La inacción del Govern marca el aniversario de investidura de Torra
En un año, el Parlament ha aprobado tres leyes y el Ejecutivo ha sacado adelante 13 decretos ley
La investidura de Quim Torra como presidente de la Generalitat ha cumplido este martes un año. La recuperación del autogobierno tras la aplicación del artículo 155, el clima electoral y el juicio del procés han marcado este periodo, pero sobre todo la inactividad del Govern, que ha sido incapaz de aprobar unos presupuestos y apenas ha legislado. En un año, se han aprobado tres leyes y 13 decretos ley. La jornada de hoy ha resumido los últimos doce meses: tras la breve reunión del Ejecutivo, Torra se ha desplazado a Girona para recibir con honores al recién elegido senador Jami Matamala, el amigo con quien Puigdemont huyó a Bélgica en octubre de 2017.
El balance legislativo del Govern da cuenta de su inactividad, denunciada sistemáticamente por la oposición, que, en bloque, reprobó hace un mes la gestión de Torra por “inoperante”. En un año, el Parlament ha aprobado tres leyes: una suprime el Consell Comarcal del Barcelonès y las otras dos son modificaciones de leyes que ya existían. Ocho proyectos de ley están en trámite. El Govern ha aprobado 13 decretos ley. Tres de ellos corresponden a las necesidades financieras de la Generalitat, que funciona en prórroga presupuestaria, y otros cinco decretos ley han servido para sofocar las protestas de funcionarios, personal sanitario y taxistas. La debilidad del Govern se evidenció cuando, consciente de que su proyecto de presupuestos no sería aprobado, se limitó a presentar un esbozo.
Este es el balance legislativo de una presidencia a la que Torra llegó después de que se truncaran las opciones para investir al expresidente Carles Puigdemont, a Jordi Sànchez y finalmente a Jordi Turull, cuyo debate de investidura fue interrumpido por su ingreso en la cárcel. Torra, un desconocido para muchos (figuraba en el número 11 de la lista de Junts per Catalunya), fue la cuarta opción.
En su discurso de investidura dejó claro cuál era su mandato: construir la república catalana, reconocer a Puigdemont como presidente “legítimo” y recuperar las 16 leyes suspendidas o anuladas por el Tribunal Constitucional. Al día siguiente se desplazó a Bruselas para reunirse con Puigdemont.
El objetivo de restituir a Puigdemont como presidente lo descartó él mismo esta semana: “No tengo ningún interés en presentarme a candidato”, dijo en rueda de prensa desde Bruselas quien encabeza la lista de Junts per Catalunya a las elecciones europeas. Además, el mandato de recuperar las leyes tumbadas por el Tribunal Constitucional se ha revelado más complicado de lo esperado. Tras la moción de censura que llevó a los socialistas a la Moncloa, el PSOE prometió retirar los recursos sobre las leyes sociales. Una de ellas, la 24/2015 sobre pobreza energética y emergencia habitacional, fue restituida casi completamente. El compromiso de recuperar el resto de normas se ha ido diluyendo, y el Govern, que prometió aprobarlas antes de 2019, admite que no podrá hacerlo hasta finales de año.
De los tres mandatos que reivindicó Torra solo le queda uno, que ha repetido este martes en Girona, acompañado por Matamala: “Estoy más convencido que nunca que el único camino posible es la República. Es mi único mandato”.
Sin una obra de gobierno que le avale, Torra se ha escorado hacia la gestualidad. El balance político de Torra ha estado marcado por, entre otras cosas, la polémica por sus artículos antiguos, calificados de “xenófobos” por la oposición, y por la arenga a los independentistas de los CDR en el aniversario del 1-O. También en los gestos se enmarca su citación de este miércoles en el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña, donde declarará como investigado por un presunto delito de desobediencia por negarse a retirar los lazos amarillos de los edificios de la Generalitat en periodo electoral.
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