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La ocupación de los hoteles de Barcelona cae ocho puntos

Los ingresos por habitación bajan más del 10% en el mes de octubre

LL. P.
Un turista en La Rambla de Barcelona.
Un turista en La Rambla de Barcelona. Albert Garcia

La inestabilidad política en Cataluña pasó factura a los hoteles catalanes el pasado mes de octubre, tras el referéndum independentista. Y Barcelona fue el destino turístico más castigado de la comunidad. La ocupación en los establecimientos de la capital catalana cayó un 8,3 puntos respecto al mismo mes del 2016, hasta el 80,2%, según la Generalitat.

Cataluña perdió el pasado mes de octubre 76.656 turistas, lo cual supuso un retroceso del 4,4% respecto al mismo mes del año pasado, de acuerdo con la Nota de ocupación de la Generalitat. El descenso fue sobre todo acusado entre los ciudadanos del resto de España que llegan a la comunidad (-8,7%), mientras que los extranjeros retrocedieron un 3,6%. La marca que más sufrió esos descensos fue Barcelona, donde la ocupación cayó del 88,5% al 80,2%. En el conjunto de Cataluña, los hoteles llenaron el 63,7% de sus plazas, 2,4 puntos menos que en octubre de 2016.

La ciudad había sufrido bajadas de ocupación a raíz de los atentados terroristas del mes de agosto, pero estas ni llegaron a ser de un punto porcentual. Durante octubre, además, se resintieron especialmente los ingresos medios por habitación de los establecimientos de la capital catalana. Estos bajaron el 10,2%, hasta los 109,2 euros por habitación. Solo en las comarcas del Ebro, la rentabilidad bajó con mayor intensidad (-23,9%). En el conjunto de la comunidad, el descenso fue del 2,8%. Los ingresos de los hoteles catalanas han sido los únicos que descendieron entre los principales destinos turísticos de España.

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Sobre la firma

LL. P.
Es jefe de sección de Economía de EL PAÍS, donde ha desarrollado la mayor parte de su carrera. Ha sido corresponsal en Bruselas entre 2018 y 2021 y redactor de Economía en Barcelona, donde cubrió la crisis inmobiliaria de 2008. Licenciado en Periodismo por la Universitat Autònoma de Barcelona, ha cursado el programa de desarrollo directivo de IESE.

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