Vall d’Hebron supera los 2.000 trasplantes de riñón
La primera intervención de este tipo en el hospital barcelonés se realizó en 1976.
"Yo estoy bien, muy bien", insiste Pedro, un vecino de Alpicat (Segrià) de 57 años. Nadie diría que hace apenas cuatro meses que fue intervenido de un trasplante de riñón. Llevaba desde 1996 con una insuficiencia renal crónica; los últimos 18 meses,enganchado a una máquina de hemodiálisis a la espera de un riñón. Llegó este verano al hospital Vall d'Hebron de Barcelona. Para Pedro, una nueva vida; para el complejo sanitario, el trasplante de riñón número 2.000. El paciente y los médicos que lo atendieron lo celebraron ayer, cuando su doctora, Joana Sellarés, le dio el alta. Ya puede volver a su trabajo de jefe de mantenimiento en el ayuntamiento de su pueblo.
"No le damos el alta nunca. Esta es un alta, digamos, laboral. Puede volver a hacer vida normal y a trabajar, pero tiene que seguir haciendo sus controles periódicos", matiza Sellarés. Pedro sufrió un linfoma en 1994 y, a causa de la quimioterapia, terminó desarrollando una insuficiencia renal crónica que lo llevó a necesitar un nuevo riñón. Han pasado cuatro meses desde la intervención y en la consulta del servicio de urología, que ha visitado casi cada semana desde entonces, la doctora revisa la zona del trasplante y las piernas del paciente, pues los problemas cardiovasculares suelen estar muy vinculados a la insuficiencia renal. Luego, Sellarés lee los análisis: "Todo perfecto", concluye. Pero Pedro tendrá que volver a Vall d'Hebron, con visitas cada vez más espaciadas hasta que pase un año y medio, donde podrá ser ya atendido en el servicio de urología del Arnau de Vilanova, su hospital de referencia. Pero por lo pronto, la próxima visita, en un mes y medio.
Con Pedro, el Vall d'Hebron ha cruzado la barrera psicológica de los 2.000 trasplantes de riñón. Ya van 2.031 en adultos, de hecho. Y otros 377 en niños. El complejo sanitario se encarga de los casos de la parte norte de Barcelona y de toda la provincia de Lleida. Hay una lista de espera y cuando la Organización Catalana de Trasplantes (OCATT) avisa de un órgano compatible con alguno de los pacientes en lista de espera en Vall d'Hebron, el hospital pone en marcha su operativa. "Llamas al paciente y en tres horas tienen que estar aquí, para hacerle todas las pruebas previas. A primera hora de la mañana del día siguiente, se opera", apunta el doctor Francesc Moreso, jefe clínico de trasplante renal.
Tras el trasplante, los pacientes permanecen ingresado una media de 12 días y, después del alta hospitalaria, tiene que realizar visitas rutinarias semanalmente a las consultas de nefrología y urología. Los médicos recomiendan a los pacientes que se tomen correctamente las pastillas inmunosupresoras que evitan un rechazo del órgano trasplantado. Además, es preciso que hagan ejercicio físico y la dieta ha de ser pobre en sal y calorías, pues los pacientes, cuando recuperan la función renal, suelen tener más hambre y pueden aumentar de peso. Moreso apunta, no obstante, que solo un 10% de los trasplantados de riñón generan rechazo.
El médico celebra el éxito alcanzado en el hospital, que realizó el primer trasplante en 1976. Con todo, advierte, "quedan tareas pendientes". "Hay que trabajar para prevenir la enfermedad renal crónica y buscar otras vías diferentes al trasplante", agrega.
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