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Vecinos y oposición insisten en la reversión total de Galileo

El Ayuntamiento cree que reabrir la calle al tráfico mantiene los objetivos de reducir la contaminación

La calle de Galileo abierta al tráfico, el 25 de agosto de 2017.
La calle de Galileo abierta al tráfico, el 25 de agosto de 2017.Carlos Rosillo

El experimento de "urbanismo táctico" realizado por el Ayuntamiento de Madrid en la calle de Galileo ha sobrevivido solo 75 días. El jueves, el Consistorio devolvió a los coches parte de la calzada peatonalizada, aunque en la otra mitad sigue desplegado el mobiliario urbano. Esta solución, que en opinión de Ahora Madrid mantiene los objetivos de reducir la contaminación, no apacigua la polémica. Vecinos y oposición exigen que se revierta íntegramente el plan, mientras que los ecologistas manifiestan su decepción por la decisión del Consistorio.

Dos votaciones perdidas y la protesta de más de 2.000 residentes de Chamberí han obligado al Ayuntamiento a revisar su proyecto de peatonalización y "ocupación" de un tramo de la calle de Galileo. El "urbanismo táctico" propuesto por Ahora Madrid e inspirado en proyectos aplicados en Nueva York y Ámsterdam permite, según el Ayuntamiento, reducir el tráfico e impulsar políticas de sostenibilidad con gastos reducidos, pero todavía carece del consenso necesario.

Tras la reapertura a la circulación el jueves, el Ayuntamiento defiende que "se mantienen los objetivos" de reducir el tráfico de paso, mejorar la calidad del aire y ganar espacio público. El gobierno local insiste en que "de momento" los bancos y maceteros colocados en la vía para ofrecer espacios de ocio y descanso no se retirarán, y recuerda que la zona sigue en "evaluación permanente", con el objetivo de definir la mejor intervención definitiva.

Un coche pasa por la calle de Galileo tras la apertura al tráfico.
Un coche pasa por la calle de Galileo tras la apertura al tráfico.Carlos Rosillo

Esta solución, sin embargo, despierta polémica. Las asociaciones vecinales ya han puesto en el centro de su crítica esas mesas y bancos colocados en la calzada. "Hace 20 años conseguimos que se cerrara la noche el parque de al lado por el botellón, y ahora resulta que lo vamos a permitir en la calle", protesta una portavoz de El Organillo, la asociación más numerosa en el barrio. Otro grupo, Chamberí se Defiende, luchará para quitar ese mobiliario. "A por la reversión total", recogía un mensaje de la plataforma.

Proyecto frustrado

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Para los ecologistas, en cambio, la reversión de la peatonalización es decepcionante. Así lo explica un portavoz de Ecologistas en Acción: "Era una medida positiva, que debía generalizarse a buena parte de la ciudad. Un ensayo que se debía replicar en otros sitios, y si por una protesta vecinal orquestada por distintas fuerzas se ha revertido, nos parece una decisión tremendamente decepcionante".

Chamberí, distrito que tenía que convertirse en banco de pruebas del modelo de urbanismo de Ahora Madrid, se ha transformado en el símbolo de uno de los principales pasos en falso del gobierno de Carmena. El PSOE, socio de investidura de la alcaldesa, se desmarcó de la alcaldesa y, con los otros partidos de la oposición, votó en el pleno para revertirlo integralmente. Ayer, el edil socialista Ignacio Benito reafirmó la necesidad de que el equipo de la regidora respete la votación del pleno: "Ahora Madrid gobierna en minoría y está obligado a ejecutar aquello que se decide en el pleno", incidió.

PP y Ciudadanos también criticaron que una empresa de ingenieros que colaboraron en la redacción del programa de Ahora Madrid pilotara el plan, tal y como adelantó EL PAÍS. Pedro Corral, concejal del PP, manifestó ayer su preocupación por la falta de seguridad tras los nuevos cambios en la vía: "Los coches no pueden ver a los peatones porque hay jardineras que lo tapan. Eso crea mucha inseguridad. La solución es la reversión total", afirmó. Ciudadanos, grupo liderado por Begoña Villacís, lamentó la escasez de comunicaciones oficiales.

En este crescendo de críticas, el gobierno de Carmena deberá elaborar una propuesta definitiva que satisfaga tanto a los partidarios de los programas máximos como a los de los mínimos. Pero pese a que "de momento" los maceteros y bancos siguen en la calle de Galileo, resulta improbable que el Consistorio repita su experimento en otras zonas de la ciudad, tal y como afirmó en un primer momento.

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