El habla de la momia era muy gutural
Josep Cervelló convierte en Menfis la Casa del Libro al presentar su ensayo sobre la escritura y lengua de Egipto
No es habitual que una tarde barcelonesa de viernes se remanse a orillas del Nilo. Así sucedió ayer en la Casa del Libro de rambla de Catalunya, convertida en arrabal de Menfis por la pasión hacia el Antiguo Egipto. El egiptólogo Josep Cervelló presentaba su libro sobre la escritura y la lengua del viejo país de los faraones y todo pareció combinarse para dar ambiente: un calor digno de Kom El-Khamasin (Saqqara Sur), donde ha excavado el autor, las palmeras del ajardinamiento del fondo del local e incluso la apariencia del propio Cervelló, con aire del sacerdote Imhotep, en versión amable. No faltaban más que un ibis y un cocodrilo. El auditorio se llenó y fuimos unos cuantos los que tuvimos que seguir el acto de pie, como oferentes de Karnak. Para dar idea de la expectación baste decir que en la fila cero estaban dos lumbreras como Jorge Wagensberg y Gregorio del Olmo. Es curioso porque a priori uno no diría que un libro que se titula Escrituras, lengua y cultura en el Antiguo Egipto (colección El espejo y la lámpara de Ediciones UB) presente tanto morbo como, no se, La maldición de la momia(Valdemar). Enfin, la verdad es que la la cosa fue interesantísima e incluso se calentó con debate.
Cervelló ha alumbrado un ensayo que sistematiza con tono de alta divulgación no exento de sorprendentes arrebatos apasionados —como al hablar de Champollion y su particular Eureka!: “Je tiens l'affaire!”, pronunciado al descubrir la clave de los jeroglíficos y antes de caer desmayado de emoción y agotamiento cinco días—</CF> , los conocimientos actuales sobre el tema. “Esto es un poco 'todo lo que usted siempre quiso saber sobre la escritura y lengua egipcias y no sabía dónde encontrar'”, resumió el autor,. El libro desmonta “clichés” como el que esencializa aquel famoso título La historia empieza en Sumer. “Las cosas se han revelado mucho más complejas, la escritura en Egipto era tan antigua como en el Creciente Fértil, ahora sabemos que hubo un proceso paralelo y que en realidad se puede hablar de una poligénesis de la escritura, también en China y Mesoamériaca”. Cervelló apunta asimismo que la escritura alfabética apareció en el Sinaí entre los semitas que trabajaban para los egipcios en la explotación de las minas de turquesas y que se creó a partir de los jeroglíficos. Más tarde la adaptaron los fenicios.
El estudioso señala que nuestras letras derivan de los jeroglíficos egipcios
El estudioso subrayó que nuestras letras derivan en última instancia de una selección de jeroglíficos egipcios. Estas afirmaciones provocaron una discusión de altos vuelos con Wagensberg, el orientalista Del Olmo y el catedrático de griego Jordi Cors, quintacolumnista del helenismo.
¿Y cómo hablaban los antiguos egipcios?, ¿cómo sonaba su lengua?, ¿que voz tendría una momia si volviera a levantarse?, le pregunté atropelladamente a Cerevelló al acabar, mientras lo reclamaban para firmar libros como si fuera Ken Follet. “Las películas se lo inventan en general aunque en Stargate hicieron un esfuerzo y consultaron a los egiptólogos. Tenía muchos sonidos guturales, parecido al árabe”. Así acabó el acto, con los sabios riñendo amistosamente por el protosinaítico y los románticos imaginándonos en el aire de la tarde la aterciopelada voz de Nefertiti.
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