Los expertos piden un peaje en Barcelona para atajar la polución
Los especialistas consideran que el veto a coches contaminantes fomentará la renovación de vehículos, pero no reducirá el volumen de circulación
Los expertos consideran “insuficiente” la restricción de los turismos más contaminantes en Barcelona cuando se declare un episodio de alta contaminación, que entrará en vigor el 1 de diciembre y afectará solo al 17% del parque, aunque a partir de 2020 el veto será permanente. Juzgan que la medida fomentará la renovación de vehículos, pero no reducirá el volumen de circulación, así que proponen también instalar un peaje disuasorio en el acceso a la ciudad para atajar el problema de la polución que causa más de 30.000 muertes prematuras anuales en España, según la Agencia europea del Medio Ambiente.
La Generalitat activó el martes el aviso preventivo por contaminación —esto sucede cuando el nivel de dióxido de nitrógeno llega a las 160 micras por metro cúbico y el de las partículas en suspensión, a 50—, que se ha desactivado este fin de semana por las lluvias. Si las condiciones hubieran empeorado —niveles superiores a 200 y 80, respectivamente—, se hubiera activado el episodio de alta contaminación (solo pasa dos o tres veces al año).
El dióxido de nitrógeno y las partículas en suspensión, que en Barcelona proceden principalmente del tráfico —y que causan 4.300 y 24.000 muertes anuales respectivamente en España, según la misma agencia europea— son los principales problemas de contaminación en la capital catalana. Frederic Ximeno, comisionado de Ecología del Ayuntamiento de Barcelona, explica que los episodios de alerta no son muy habituales porque la proximidad al mar ayuda a la dispersión de los contaminantes, pero admite que la ciudad “incumple seriamente” los máximos anuales de dióxido de nitrógeno fijado por ley. “Tenemos un nivel alto constantemente, por eso tenemos que atacar el problema con medidas permanentes”, añade. El Ayuntamiento ha puesto en marcha un paquete de 58 medidas que van desde el fomento de la bicicleta, el transporte público y el coche compartido hasta las supermanzanas o los incentivos a dar de baja coches antiguos a cambio de tres años de transporte público gratuito.
Desde la Plataforma por la calidad del aire aseguran que las medidas, que se activarán solo en caso de episodio de contaminación, “sirven para concienciar a la población”, pero “no para solucionar el problema”. “Que no esté activado el episodio no significa que no estemos respirando aire tóxico”, alerta su portavoz, Maria Garcia. Y aboga por que el veto afecte como mínimo al 30% de los turismos en circulación, superior al 17% actual. “La medida solo servirá para renovar la flota, pero de lo que se trata es de reducir el número de vehículos y cambiar el tipo de movilidad”, añade.
Para lograrlo, Xavier Querol, investigador del CSIC experto en contaminación atmosférica, propone medidas más contundentes como instalar peajes en la entrada de la ciudad (esta iniciativa logró en Estocolmo reducir un 30% el tráfico en poco tiempo, asegura) o permitir el aparcamiento en la ciudad solo para residentes, habilitando unos disuasorios a las afueras. Querol lo justifica en la alta densidad de vehículos en Barcelona. Y lo ejemplifica: 5.700 matriculados por kilómetro cuadrado en la capital catalana, una cifra muy superior a la de Madrid (2.500) o Londres (1.370).
Desde la Plataforma por la calidad del aire apuestan también por que la restricción de acceso a la ciudad no se haga según la edad del vehículo, como ahora, sino por lo que contamina. “Hay coches diésel nuevos como los Euro 6 que contaminan hasta tres veces más en dióxido de nitrógeno que uno de gasolina antiguo”, incide Garcia, que además recuerda que a los diésel Euro 5, afectados por el fraude en la manipulación de las emisiones, sí podrán circular los días de restricción.
Adicionalmente, Querol es partidario de un transporte público “rápido, confortable y económico”, incidiendo especialmente en mejorar el interurbano. Y propone crear carriles bus-VAO, pero no mediante costosas infraestructuras como la de la C-58, sino eliminando un carril de los existentes en las autovías, como se ha hecho en la Gran Vía.
Expertos y administraciones coinciden en que la prioridad es actuar sobre el tráfico, que aporta el 50% de la contaminación por dióxido de nitrógeno. Otras fuentes son la industria, el aeropuerto y, especialmente, el puerto. Ximeno asegura las autoridades portuarias tiene su propio plan para reducir las emisiones, pero añade que no es tan preocupante “porque los gases se van al mar”.
Por una parte, los expertos aplauden las medidas para reducir el tráfico, lo que consideran un “punto de inflexión” respecto a medidas anteriores y que afecten, en un futuro, al área metropolitana, pero al mismo tiempo, consideran que el veto debería ser permanente a partir ya del próximo año. Y también piden focalizar más los esfuerzos en reducir el número de vehículos por una cuestión de salud. “¿Qué es antes, el derecho a coger el coche o el poder respirar?”, remacha Garcia.
Unas medidas tímidas
A partir del próximo viernes, cuando se active la alerta por alta contaminación se restringirá la circulación de los vehículos privados más contaminantes dentro de la llamada Zona de Bajas Emisiones, que es toda la trama urbana limitada por las dos rondas. Esto es, gran parte de la ciudad de Barcelona, pero también barrios de L’Hospitalet de Llobregat, Esplugues, Cornellà y Sant Adrià del Besòs. Quedan excluidas las dos rondas y los barrios de Vallvidrera, Tibidabo y Les Planes. También la Zona Franca, con una alta densidad de tráfico, porque “el problema de contaminación se centra en el interior de las rondas y zonas adyacentes”, justifica el Ayuntamiento. Los vehículos vetados son aquellos que no tienen la tarjeta con la clasificación ambiental expedida por la Dirección General de Tráfico, es decir, los vehículos diésel anteriores a 2006 y los de gasolina matriculados antes de 2000. Durante el primer año quedarán fuera de la restricción motos, camiones, autocares y furgonetas. Como alternativa, esos días aumentará un 10% el transporte público o se activará la tarjeta T-Aire (dos viajes a un precio más reducido que el habitual), entre otras medidas.
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