Cientos de piezas históricas, a la intemperie en la Casa de Campo
Los leones originales del monumento a Alfonso XII del Retiro o vestigios de la muralla árabe entre las obras
En la Casa de Campo, al norte del Puente de los Franceses, el Ayuntamiento de Madrid ha ido almacenando a la intemperie durante décadas elementos arquitectónicos y arqueológicos protegidos que se deterioran año tras año. Entre adoquines y otras piezas de granito, se alzan los leones originales del monumento a Alfonso XII del Retiro, las rejas de hierro que ordenó forjar la Segunda República para la Puerta del Rey de la Casa de Campo, los arcos medievales de los puentes de Segovia, San Isidro o Toledo y vestigios de la muralla árabe y del Alcázar de Madrid. El Consistorio estudia cómo gestionar este patrimonio.
Desde el exterior, el conocido como Taller de Cantería o La Casilla de la Casa de Campo puede pasar por un simple almacén de piedras y elementos de granito del Madrid antiguo, amontonados y olvidados por quien allí los depositó. Sin más. Quizá el ciclista que circule por la pasarela que cruza la carretera de Castilla se pregunte qué hace en medio de ese maremágnum de piedra una impresionante fuente o las esculturas de unos grandes leones.
La misma cuestión que aún no ha logrado contestarse el arquitecto e historiador Alberto Tellería, miembro de la asociación Madrid Ciudadanía y Patrimonio, que opina que muchas de las piezas ancladas en la parcela deberían guardarse para evitar su deterioro. “Es un desastre que se gesta desde hace años”, comenta. Tampoco los miembros de la Plataforma Salvemos la Casa de Campo, que han estado investigando si existían restos de las desaparecidas puertas del Batán y del Ángel, además de la fuente del Príncipe y de otros elementos del espacio verde.
Una portavoz municipal explica que el área de Desarrollo Urbano Sostenible está analizando distintas posibilidades para gestionar de forma adecuada “la gran cantidad de material” que se guarda, aunque todavía no existe un proyecto cerrado.
Entre las piezas más destacadas y reconocibles se encuentran los leones del monumento a Alfonso XII en el parque del Retiro, creados por prestigiosos escultores como Eusebi Arnau, Antonio Bofill, José Campeny, Francisco Escudero, Pedro Estany y Agapito Vallmitjana Abarca, que fueron sustituidos por réplicas de bronce dado el mal estado de la piedra. Las históricas figuras recalaron en la Casa de Campo el 1 de julio de 2007, según el listado de elementos protegidos depositados en La Casilla del Ayuntamiento de Madrid. Diez años después, continúan en el mismo lugar. Tellería considera que deberían protegerse por ser piezas importantes de grandes artistas.
Tirados entre la hojarasca asoman los escudos municipales con la corona almenada de la Segunda República que adornaban las rejas de la Puerta del Rey, uno de los principales accesos a la Casa de Campo que cayó con las obras de Madrid Río. “Son piezas de gran valor que deberían conservarse ante una futura reconstrucción del conjunto, porque también se conservan obras de cantería”, destaca Tellería. La escultura original de la jurista Concepción Arenal aparece, sucia y rota. La pieza que coronaba su monumento en el parque del Oeste, obra de 1934 del arquitecto Pedro Muguruza y del escultor José María de Palma Burgos, fue sustituida por una copia. A Tellería le sorprende que se desprecien obras escultóricas históricas por su mal estado con el pretexto de que han sido sustituidas por réplicas, que “no tienen el mismo valor que las ejecutadas por los artistas”.
En el centro del espacio se encuentra varada desde 1996 la fuente dedicada al dios de los vientos, Eolo, del escultor Manuel Ludeña, que todavía no ha encontrado acomodo en ningún lugar. Fue encargada por el alcalde José María Álvarez del Manzano (PP) y se tardó ocho años en acabar.
A su lado, esperan también destino dos grupos escultóricos de Santiago Costa Vaqué, que formaban parte del monumento a Juan de Villanueva y que se levantó entre 1946 y 1951 en la glorieta de San Vicente. Cuando fue trasladado al parque del Oeste, estos conjuntos no fueron reinstalados en su lugar original. Una de las estatuas sedentes acabó en el Retiro y el grupo de San Isidro se encuentra junto a San Francisco el Grande, los otros dos permanecen en el almacén municipal.
Atentado contra el rey
Entre las piezas escultóricas abandonadas a su suerte aparecen los restos del primer monumento levantado en la calle Mayor a las víctimas del atentado en la boda de Alfonso XIII el 31 de mayo de 1906, diseñado por el arquitecto Enrique María Repullés Vargas, con esculturas de Aniceto Marinas, estas últimas desaparecidas. “Quizá el conjunto se podría recomponer”, dice Tellería.
Y así un largo etcétera: piezas de granito de la muralla árabe, restos de los antiguos puentes de Segovia, San Isidro o Toledo, el arco de la Cuesta de San Vicente, las jambas de entrada del desaparecido Alcázar de Madrid, el monumento de la glorieta del emperador Carlos V, el acueducto de la calle de Barceló, piezas de granito de las fuentes de Colón, de la Puerta del Sol, de Callao o la fuente de Marqués de Vadillo. Todo un mundo pétreo a la espera de un poco de orden y cuidado.
Los elementos de granito que visten la ciudad
El almacén municipal de la Casa de Campo funciona como taller de cantería, aunque en menor medida que años atrás, explica un técnico municipal. Como mínimo hay dos canteros trabajando en la realización de los elementos históricos que precisa la ciudad: bolardos, fuentes o placas para monumentos. El material procede en ocasiones de piezas que se retiran de las calles y que se pueden reutilizar. Las instalaciones se encuentran en lo que era la Casilla del Entrenador de Equitación, la pradera de paseo y las cuadras de los caballos que utilizaba la familia real, antes de que la Casa de Campo se abriera al público. El lugar se encontraba antaño unido al hipódromo, que hoy es la pista verde del Club de Campo.
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