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El coste del hospital Broggi se duplicó tras cambios irregulares en el proyecto

La Sindicatura ve indicios de responsabilidad contable por gastos no previstos en los pliegos del concurso

Jessica Mouzo

La Sindicatura de Cuentas ha destapado una nueva oleada de irregularidades en la construcción del hospital Moisès Broggi de Sant Joan Despí. Seis años después de la publicación de un informe que reveló sobrecostes y adjudicaciones a dedo en las obras del centro sanitario —propiedad del Consorcio Sanitario Integral (CSI)—, el ente fiscalizador ha vuelto a investigar el controvertido proceso de construcción y financiación del hospital comarcal. Las obras del complejo sanitario se adjudicaron en 2005 al grupo empresarial Sanibaix Construcción y Servicios, S. A. por 42,55 millones de euros. Sin embargo, tras sucesivas modificaciones contractuales, el precio de la obra alcanzó los 90 millones, un 111% más en 2010. La Sindicatura explica en su informe, redactado a petición del Parlament, que "existen posibles indicios de responsabilidad contable" por sobrecostes irregulares no previstos en los pliegos del concurso inicial.

La Sindicatura se reafirma en las irregularidades detectadas en su primer informe, como los contratos a dedos: El CSI convocó un concurso de ideas para el anteproyecto del hospital que ganó el despacho Brullet-Pineda Arquitectos pero luego, los demás contratos —el proyecto básico, el informe medioambiental y dos proyectos ejecutivos— se adjudicaron directamente a esta misma empresa sin pasar por un proceso de licitación previo. Además, pese a que se retrasaron en la entrega de los trabajos encargados, la empresa pública que licitó el concurso no aplicó ninguna de las sanciones previstas en el contrato en caso de retraso. En total, los honorarios pagados a esta empresa de arquitectos ascendieron a 2,8 millones de euros.

"Fraude al principio de libre concurrencia"

La Sindicatura de Cuentas añade en su informe el voto particular del síndico Jordi Pons, mucho más duro en su valoración sobre las cuentas estudiadas por el ente fiscalizador. "El CSI ha incumplido de forma reiterada, en la adjudicación de los contratos analizados, los principios de transparencia, igualdad y de no discriminación", critica.

El síndico sostiene que "si las variaciones contractuales alteran de forma sustancial el objeto inicial del contrato que se licitó, se está produciendo un fraude al principio de libre concurrencia". Así, Pons señala que lo que hizo el CSI con la contratación de las obras del hospital Moisès Broggi "comporta, como mínimo, un fraude a los principios de publicidad, libre concurrencia e igualdad de oportunidades de los licitadores".

El síndico apunta, además, que aquellos contratos adjudicados a dedo por el CSI, "prescindiendo total y absolutamente del procedimiento establecido" en cada caso, podrían ser "contratos inválidos".

En este informe el ente fiscalizador se centra en estudiar de forma minuciosa la construcción de las obras del hospital. La Sindicatura sostiene que muchas de las modificaciones contractuales que inflaron el coste de las obras contravienen la Ley de contratos públicos. Los sobrecostes arrancan desde la misma firma del contrato de adjudicación de las obras. La empresa Sanitat Integral del Baix Llobregat (SIBLL) —creada ad hoc por el CSI— licitó el concurso para construir el hospital y Sanibaix ganó el concurso por 42,55 millones pero ya en el contrato inicial elevó la cifra de coste de la obra unos 6,75 millones (49,30 millones, en total) por "trabajos extraordinarios de cimentación y movimientos de tierra" que requería la obra según "nuevos estudios realizados sobre el emplazamiento del hospital". La Sindicatura ve aquí ya la primera irregularidad porque, aunque los pliegos del concurso contemplaban que el adjudicatario propusiese las modificaciones funcionales o cualitativas que considerase oportuno, estos cambios no podían suponer un incremento de la propuesta económica.

En 2006, la firma de otro contrato entre SIBLL y Sanibaix modificó varias cláusulas del contrato inicial que inflaron de nuevo los costes de la obra y retrasaron la finalización del proyecto. La construcción del hospital ascendió a 56,4 millones —2,32 millones más— por cambios de tuberías, otros cuatro por modificar el proyecto de construcción y supervisión de obra y medio millón más en honorarios. "El incremento de precio por cambios en el proyecto fue incorrecto, ya que correspondía a modificaciones del proyecto ejecutivo que no presentaron un aumento de la superficie construida y, por tanto, de acuerdo con los pliegos, no podían implicar aumento de precio", razona la Sindicatura.

Pero los cambios e incrementos de precio no terminan aquí. En 2007, un nuevo contrato entre CSI y Sanibaix incorporó modificaciones en el proyecto arquitectónico del hospital. El presupuesto de las obras se reducía con ese cambio en 1,37 millones pero, lejos de bajar el monto total, el contrato destinaba esa cantidad a incrementar los honorarios a los redactores del proyecto y a los directores de obra.

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Sin embargo, el gran incremento de presupuesto en las obras se produjo también en 2007 tras una reunión entre el Servicio Catalán de la Salud, los arquitectos, Sanibaix, el CSI y SIBLL. Se redactó un nuevo proyecto ejecutivo para construir el hospital y se elevó el presupuesto de ejecución del contrato a 87 millones de euros, es decir, un sobrecoste de 30,76 millones. De este incremento, 22,88 millones respondían a cambios por la ampliación del proyecto y otro millón más para pagar más honorarios a los directores de obra. Además, el nuevo presupuesto incluía 6,3 millones por intereses intercalares durante la construcción del hospital y medio millón por los costes de paralización de la obra. El ente fiscalizador objeta que los intereses intercalares —el coste financiero originado por el endeudamiento necesario del adjudicatario para ejecutar la inversión inicial—  tampoco estaban incluidos en los pliegos del concurso.

En 2009, SIBLL y Sanibaix firman otro nuevo contrato para incorporar al hospital un edificio anexo donde se ubicaría una ampliación de la cafetería y el servicio de medicina hiperbárica, entre otros equipamientos. El precio era de 3 millones, con que las obras totales del Moisès Broggi ascendían a 90 millones de euros.

Después de analizar todo el proceso, la Sindicatura sostiene que hay "indicios" de responsabilidad contable para el CSI. El ente fiscalizador ve un "posible perjuicio económico" derivado de que "los intereses intercalares no están previstos en los pliegos y el incremento de los costes de financiamiento van en contra del sistema establecido en el pliego de cláusulas administrativas particulares". La Sindicatura considera que, al producirse tantos cambios sustanciales respecto al acuerdo recogido en los pliegos de la licitación, el CSI tendría que haber rescindido el contrato con Sanibaix y convocar un nuevo concurso.

En sus alegaciones, el CSI niega la mayor y asegura que "está en absoluto desacuerdo" con las conclusiones de la Sindicatura. Sin embargo, el ente fiscalizador, una vez leídos los alegatos, apenas modificó un par de frases de sus conclusiones finales.

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Jessica Mouzo
Jessica Mouzo es redactora de sanidad en EL PAÍS. Es licenciada en Periodismo por la Universidade de Santiago de Compostela y Máster de Periodismo BCN-NY de la Universitat de Barcelona.

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