Los vecinos critican el radar móvil de Galileo y ven la reversión parcial “peligrosa”

Dos asociaciones de vecinos de Chamberí coinciden en que la reversión parcial de un tramo de la calle Galileo, en el que conviven bancos, mesas y coches, es "peligrosa". Una carta que la asociación El Organillo, la más antigua y representativa, envió este viernes a algunos concejales del gobierno municipal señala además que colocar un radar móvil en la vía "parece desproporcionado". El Consistorio insiste en que está evaluando el impacto de la medida.

El radar móvil colocado en el tramo de la calle de Galileo reabierto al tráfico en agosto, en el que ahora solo está permitido circular a 20 kilómetros por hora, no convence a los residentes. A los reproches del colectivo Chamberí Se Defiende, que ve en la medida un "afán recaudatorio", se sumó este viernes El Organillo, la asociación más antigua y activa en la zona, que si bien descarta intenciones económicas en la medida, sí la ve "desproporcionada". A través de una carta que envió a los ediles del gobierno —entre ellos al concejal-presidente de Chamberí, Jorge García Castaño, y la delegada de Movilidad, Inés Sabanés—, la asociación señala: "Este radar móvil no está señalizado ni visible, porque los arbustos lo tapan".

La primera teniente de alcalde, Marta Higueras, explicó el pasado jueves que en dos días el aparato controló a 400 vehículos y multó a uno. La edil recordó que el planteamiento de "urbanismo táctico" en la calle de Galileo es "reversible" y que el Consistorio sigue evaluando su impacto. "Tenemos en cuenta todas las críticas", afirmó.

"Urbanismo táctico"

El proyecto de "urbanismo táctico" puesto en marcha en el tramo de 70 metros de Galileo duró 75 días. Tras el cierre de la vía, en junio, el Consistorio colocó mobiliario urbano para "ocupar" y "devolver el espacio al peatón". El descubrimiento de que la empresa que diseñó el proyecto es controlada por ingenieros que trabajaron en el programa de Ahora Madrid alimentó una polémica que cristalizó en la entrega de más de 2.000 firmas en contra de la actuación. El pleno municipal acabó tumbando el plan Chamberí Zona 30, del que la peatonalización de Galileo era el proyecto piloto.

En agosto, el concejal-presidente del distrito, Jorge García Castaño, asumió la ausencia de consenso y decidió revertir parcialmente la medida. Los coches volvieron a circular por la calle, pero también se mantienen bancos y mesas en una mitad de la calzada. La decisión no satisface a los vecinos, que presentarán una batería de preguntas en el próximo pleno de distrito, el 11 de septiembre.

Según el grupo Chamberí Se Defiende, la limitación a 20 kilómetros por hora en el tramo que estuvo peatonalizado "no tiene sentido", puesto que los vehículos tienen que pasar de 50 a 20 en la misma vía: "Ni siquiera con la primera marcha se puede mantener esa velocidad", afirma una vecina del grupo.

Más acuciante es, en opinión del colectivo El Organillo, señalar los peligros de la cohabitación de coches, mesas y bancos en la vía. "Denunciamos que los arbustos situados en la calzada suponen un peligro real para los viandantes que usen la calzada, porque les impiden ver los vehículos, y para conductores de vehículos grandes por los escasos metros de calzada entre las plantas y la acera", dice el grupo, que si antes había pedido que se retiraran bancos y mesas para evitar botellones, ahora añade una cuestión de seguridad viaria.