Cirugía narrativa para entender la gran familia de Jordi Pujol
El periodista Maiol Roger afirma que el expresidente conocía la corrupción y se desentendió
La confesión de Jordi Pujol del mes de julio supuso la caída pública del principal líder político de la Cataluña postranquista, pero muchos años antes un ramillete de amigos y parientes participaron en la construcción del personaje. El periodista de EL PAÍS Maiol Roger analiza ambas fases en Jordi Pujol, la gran família (Angle Editorial), una obra por la que desfilan las personas imprescindibles para entender la figura del expresidente de la Generalitat y su trayectoria.
“El libro ha aplicado la manera quirúrgica de la medicina para abordar el tema”, aseguró la editora Rosa Rey en la presentación. “Está muy bien escrito y vale mucho la pena”, apostilló el diputado de la CUP David Fernández, que apadrinó el acto.
Roger explicó que intenta relatar la función que ejerció cada personaje del entorno Pujol y que en nada resultan equiparables, por ejemplo, Lluis Prenafeta, Francesc Cabana, Javier de la Rosa o Josep Antoni Duran Lleida. “El primero se encarga del trabajo sucio y es el padrino de los negocios de Artur Mas y Jordi Pujol Ferrusola”, afirmó el periodista.
Del segundo dijo que es “el cuñado al que no se le hace caso”, al empresario lo definió como el tiburón de los tiburones”, y del líder de Unió recordó las condenas que se han dictado contra el partido. Maiol Roger, fiel a su jovialidad, confesó que le había fascinado la persona de Antonio de la Rosa, padre de Javier y franquista reconocido que por ello siempre databa sus facturas falsas el 20 de noviembre.
“Amistades peligrosas”, lo calificó Fernández, más moderado de lo habitual. Admitió sin reparos que “temía” que los procesos judiciales contra la familia y el propio Pujol no acabasen en nada, una hipótesis que vaticinó el autor porque, recordó, el expresidente no tenía cuentas en Andorra y los hijos han regularizado con Hacienda. Otra cosa son las causas judiciales contra el primogénito y Oleguer Pujol.
Maiol Roger insistió en que el expresidente “conocía perfectamente la mayoría de los casos de corrupción” que cometían sus hijos, porque se le alertó. “La respuesta fue abroncar a quien se lo decía”. Fernández lo comparó con “la banalidad del mal”, en referencia a la teoría construida por la filósofa alemana Hannah Arendt sobre la actuación de los ciudadanos sin pensar en las consecuencias de sus actos.
La editora hizo de entrevistadora y generó el debate entre periodista y diputado, además de presidente de la comisión de investigación del caso Pujol, creada precisamente tras la confesión. “Maldito el día que acepté. Manolete, Manolete, si no sabes torear...”, reconoció Fernández. Después admitió que algunos diputados acuden a las sesiones con la fotocopia de un artículo y otros se documentan más.
Y al final, apareció el caso Banca Catalana, aprovechado muy bien por Jordi Pujol, “un luchador antifranquista de orden”, dijo el periodista, “para construir su armadura”. “Todavía hoy parece que no se puede hablar de eso. El oasis catalán es mentira”, zanjó Fernández.
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