Barcelona pone coto a los hoteles y pisos vacacionales
El Ayuntamiento regula el sector de los alojamientos con el fin de contener el turismo masivo en la ciudad
El Ayuntamiento de Barcelona lleva dos años luchando contra la expansión del sector turístico en la ciudad. La alcaldesa Ada Colau empezó su ofensiva contra el turismo masivo con la moratoria hotelera de 2015. Proyectos de hoteles, residencias de estudiantes y albergues quedaron en suspensión. “Ahora se iniciará un proceso de reflexión pausado y ordenado sobre el modelo turístico de la ciudad”, anunció Colau tras congelar la concesión de licencias a alojamientos turísticos. Esa fue la primera de varias medidas encaminadas a contener un fenómeno que se ha convertido en el problema más grave de la ciudad para los barceloneses, según revela el último barómetro de opinión del Consistorio.
Dos años después, las patronales y la oposición en el Ayuntamiento acusan al Gobierno municipal de fomentar la turismofobia y de no respaldar un sector que solo en Barcelona supone el 15% del PIB y genera más de 120.000 puestos de trabajo. Pero el concejal de Empresa y Turismo, Agustí Colom, defiende su acción de gobierno: “Trabajamos para que el turismo sea sostenible y compatible con la vida de la ciudad. Es la mejor manera que conocemos de contrarrestar la turismofobia”. Esa es la filosofía que está detrás del Plan Especial Urbanístico de Alojamientos Turísticos (PEUAT), una de las herramientas, en este caso urbanística, con las que el gobierno de Colau confía en contener el turismo masivo en la ciudad.
La tasa turística de Cataluña
Competencia del Govern. El Parlament la aprobó en 2011.
Recaudación. Barcelona recibe el 34% de lo que se ingresa en la ciudad. Colau pide gestionar el 100%.
Promoción. Hasta este año, la mitad de ese 34% se destinaba a promocionar la ciudad. Ahora Colau ha fijado un tope de 4,5 millones de euros.
Marca Barcelona. Entre 2012 y 2015, se han recaudado más de 66 millones en Barcelona, L'Hospitalet, Badalona, Santa Coloma de Gramenet y Sant Adrià del Besòs.
Precio. Los clientes de pisos turísticos y hoteles de cinco estrellas pagan una tasa de 2,25 euros en Barcelona. Los de cuatro o menos, 1,10 y 0,65 euros respectivamente.
El PEUAT se aprobó en enero de este año. El plan divide Barcelona en tres zonas teniendo en cuenta su interés turístico, la cantidad de visitantes que ya reciben y la relación existente entre residentes y plazas para turistas. Antes de que entrara en vigor, el Consistorio tenía 107 proyectos de alojamientos turísticos sobre la mesa. 74 tuvieron luz verde porque ya contaban con licencias o certificados urbanísticos antes de la moratoria. Esos establecimientos abrirán sus puertas, como tarde, en 2019.
A partir de entonces, la oferta de alojamientos turísticos en Barcelona se estancará. Esa situación beneficia a una parte del sector hotelero que, de rebote, ha salido ganando con el PEUAT. El valor de mercado de las habitaciones de cuatro estrellas ha pasado de 239.000 a 300.000 euros, según un informe de la consultoría Bric Consulting. Y, hasta ahora, la cotización de los hoteles barceloneses en el mercado inmobiliario ya ha aumentado un 21%.
Una carta para denunciar
El otro caballo de batalla del Ayuntamiento son los pisos turísticos. Hace un año, el Consistorio envió una carta a los barceloneses instándoles a denunciar las prácticas irregulares de alquiler vacacional de las que tuvieran conocimiento. “La[LA] oferta ilegal de este servicio genera especulación, economía sumergida y puede dañar la convivencia en las comunidades de vecinos que los alojan”, rezaba la carta. En diciembre de 2016, solo el 60% de la oferta de pisos turísticos era legal. Para revertir esa cifra, se intensificaron las inspecciones y el gobierno municipal pidió a las principales plataformas que retiren de sus portales los pisos ilegales. Aun así, en Barcelona se siguen viviendo situaciones límite. Una de ellas es la de la mujer que tuvo que okuparsu propia casa para recuperar un piso alquilado a un inquilino que, a su vez, lo anunciaba en Airbnb como piso turístico.
Para corregir esas situaciones, el doctor Xavier Font, experto en turismo sostenible, aconseja elegir bien el turismo que se promociona. Font cita a Liubliana (Eslovenia) como ejemplo de buenas prácticas. “Se ha reinventado a sí misma. Ha mejorado la calidad de la experiencia de aquellos que la visitan y con eso ha conseguido aumentar la calidad de vida de sus residentes”. En el caso de Barcelona, Font celebra que se hayan tomado cartas en el asunto, aunque cree que algunas medidas se han hecho “de cara a la galería”. “El objetivo debe ser que Barcelona se aproveche del turismo, no que el turismo se aproveche de Barcelona”, concluye.
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