_
_
_
_

“Reivindico mi derecho a ser frágil y dudar”

Encabeza la lista de Más Madrid para presidir el Gobierno regional, tras escindirse de Podemos y aliarse con Manuela Carmena

Jesús Ruiz Mantilla
Íñigo Errejón, durante la entrevista en el Círculo de Bellas Artes.
Íñigo Errejón, durante la entrevista en el Círculo de Bellas Artes.álvaro garcía

Íñigo Errejón es coqueto, alto y bien plantado. Se mete la camisa por el pantalón para la foto, se atusa el pelo pincho y aparta su cazadora de James Dean para lucir más blanco. Es un líder en pos de un estilo abierto hacia sus mayores, como demuestra el tándem que forma en la lista de Más Madrid junto a Manuela Carmena. Viene, dice, a reconstruir la clase media y para eso se fía del expresidente uruguayo Pepe Mujica. De él aprendió que lo importante en política no es asaltar los cielos, como reivindicó en su día junto a Pablo Iglesias en Podemos, sino el mientras tanto. De lo contrario, cree Errejón, no pasas de profeta.

Infórmate al minuto de las elecciones

EL PAÍS Madrid ha preparado un seguimiento de la campaña electoral en varios formatos y plataformas: el podcast de campaña Menuda Papeleta, una newsletter diaria (registrate aquí para recibirla cada mañana hasta el día 27 de mayo) y, si usas Telegram, este canal para seguir la actualidad política del Ayuntamiento y la Comunidad de Madrid.

Pregunta. Si uno se mete a leer papeles sobre usted ve política, política, política… ¿Y qué hay de la vida?

Respuesta. Ufff, yo me lo pregunto a veces también. Vengo de una familia de compromiso político y mi casa siempre ha estado impregnada de eso. Es una dimensión que atraviesa todo, una forma de vida. Porque la política no sólo se juega en la esfera pública e institucional, existe un ámbito íntimo que se refiere a la música, los libros.

P. ¿Con qué disfruta?

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
SIGUE LEYENDO

R. Con la literatura y los amigos para hablar de los líos amorosos, del curro o de fútbol. Soy muy cervecero y cuando puedo le dedico tiempo a la cerveza artesanal. Voy probando y disfrutando de un placer un poco más elaborado.

P. ¿Se ha comprado ya corbata por si le hacen presidente de la Comunidad?

R. Tengo un par. No me la puse ni cuando tuve que defender la tesis. Sólo dos veces en mi vida: en un funeral y cuando di una conferencia en Cambridge. Pero no era mía, me la prestaron.

P. Corbata o no, desde Podemos marcaron un estilo desenfadado para decir cosas serias.

R. No hay que disfrazarse para hacer política. Hay que tener respeto a las formas y a las instituciones. ¿Por qué? Porque quien más necesita las instituciones es la gente humilde. Es un lujo aristocrático despreciarlas. Están hechas para proteger al más débil frente a la ley del más fuerte.

P. Se le vio tenso en la fiesta del Dos de Mayo cuando le sentaron junto a Rocío Monasterio, de Vox. ¿Hablaron?

R. Sí, ese día, los de protocolo sí que se habían tomado dos cervezas. Nos saludamos: hola, qué tal. La que vino muy maja fue Esperanza Aguirre, que es como una aristócrata punk. Creo que no debemos impostar, al fin y al cabo, Vox es una escisión del PP. Unos niños bien que creen que lo más urgente en este país es llevar pistola y no hacer hospitales, escuelas o guarderías.

P. ¿Qué le pareció cómo votó España el 28 de abril?

R. No lo hizo mal. Demostró que sabe distinguir entre quienes meten ruido y el sentido común. Que no queremos volver a esa España en blanco y negro y que estamos orgullosos del país que tenemos: libre, tolerante, solidario. A mí me gusta la España de hoy.

P. Usted reivindicó el término patriotismo. ¿Es lenta y mojigata la izquierda al entrar en esos terrenos? ¿Puede pecar de complejo ahí el progresismo?

R. A mí me gusta hacerlo. A la derecha hay que advertirle que deje de patrimonializar el país. Y a la izquierda que defender de manera apasionada la patria es apostar por una idea de vida en común. Cuando algunos me gritan en la calle: ¡Viva España!, como si fuera un insulto, yo les respondo que claro, ¡Viva!, Yo, ¿qué soy?, ¿noruego? La diferencia es que en mi idea de España caben ellos pero en la suya no quepo yo.

