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Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Razones (convergentes) para la independencia

¿Quién es Rosell?: un hombre de Germà Gordó, actual 'conseller' de Justicia. ¿Quién es Gordó?: un hombre de la confianza de Mas. Los círculos se van estrechando

Francesc de Carreras

Escribo este artículo la mañana en que un juez de El Vendrell, el señor Bosch Mitjavila, se dispone a abrir una misteriosa caja fuerte y varios maletines cerrados con llave, ambos al parecer repletos de documentos comprometedores para altos cargos de Convergència y del Govern de Artur Mas. A su vez, también mientras escribo, se está procediendo a registrar el domicilio del expresidente Jordi Pujol, de tres de sus hijos y de Carles Vilarrubí, un íntimo amigo de la familia. Así pues, las circunstancias nos desbordan.

Los escándalos por corrupción política están adquiriendo en Cataluña, como antes en otras partes de España, cotas asombrosas. Desde que Maragall dijo que el problema de CiU se llamaba 3%, y de eso hace más de 10 años, lentamente, demasiado lentamente, han ido aflorando espectaculares casos de corrupción. Primero fue el caso Millet, especialmente relevante porque demostró que CiU, para cobrar comisiones de obras públicas, no tenía manías y se atrevía a profanar uno de los lugares sagrados del nacionalismo catalán, el Palau de la Música, sede del Orfeó Català. Aún estamos esperando que los jueces dicten sentencia.

El segundo caso relevante, que afectó de lleno a CiU, fue el de las corruptelas de la familia Pujol, tras la inesperada confesión del gran patriarca. Hacía más de veinte años que los rumores sobre la corrupción de la esposa y algunos de los hijos Pujol iban de boca en boca entre los miembros del establishment catalán, siempre tan cobardes e interesados. Esperemos que los registros de ayer aporten la suficiente luz para entender lo que ha pasado en Cataluña durante estos oscuros tiempos.

El tercer caso es el que se está destapando en los últimos meses y que ha dado lugar a dos registros en la sede embargada de CDC, el último el martes de la semana pasada. Se trata del denominado caso 3%, en recuerdo de la famosa intervención parlamentaria de Maragall. El principal detenido —aunque imagino que no es el verdadero capo— fue Josep Antoni Rosell, número dos de la empresa de la Generalitat Infraestructuras.cat, la antigua Gisa, que en su momento también dio mucho que hablar. La hazaña más peculiar de Rosell ha sido confiar a un amigo, parece que íntimo, una caja fuerte y varios maletines con el encargo de que los escondiera. El amigo, que debe conocer bien a Rosell, sospechó inmediatamente del encargo y los entregó a la Guardia Civil (no a los Mossos). Ayer el juez procedió a abrirlos.

La esposa de Gordó, la magistrada en excedencia Roser Bach, desempeña hoy el cargo de miembro del Consejo General del Poder Judicial

¿Quién es Rosell? Cuando lo preguntas a entendidos la respuesta siempre es la misma: un hombre de Germà Gordó, actual conseller de Justicia. ¿Quién es Gordó? La respuesta es: un hombre de la confianza de Mas. Una cadena. Por otro lado, y quizás no es irrelevante, la esposa de Gordó, la magistrada en excedencia Roser Bach, desempeña hoy el cargo de miembro del Consejo General del Poder Judicial. Todo muy curioso, los círculos se van estrechando. Además, puestos a husmear, uno de los empresarios detenidos la semana pasada en la redada del 3%, es Josep Maria Bassols, antiguo alcalde convergente de Anglès, casado con Núria Bassols, también magistrada, que archivó la causa contra Ferran Falcó, acusado hace años de comisiones ilegales y que, a las pocas semanas de proceder al archivo, fue designada ¡directora del programa de Transparencia de la Generalitat! por el Gobierno Mas. ¿Casualidades? Claro, claro.

Un dato adicional, también curioso. En el momento de efectuarse la redada del 3%, hacia las nueve de la mañana de la semana pasada, Jordi Pujol y Artur Mas estaban reunidos en el domicilio de un viejo amigo de Jordi Pujol, al parecer un colaborador suyo en Banca Catalana. Es decir, no estaban ni en el despacho del President de la Generalitat, ni en el de Pujol, ni en casa de Mas, ni en casa de Pujol, estaban, a estas horas, en el domicilio de un tercero, al parecer escondidos. ¿Esto es normal? ¿Otra casualidad?

Entre casualidades y curiosidades, al acabar el artículo me comunican que los presidentes y portavoces de los grupos parlamentarios de Junts pel sí y de la CUP, han depositado en sede parlamentaria una propuesta de declaración de independencia. ERC y la CUP son independentistas, los convergentes no me extraña que se hayan apuntado al carro: nuevas leyes, nuevos jueces, nuevos policías. Los necesitan.

Francesc de Carreras es profesor de Derecho Constitucional

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