Firmeza contra la polución
Las grandes urbes deben aplicar medidas estructurales más contundentes para limpiar el aire
La falta de lluvias y el anticiclón que afecta a Madrid y otras grandes ciudades están provocando un aumento de la contaminación que afecta gravemente a la salud. La reiteración de estos episodios y la previsión de que aumenten por efecto del cambio climático obligan a plantear si los planes anticontaminación adoptados hasta ahora son suficientes para lograr mejoras tangibles a corto plazo.
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Existen dos grandes modelos de intervención en las grandes metrópolis: los que se orientan a reducir los focos de emisión durante los picos de polución y los que se centran en medidas estructurales destinadas a evitar que se produzcan. Aunque los planes aprobados para las conurbaciones de Madrid y Barcelona contemplan algunas medidas a largo plazo, se centran en aplicar restricciones coyunturales de tráfico durante los episodios. Estas medidas deben, por supuesto, mantenerse, pero es preciso revisar la oportunidad y los tiempos de otras actuaciones destinadas a mantener el aire siempre limpio. Ciudades como Berlín, Londres, Estocolmo o Copenhague han optado por este último planteamiento, en el que destacan tres tipos de intervenciones: la prohibición permanente de los coches más contaminantes, el establecimiento de peajes o barreras disuasorias para acceder a la ciudad en coche privado y la promoción de la movilidad limpia con infraestructuras que aceleren el cambio hacia el vehículo eléctrico.
Está en juego la salud de todos y no podemos permitirnos demoras. Hay que actuar más rápido. Por ejemplo, la prohibición de circular para los coches más contaminantes no entrará en vigor en Madrid de forma permanente hasta 2025, cinco años más tarde que en Barcelona. ¿Está justificada esta demora? Otra medida urgente es garantizar una red de recarga para coches eléctricos y estudiar al mismo tiempo la imposición de barreras de acceso para hacer que una parte de la movilidad exterior que ahora acude en vehículo privado al casco urbano lo haga en transporte público, para lo cual es preciso que este mejore tanto en cobertura como en frecuencia.
Naciones Unidas insiste en la necesidad de aplicar medidas mucho más contundentes. La polución causa en estos momentos en el mundo más muertes que todas las formas de violencia y más que el sida, la tuberculosis o la malaria juntas. Muchos países pobres no tienen recursos para afrontar esta amenaza. En los demás es cuestión de voluntad política.
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