P. Desde el principio usted ha incidido en una puesta a punto del lenguaje para la izquierda. ¿Lo hizo conscientemente?

R. Claro. Soy perfeccionista en eso. Aparte de patria, cojamos familia. ¿Cómo le vamos a regalar ese término a Díaz Ayuso si propone derechos para los no nacidos pero una vez están en el mundo, ni escuelas infantiles, ni ayudas, ni…? ¿Por qué no tienen más familia los jóvenes? Porque no pueden pagar el alquiler, porque la brecha salarial afecta a las mujeres… Orden: ¡pero si esta gente ha instaurado el Chicago años veinte con Gürtel y la Púnica! Libertad: uno no puede ser libre si le echan del trabajo. Todas esas palabras describen un proyecto de vida digno. A la izquierda le ha faltado pasión para hacerlas suyas.

P. ¿Qué habría que reconstruir tras más de 20 años de derechas en Madrid?

R. La clase media. Se ha roto y es un fracaso. Vivimos una época de ansiedad, un presente frenético y eso implica momentos inquietantes. El contrato social se ha quebrado pero la gente no lo entiende porque tiene conciencia de que ha cumplido y no se le corresponde. El sálvese quien pueda impide hacer planes. Nos hemos convertido en una especie de topos desesperados y quien instaló esa cultura aquí tiene un nombre: Esperanza Aguirre, que desguazó esta comunidad para dársela a sus amigos. Nos llamaban antisistema a quienes veníamos con voluntad de reconstruir.

P. Hay que verles ahora, lo formales que se han vuelto.

R. ¿Sí? Yo sigo igual, eh.

P. Hay una época en su vida, cuando se va a California a estudiar con John A. Agnew en que cambia mucho. ¿Se le caen telarañas de la cabeza?

R. Yo ahí estudio mucho. Llego con 22 añitos. Discuto con mucha gente y es una de las experiencias que más me cambió. Los compromisos morales siguen igual, pero aprendí, y esto a lo mejor no suena bien en política, a introducir la duda. Hay gente que cree que todo hay que tenerlo claro. Pero debemos reivindicar algo en lo que el feminismo nos puede ayudar como el derecho a ser frágiles, a dudar, a que un político llegue a un acuerdo y diga: he cedido. Muchas veces el coraje tiene que ver con la templanza, algo que Manuela Carmena personifica muy bien. No ver la política con enemigos, sino con adversarios.

P. Pablo Iglesias y usted ahora, ¿son enemigos o adversarios?

R. Ninguna de las dos cosas. Yo a Pablo le sigo teniendo mucho cariño y le voy a tener siempre mucho respeto. Aunque nuestras diferencias políticas e ideológicas afectan a las personales y guardamos distancia.

P. ¿Cuánta responsabilidad tendrán esas diferencias personales si el bloque de izquierdas no llega a gobernar?

R. La encuesta del CIS dice que en la medida en que se han abierto más opciones, existe mayor movilización del voto: un 52% para la izquierda. Un incremento respecto a las generales y ese incremento es Mas Madrid. Un mayor número de opciones mueve la abstención. Luego nos tenemos que poner de acuerdo. Pero esa ha sido mi seña de identidad. Esa mayoría en las urnas se reconstruirá después porque hay cosas que quedan por encima de nuestras diferencias. Las siglas van y vienen. En política, la confianza se deriva de tres cosas: una, la coherencia. Otra, empatía. Y por último, eficacia. Lo revolucionario no son las proclamas, ni asaltar los cielos, sino que al día siguiente haya orden, se recoja la basura, funcione la luz. Lo que Pepe Mujica, el político uruguayo llama el mientras tanto. Si tú prometes el paraíso pero no cambias el mientras tanto por el camino, no pasas de profeta.

El ganador de nuevos espacios

Íñigo Errejón (Madrid, 1983) es doctor en Ciencias Políticas por la Universidad Complutense y fundador de Podemos. Ha sido diputado en el Congreso y hoy encabeza la lista de Más Madrid para la Comunidad. De la politología a la política dio el paso como en un experimento de laboratorio de la teoría a la práctica junto a Pablo Iglesias, con quien ha disputado después el liderazgo de Podemos, y perdió. Tras sus disputas y escisiones, Errejón ha ido ganando otros espacios y puede que en las elecciones del próximo domingo hasta adelante a la lista de su antiguo partido en la región.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Jesús Ruiz Mantilla
Entró en EL PAÍS en 1992. Ha pasado por la Edición Internacional, El Espectador, Cultura y El País Semanal. Publica periódicamente entrevistas, reportajes, perfiles y análisis en las dos últimas secciones y en otras como Babelia, Televisión, Gente y Madrid. En su carrera literaria ha publicado ocho novelas, aparte de ensayos, teatro y poesía.

Más información

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_