna romana con forma de gladiador recuperada en el yacimiento de La Estrella de Badalona.Gencat

El cáliz, y su último dueño, es solo uno de los numerosos objetos que se han recuperado en el último año en Cataluña a través de las más de un millar de excavaciones realizadas en todo el territorio —861 preventivas, 157 programadas y 7 de urgencia—, como pudo verse en la presentación de los datos hace unos días en la sede del Departamento de Cultura; una cifra que viéndose en proyección parece que ha abandonado la crisis que hizo que las intervenciones descendieran de forma considerable: en 2013 solo hubo 613 trabajos arqueológicos.

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La arqueología no son los objetos, por muy raros y lujosos que sean, sino la información que proporciona y el contexto en el que se localizan, pero estos muestran, de forma evidente, el resultado de unos trabajos. Luego vendrá el trabajo en el laboratorio. Mientras tanto, el otro día pudo verse junto al cáliz, que sostenía con cuidado y orgullo su descubridor, una lucerna romana del siglo II con forma de gladiador localizada en el área residencial de La Estrella, de Badalona, donde se han excavado enormes cavidades en las que se encajaron recipientes cerámicos (dolias) para fermentar vino.

Estructuras del puerto de la colonia griega de Empúries localizadas en la última campaña.
Estructuras del puerto de la colonia griega de Empúries localizadas en la última campaña.Gencat

En el caso de las excavaciones paleontológicas los hallazgos han sido de peso: en el paraje de Les Gavarres de Suterranya (Pallars Jussà) se han localizado tres fósiles espectaculares que pertenecían a un tiranosaurio de unos 23 metros de longitud y 70 millones de años. En la consejería estaba la ulna (hueso del antebrazo) de casi un metro de largo envuelto todavía en gasas en la cama con la que fue extraído. En el yacimiento del Camp dels Ninots de Caldes de Malavella los paleontólogos han desenterrado un esqueleto entero de un bóvido de 3,1 millones de años en lo que fue un lago donde un buen número de animales quedaron atrapados durante una catástrofe volcánica.

Otro de los avances importantes que se anunció fue la localización de las estructuras portuarias de la colonia griega de Empúries (Alt Empordà), que hasta ahora se habían resistido a aparecer.

El año que viene el Servei d’Arqueología i Paleontologia de la Generalitat celebrará su 40 aniversario con la intención de seguir recuperando parte del pasado y difundirlo. Tienen trabajo. En Cataluña hay 12.000 yacimientos y solo 150 están abiertos al público.

Sobre la firma

José Ángel Montañés
Redactor de Cultura de EL PAÍS en Cataluña, donde hace el seguimiento de los temas de Arte y Patrimonio. Es licenciado en Prehistoria e Historia Antigua y diplomado en Restauración de Bienes Culturales y autor de libros como 'El niño secreto de los Dalí', publicado en 2020.

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