Isabel Díaz Ayuso: “Perdí la fe a los nueve años”
La candidata del Partido Popular a la Comunidad asegura que como política ha ganado en libertad
Isabel Díaz Ayuso sigue sintiéndose periodista. Aun así, saltó al otro lado y como política dice que ha ganado en libertad. No en malos entendidos, porque su campaña ha estado llena de frases polémicas y puntualizaciones constantes. Por ahora, le han dado un despacho de mucho rango en la sede de Génova. Justo el que da al balcón donde saludan cuando obtienen un triunfo. “El domingo saldremos a celebrarlo”, asegura. Tiene ganas de abrir esa ventana que permaneció cerrada la noche en que se quedaron dentro tras la derrota de Casado en las urnas. [Aquí puede comparar los programas electorales de los partidos a la Comunidad de Madrid y al Ayuntamiento].
Pregunta. Dice que se fue joven de casa porque le entró un ataque de rebeldía. ¿Cómo combina un término así con un partido como el suyo?
Respuesta. Me fui pronto porque siempre fui muy responsable e independiente. Al acabar la carrera viajé mucho fuera de España y una vez que sales de casa de tus padres es difícil volver. Aprendí que la libertad no tiene precio. Si estoy en el PP es porque me gusta transformar y reformar las cosas. Más reformar, diría.
P. Pero entonces tiene una papeleta complicada porque, ¿qué queda por cambiar, según ustedes, en Madrid después de 24 años de gobiernos con sus siglas?
R. Me gusta influir en las cosas cuando me las encuentro. Tengo la responsabilidad de reformar o transformar Madrid ante el reto digital y modernizar los servicios públicos porque la sociedad ha cambiado y hay nuevas dificultades. Debo modernizar lo que se hizo.
P. De llevarle las campañas digitales a Cristina Cifuentes viene usted. Las redes sociales requieren frases cortas que producen malos entendidos. Al pasar a los discursos y mensajes más largos, ¿se ha adaptado mal? ¿Por qué ha sembrado tanta confusión? ¿Es consciente de ello?
R. Sí, pero al contrario, si hubiera utilizado frases como las que se usan en twitter hubiese sido más difícil extraer fragmentos de mis declaraciones. Llevo 80 entrevistas, 100 mítines y se conocen cuatro frases.
P. ¿Me quiere hacer así una advertencia?
R. No, quiero decir que he hablado de cómo mejorar la educación, la sanidad, el transporte y apenas nada ha calado salvo algunas cosas.
P. ¿Cuál de esas declaraciones: la de los atascos, los nonatos, los okupas y así le ha hecho querer enterrarse visto el efecto?
R. No me he querido enterrar en ningún momento, pero sí me sorprende que haya gente que piense que tengo algún problema con las mujeres que quieren decidir qué tipo de maternidad llevar. Estoy encantada de la ciudad abierta y plural que es Madrid, la fiesta del Orgullo gay representa eso, amo la vida nocturna aquí, la he vivido con intensidad. Odio los atascos: los odio. Solo echo de menos esa vida nocturna y todo el mundo me ha entendido.
P. ¿Eso prueba que usted tuvo una adolescencia turbulenta?
R. Cuando me independicé pasé a tener otra relación con mis padres: de amistad más auténtica. Mi padre falleció ya, tenía mucho carácter. Una infancia dura que le hizo después mantener con sus hijos otra relación también dura. Él lo fue especialmente conmigo. Era pesimista, muy honrado y preocupado por los demás. Poco materialista, quizás valoraba más lo de otros y eso le hacía estar atormentado. Produjo en mí, desde niña, como efecto, que empezara a manejarme y animarme sola. Quizás ahora nos hubiéramos llevado mejor.
P. ¿Y su madre?
R. A mí me recuerda a la reina Sofía. Educada, correcta, en un segundo plano.
P. Con esa definición va a tener un problema con el feminismo. ¿Es ese su modelo de mujer? ¿Qué parte del término feminista no llega a entender?
