Efímeras setas

Dicen los expertos que este año, cosa de las lluvias, las setas de otoño se han retrasado. Pero finalmente ese demandado producto de temporada está aquí y en Madrid hay un puñado de restaurantes especializados en servirlas.

Por supuesto, existen locales eternos como El Imperio (calle de Galileo, 51), tradicional donde los haya, de precio más que razonable y con una gran cantidad de variedades. O El Cisne Azul, que ahora tiene dos sedes en la calle de Gravina. A su reducto del número 19, ese bar viejuno de Chueca fundado hace más de 40 años donde no admitían reservas y encontrar mesa era una hazaña asimilable a ascender un ochomil, han añadido otro más abajo, en el 27, que bonito no es, pero hace más sencillo acceder a sus recetas de boletus, níscalos o lentinus. Aseguran que llegan a manejar más de 80 tipos distintos de hongos.

Villoldo (Lagasca, 165) se presenta como una casa de comidas y también rinde culto a las setas. Una rápida mirada a su carta revela recetas como las alubias con hongos de temporada. Pero desde hace años, el lugar al que todo el mundo parece señalar como el gran especialista en setas es El brote (Javier Ferrero, 8), dirigido por Eduardo Antón y Álvaro de la Torre, auténticos fanáticos de la cultura micológica. Abierto en 2010, en su web se presenta como un restaurante especializado en setas silvestres y su local actual en la calle la zona de Prosperidad está a reventar día sí, día también.

Sin embargo, según contaba hace unos días José Carlos Capell en su blog, han decidido echar el cierre definitivo en diciembre. “Hemos alcanzado una meta y nos esperan nuevos retos. Nuestras vidas se acoplan al ciclo vital de las setas, somos de trayectoria efímera, participamos de su espíritu… Pronto conocerás nuestro siguiente paso”, le contaban. Habrá que ver.