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250.000 euros para un castro falso

La Xunta y el Ayuntamiento de Celanova invirtieron fondos públicos en una reproducción castrexa ahora abandonada en la que se iba a grabar una película

Interior de una de las pallozas abandonadas en el falso complejo castrexo de Castromao (Celanova).
Interior de una de las pallozas abandonadas en el falso complejo castrexo de Castromao (Celanova).NACHO GÓMEZ

El Ayuntamiento de Celanova y la Xunta de Galicia, a través de Cultura, han invertido más de 250.000 euros de fondos propios y estructurales del Feder en una pequeña reproducción del poblado castrexo de Castromao. A escasos metros, el yacimiento original, uno de los más importantes castros del noroeste peninsular, languidece sin un cartel indicador que guíe hacia él.

El exalcalde de Celanova Antonio Mouriño (PP) se empecinó en la reproducción de un barrio de la magistral civitas que fue Castromao. El exregidor optó por invertir en la recreación para crear un espacio de ocio sociocultural. Esto es, un enclave turístico con restaurante y bungalós que habrían de generar empleo y dinero en la comarca. Previamente, a modo de reclamo, se rodaría ahí la película Galaicus con el actor Luis Tosar en el papel del general romano Décimo Bruto. Eso les dijo Mouriño a los vecinos, a parte de los cuales el Ayuntamiento acabó expropiando el terreno: 13 hectáreas de monte, según los vecinos, comunal de varas (una forma “romana” de propiedad de la tierra).

Tres años después de iniciado el proyecto, una parte del vecindario pleitea por “sus” tierras, el dinero público se ha acabado, no hay visos del enclave sociocultural y la productora Zircozine, adjudicataria de la obra de reconstrucción del poblado, se plantea rodar en otra parte ante las críticas de la población y de los tres grupos de oposición.

Los 250.000 euros subvencionados por las Administraciones se los ha llevado la construcción de 13 casas —la mayoría castrexas y algunas rectangulares de influencia romana— y el muro que las circunda, levantado recientemente para frenar el vandalismo al que llamaba a gritos el abandono, durante dos años, de la réplica. Ni rastro de la urbanización: no hay agua, ni luz, ni alcantarillado que permitan convertir la obra más que en una estampa de un barrio del imponente castro original.

El actual alcalde de Celanova, José Luis Ferro, a quien Mouriño le entregó el proyecto listo ya para su firma cuando renunció para tomar posesión de un escaño en el Parlamento gallego, no quiere hacer declaraciones porque, sostiene, “la obra está sin acabar”. Sobre este asunto, el actual regidor solo precisa que “nunca” tuvo conocimiento de que se fuese a rodar una película en la recreación del poblado, cuando se le pregunta si el objetivo de la obra es el de rodar Galaicus ahí.

Farruco Castromán, administrador de la productora ZircoZine, de la que es socio Tosar, sostiene que Mouriño lo llamó en 2012 animándolo a que se presentara a la licitación —a través de un negociado sin publicidad— para construir la recreación del castro. “Le dijimos que sí con la condición, naturalmente, de que pudiéramos rodar ahí la película, que es a lo que nos dedicamos”, explica Castromán. El Ayuntamiento invitó, junto con ZircoZine, a otras dos empresas pero una no presentó proyecto y el de la otra fue rechazado. Zircozine tampoco pudo hacerse con la adjudicación entonces: la oposición alertó de que el objeto social de la empresa era la producción de cine y no la realización de obra pública.

El Ayuntamiento declaró desierto el concurso y lo retomó unos meses después invitando de nuevo a Zircozine —con el objeto social ya ampliado a la construcción— con otras dos empresas nuevas. Una tampoco presentó el proyecto en esta ocasión y la productora se impuso a la otra en puntuación y recibió la adjudicación por algo más de 200.000 euros para ejecutar la obra que entregó en plazo: hace dos años.

“Una docena de pallozas sin sentido alguno por 200.000 euros, cuando hay un castro original abandonado a su lado es, como mínimo, despilfarro de dinero público”, protestan uno tras otro los grupos de oposición (PSOE, BNG y No Adscritos) por el desembolso “para rodar una película, de la que no hay visos” y por la que ZircoZine “ha recibido en torno a 800.000 euros” de ayudas públicas. Farruco Castromán sostiene que los 200.000 euros para la obra de reproducción de las viviendas castrexas es un presupuesto escaso, teniendo en cuenta el trabajo “del equipo de arqueólogos” y que se buscó “la mejor piedra posible”, que mantuviera la tipología de la del castro.

El productor afirma que apostaron por “la mayor calidad” ya que de lo contrario, precisa, “serviría un decorado de cartón-piedra”. Sostiene, además, que prevén comenzar a rodar en 2016 y que la elección de Ourense (y en menor medida, Lugo) era “un compromiso con las raíces, con nuestra tierra”, aunque, “ante la presión de una oposición que parece no valorar esto”, la productora se plantea “rodar en otra parte”.

La oposición insiste en que la inversión en una obra “que está paralizada desde hace dos años y que carece de sentido” ha sido “un auténtico despilfarro” y que, salvo para rodar una película, no tiene ninguna utilidad”. El abandono de la construcción trajo consigo desperfectos por lo que el Ayuntamiento concedió a ZircoZine recientemente 50.000 euros más para levantar un muro de piedra que ya lo protege.

PSOE, BNG y la concejala no adscrita insisten en exigir responsabilidades por el “dispendio” en esta obra “a la medida de la productora" mientras el castro original está “totalmente abandonado por falta de dinero para más excavaciones” y porque Mouriño rechazó, durante la Xunta bipartita, la propuesta de restauración de la rectoral “que está en ruina total” con vistas a convertirla en centro de interpretación castrexo.

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