R. El que defiendo es un modelo que no tiene por qué competir con el hombre: la mujer que lucha, sortea barreras. No existe un modelo de mujer, cada una somos un mundo. Pero a mí me gustan las que ponen corazón y pasión en las cosas, son echadas para adelante y resuelven. Lo que no comparto es entender que haya que ser más o imponerse para alcanzar logros. Por eso siempre he dicho que quiero combatir el machismo pero no a los hombres.
P. ¿Por qué se afilió a PP?
R. Me afilié a los 25 años. De siempre me había interesado la política y este era el partido que mejor representaba mis ideas.
P. ¿Cree que ahora conectan bien con los jóvenes?
R. Voy a centrarme en ellos para que no encuentren los problemas que yo me he encontrado.
P. ¿Por ejemplo? ¿Paro? ¿Vivienda? ¿Problemas para independizarse como hizo usted?
R. Los empleos precarios, desde luego. La vivienda, lo sé porque me independicé cobrando poco más de 800 euros. Pero también los jóvenes tienen un problema con las nuevas tecnologías. De adicción. A todos nos pasa, eh. Parecemos autómatas. Cuando esto empieza a los 12 años, crea problemas de dispersión, concentración, con secuelas en la memoria y el aprendizaje. Quiero hacer un centro que estudie eso.
P. ¿Prohibirá el uso de móviles o tabletas en las aulas?
R. Los móviles, sí. Las tabletas son otra cosa, de hecho, funcionan como libros de consulta.
P. ¿Ha tenido difícil encajar cierta mentalidad de su generación con los principios tradicionales del PP? En temas como el aborto o la eutanasia, ¿qué piensa?
R. En mi caso resulta difícil definirme. Existe un espacio amplio entre lo que quiero para los demás y para mí. Este es un partido amplio y heterogéneo. Sé qué haría yo, pero no deseo imponérselo a otros. Respecto al aborto soy partidaria de que cada mujer decida qué quiere hacer con su vida. En cuanto a la eutanasia, mi obligación es ofrecer los mejores cuidados para que todas las personas lleguen hasta el último hilo en dignas condiciones. La clave de todo es no imponer.
P. Se muestra usted muy fogosa en los mensajes que se cruza a través de las redes con su pareja, Jairo Alonso. ¿Gustan en su partido esas cosas?R. Es que Jairo es muy romántico, muy buena persona, transparente y siempre transmite lo que siente. Aquí no nos metemos en estas cosas. Yo, por ejemplo, no sé quién es creyente o qué piensan de la mayoría de las cosas.
P. Y usted, ¿es creyente?
R. De niña perdí la fe, a los nueve años, a la edad de hacer la comunión, más o menos. Cuando falleció mi abuelo entré en una crisis y no la he recuperado. Lo he lamentado toda la vida, por otra parte. Pensé que debía centrarme en el terreno y actuar por mi cuenta sin esperar dogmas.
P. ¿Lo que más le pesa en campaña como representante del PP es la corrupción? ¿Lo ve difícil de remontar?
R. Con trabajo, honradez y tesón, todo es remontable. Con paciencia, también. Puedes conseguir que ciudadanos que no quieren ni verte te escuchen, que una vez te empiezan a escuchar, se interesen por lo que dices, vengan a verte, acaben confiando en ti y te den su voto. Es una teoría que tengo, de círculos.
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Periodista y del PP desde los 25 años
Isabel Díaz Ayuso (Madrid, 1978) estudió periodismo en la Universidad Complutense y lo ha ejercido en diversos ámbitos. Entró en Nuevas Generaciones del PP con 25 años de la mano de Pablo Casado y ha estado al lado de Cristina Cifuentes como viceconsejera de Presidencia y Justicia, además de llevar la comunicación digital de la antigua presidenta madrileña. Cuando Casado formó su equipo como líder del PP, la designó vicesecretaria de comunicación y pronto se comprobó la confianza que depositaba en ella al hacerla candidata a las autonómicas por Madrid.
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