‘Vending’ del País del Sol Naciente
El sector de las máquinas expendedoras también hace hueco a los productos japoneses a bajos precios con tres nuevos espacios solo en la capital
“Qué cosa más rara”, dice un hombre barbudo de mediana edad, con gafas, pegando la nariz al cristal, “yo solo quería comprar unas patatitas de esas picantes, pero esto es todo muy raro”. El cristal ante el que surge el asombro es el de una máquina de vending en un pequeño local de la calle Embajadores (en el número 10, enfrente del teatro Pavón Kamikaze) que contiene varios de estos chismes y cuya oferta es, en efecto, muy rara.
En la pared hay dibujos de personajes como Shin Chan (uno de cuyos capítulos se emite en una pantalla en el mismo lugar) o el Pokémon Pikachu. Es todo muy japonés porque la particularidad de estas máquinas es que venden productos nipones de todos los sabores y, sobre todo, de todos los colores. La gama cromática es abrumadora, rosas, amarillos, metalizados, no sabe uno donde posar la vista, siempre hay otra cosa que llama más la atención. En el packaging de los productos (noodles de todo tipo, ramen, mochis, galletitas, zumos de banana, refrescos de melocotón o uva) —es preciso hacer un minucioso estudio para entender qué es cada cosa— aparecen también esos muñequitos adorables, tan cuquis, la estética que en el País del Sol Naciente se llama kawaii.
A pesar del alto precio del suelo en Madrid este negocio tiene la ventaja de que siempre es posible un plan B: “Si no funciona, siempre puedes coger las máquinas y llevártelas a otra parte”
Han aparecido en la capital al menos tres de estos espacios, estas “tiendas 24 horas” a base de máquinas de vending: la ya citada, en la calle Embajadores, otra en la calle León y otra en la Plaza de Chueca. Se llaman Japón Market 24h y la empresa detrás de la vistosa iniciativa no tiene sede en Tokio sino en Asturias. Se llama Olevending y fue una de las pioneras en este negocio de las máquinas que venden cosas, hace ya cuatro decenios, cuando no se hablaba tanto de la automatización y de la temible llegada de las máquinas.
“El vending comenzó en las grandes empresas, para el uso de los trabajadores, por ejemplo, con las máquinas de café. El boom llegó a mediados de los años 80, cuando se instalaron las máquinas de tabaco, de esas que hasta te daban las gracias”, relata Román Suárez, gerente de Olevending. Después entró el sector del snack y hoy se puede encontrar casi de todo, desde preservativos hasta los apreciados cachopos, como la propia empresa vendió, con gran éxito mediático, en algunas máquinas de Oviedo en colaboración con un carnicero local.
Un negocio que también se expande por España
En Japón no abunda el cachopo, pero la cultura de las máquinas de vending es muy fuerte: hay más de cinco millones de unidades en todo el país, aproximadamente una por cada 23 habitantes, según la Japan Vending Machine Manufacturers Association. Durante algún tiempo fue sonado el hecho de que en algunas se vendieran prendas de ropa interior femenina usadas para saciar las bajas pasiones. Como reflejo de esa cultura, el fotógrafo Eiji Ohashi ha trabajado fotografiando máquinas de vending por todo el país en su proyecto Roadside lights.
Esta nueva línea oriental de Olevending comenzó en octubre del año pasado y en pocos meses ya ha abierto o firmado unos 47 espacios en toda España. La empresa provee las máquinas y el producto; el emprendedor local pone el espacio y la gestión, aunque la figura legal no es la de una franquicia sino la de tienda asociada. “Y, ojo, no es algo para frikis del manga y todo lo japonés”, aclara Suárez, “son productos de altísima calidad que le suelen interesar a todo tipo de personas”. Los precios rondan entre los 2 y los 5 euros, aunque algunos tallarines especiales pueden llegar a 12. A pesar del alto precio del suelo en Madrid este negocio tiene la ventaja de que siempre es posible un plan B: “Si no funciona en un sitio, puedes coger las máquinas y llevártelas a otra parte”, dice el gerente.
Podría parecer que este tipo de negocios va en línea con la gentrificación, la turistificación y la conversión a marchas forzadas de la ciudad en un lugar para el ocio y el consumo en vez de para la vida. “No lo vemos así”, expone Suárez, “lo que hemos visto es que nuestros clientes son vecinos que vienen aquí como quien va a hacer la compra, incluso con bolsas para llenar. No es una venta de impulso”. Respecto a la turistificación: “Yo mismo la sufro”, concluye Suárez, “tengo un piso en Chueca y en mi edificio hay varios pisos turísticos. Ya nunca sabes quienes son tus vecinos”.
El producto nipón se extiende por la península
Japón Market 24h tiene tiendas en algunos de los barrios más céntricos y turísticos de Madrid: en Embajadores (Embajadores, 10); en Chueca (plaza de Chueca, 5); o en Huertas (León, 5).
La empresa ha abierto además de estos espacios otros en lugares como A Coruña, Alicante, Ponferrada, Oviedo, Castellón, Valencia o Alcañiz. En Madrid se prevén nuevas aperturas en Getafe y en la zona de la Puerta del Sol.
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