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El aplazamiento del pleno pone a prueba la unidad del independentismo

Junts per Catalunya, la CUP y ERC difieren de cómo abordar la investidura

Reunión de la Mesa del Parlament.Foto: atlas | Vídeo: GIANLUCA BATTISTA / ATLAS
Camilo S. Baquero

Pese al cainismo y la desconfianza recíproca, el independentismo encontró la legislatura pasada un punto de encuentro que derivó en la proclamación unilateral de la independencia. Junts per Catalunya, Esquerra Republicana y la CUP vivieron ayer otra de esas jornadas de desacuerdo en la estrategia a seguir. La decisión del presidente del Parlament, el republicano Roger Torrent, de aplazar la sesión de investidura hizo aflorar las diferencias sobre cómo afrontar la nueva legislatura y la lucha partidista en el seno del secesionismo.

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El desacuerdo quedó plasmado en la imagen del hemiciclo, a las tres de la tarde, cuando debería haber comenzado el pleno. Mientras varios diputados de ERC almorzaban en el bar del Parlament, los cuatro representantes de la CUP ocupaban, puño en alto, sus escaños, exigiendo que se celebrara la sesión. Junts per Catalunya debatía en una sala aledaña qué hacer. Cuatro de los diputados de la llamada lista del president, sin embargo, abandonaron la reunión y entraron brevemente en la Cámara. La formación aseguró que se habían ausentado para buscar a los cupaires. Sin embargo, algún diputado había hecho correr antes la noticia de que Junts per Catalunya iría al pleno pese a la decisión de Torrent.

Esquerra siempre ha defendido que Puigdemont es su candidato, al ser el líder de las listas independentistas que logró más votos el 21-D. Sin embargo, los republicanos nunca se han comprometido respecto a cómo hacer efectiva esa investidura. El propio Torrent, antes de ser presidente de la Cámara, dijo que harían caso a las recomendaciones de los letrados del Parlament, que negaron la viabilidad de una elección telemática, algo que reafirmó el fin de semana pasado el Tribunal Constitucional.

Ya desde la campaña electoral figuras de peso en el partido, como el exconsejero de Justicia Carles Mundó, avisaron de la imposibilidad de que el expresidente revalidara en el cargo. Las críticas han sido como una lluvia fina, nunca proferidas desde la cúpula de los republicanos, pero el tono ha ido subiendo. El fin de semana pasado, el diputado Joan Tardà incluso planteó que era posible sacrificar a Puigdemont si era necesario para que saliera adelante la legislatura. Pese a todo, oficialmente, ERC insiste en que Puigdemont es su candidato. “Iré hasta el final en la defensa de los derechos de Carles Puigdemont”, recordó ayer Torrent.

Desconfianza

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Pero en Junts per Catalunya no se fían. Aseguran que Torrent no les avisó con antelación de su decisión de posponer el pleno. “Nosotros no sabíamos nada, Puigdemont no sabía nada, ni los miembros de la Mesa”, lamentó la número dosdel expresidente, Elsa Artadi. Sin embargo, desde el entorno del presidente del Parlament aseguran que intentaron comunicarse con Bruselas hasta en cinco ocasiones, sin éxito.

Junts per Catalunya tenía listo un discurso de investidura para la sesión de ayer y su plan era que lo leyera otro diputado en lugar de Puigdemont. Esquerra rechazó esa fórmula porque considera que, de permitirla, abocaba a Torrent —una de sus figuras con más futuro— y a los otros diputados a desobedecer al Constitucional. Una situación especialmente complicada para los que ya están siendo investigados en el marco de la causa contra el proceso independentista. Se trataba, pues, de un coste muy alto para un Govern que tendría más de simbólico que de otra cosa.

Esquerra es incapaz de verbalizar que hay que buscar otro candidato. La sombra de Puigdemont es alargada y enfrentarse a su figura le supone un problema. Los diputados de ERC que ayer se manifestaron alrededor del Parlament pudieron vivirlo en carne propia: fueron los que recibieron más silbidos de los cientos de concentrados que pedían investir al expresident.

“De ninguna manera compartimos la decisión de aplazar el pleno, una decisión que se ha tomado unilateralmente y sin ninguna comunicación ni consulta previa”, criticó por su parte Carles Riera, cabeza visible de los anticapitalistas en el Parlament. La CUP se alineó así con las tesis de Junts per Catalunya e insistió ayer en que se celebrara la sesión. “Sólo con desobediencia y unilateralidad democrática podremos materializar la república. El primer envite es la investidura de Puigdemont”, agregó Riera.

El entorno de Puigdemont recuerda que el expresidente abortó el adelanto electoral, en octubre pasado, por las súplicas de Esquerra. El diputado Gabriel Rufián incluso calificó de traidor al entonces aún president, con el tuit de las “155 monedas de plata”. Ayer nadie usó la palabra traición, pero la unidad del independentismo pasa por una de sus horas más bajas después de que no lograra un acuerdo para una lista unitaria el 21-D. Todas las partes confían en que, como siempre, haya un pacto a última hora.

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Sobre la firma

Camilo S. Baquero
Reportero de la sección de Nacional, con la política catalana en el punto de mira. Antes de aterrizar en Barcelona había trabajado en diario El Tiempo (Bogotá). Estudió Comunicación Social - Periodismo en la Universidad de Antioquia y es exalumno de la Escuela UAM-EL PAÍS.

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