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Un tesoro oculto a tiro de piedra

A solo 50 kilometros de Madrid, Colmenar de Oreja acaba de ser declarada Bien de Interés Cultural y ofrece actividades, vino, gastronomía, arte e historia

La plaza Mayor de Colmenar de Oreja.
La plaza Mayor de Colmenar de Oreja. MARÍA GALÁN (AGE)

Es una de esas ciudades tan auténticas que son casi desconocidas, donde se respira la historia, perduran las tradiciones, se bebe y se come bien, así de simple. Pero no va a permanecer mucho más tiempo como joya escondida. Acaba de ser declarada Bien de Interés Cultural (BIC), y parece gritar a los madrileños “Aquí estoy, a tan solo 50 kilómetros, menos de una hora”.

Desde la plaza castellana tradicional hasta las antiguas bodegas disfrutando de paso de las famosas patatas chulas (confitadas en aceite templado), Ana Isabel Mariño, consejera regional de Empleo, Turismo y Cultura, recorrió ayer la ciudad, esperando que numerosos turistas sigan sus pasos gracias a la nueva certificación cultural.

Los rincones encantadores de Colmenar de Oreja han aparecido en series como Águila Roja o Cuéntame, en películas y anuncios. Se respira un aire casi medieval que seduce a las productoras pero también a todo aquel que recorra la plaza Mayor y aprenda que el edificio con pilares y columnas de estilo toscano del siglo XVIII es un pósito, y que en aquella época se pagaban allí los impuestos, no con efectivo, sino en especie.

Aunque la fórmula de pagar impuestos con granos ya no está vigente, en la localidad sí que permanecen muchas otras tradiciones. En las fiestas patronales, la plaza Mayor se llena de toros.

El vino, baza de la visita

La tradición vinícola en Colmenar de Oreja es una de sus principales bazas. Tiene nueve bodegas típicas, todas con la denominación de origen Vinos de Madrid y visitas guiadas (y gratuitas) a sus instalaciones. Los terrenos altos de la localidad hacen que los blancos sean muy afrutados y dan cuerpo a los tintos. Por ejemplo, el ISP, que se vende 12 euros en la bodega Pedro García, es un tinto potente que envejece 24 meses en barricas de roble americano. En algunas bodegas se pueden admirar cuevas de piedra del siglo XV con las tradicionales tinajas de barro. Colmenar de Oreja era el epicentro de la producción de estas tinajas; el Ayuntamiento tiene como proyecto restaurar uno de los antiguos hornos donde se cocían y volver a encenderlo. Hace más de 30 años de la última vez, pero están protegidos como piezas de arquitectura singular y única.

En muchas casas se sigue haciendo limoncillo, un licor digestivo que se obtiene de la maceración de cáscaras de limón en orujo durante una decena de días.

Se recomienda disfrutar de la variada gastronomía local antes de abordar este contundente producto (un anisato de 24 grados). En Colmenal de Oreja se comen pozas: tomates, escabeche picado y pimentón que se sirven entre dos rebanadas de pan candeal.

Para terminar de digerir, nada mejor que un paseo por la iglesia gótica-renacentista de Santa María la Mayor, el único bien de toda la Comunidad de Madrid que cuenta con el premio Europa Nostra, recibido en 2009. Sin olvidar echar un vistazo al edificio del mercado de abastos o a la fuente del Barranco, una construcción que recoge las aguas que nacen en en el barranco de Zacatín. Otra opción es el antiguo teatro municipal Diéguez que funciona todavía con poleas de madera para subir el escenario.

Una vez agotada la rica historia de Colmenar, el museo Ulpiano Checa ofrece pinturas de carros romanos que inspiraron películas de Hollywood. Checa, nacido en el pueblo en 1860, tiene una obra impactante y de fácil disfrute que se encuentra en los mejores museos de Madrid (El Prado) y del mundo. Sin embargo, es la pinacoteca de su localidad de origen la que contiene la más amplia colección con retratos de la alta sociedad, como el singular cuadro de una mujer argentina que fue la mayor exportadora de carne de su época.

La idea del museo, como ocurre en el resto de la ciudad, es rescatar, embellecer y compartir su riqueza cultural. En la Comunidad no faltan los conventos, los túneles o los mercados, todos llenos de historias. “Desde el Gobierno regional vamos a seguir restaurando no solo el patrimonio histórico de estas 103 hectáreas de Colmenar, sino también del resto de municipios de la región”, subrayó la consejera regional.

A su lado, durante la visita, además del alcalde del municipio, Francisco José García, otros regidores de la zona estaban presentes como el de Chinchón, uno de los 14 pueblos BIC.

Según Mariño, en los últimos tres años se han invertido 22 millones de euros en 60 municipios para recuperar 529 piezas del patrimonio histórico. En cuanto a Colmenar, se han dedicado 600.000 euros a recuperar los soportales de la plaza mayor.

En Colmenar de Oreja, que contaba con la tercera población más importante de Madrid en la Edad Media, quieren reconquistar el corazón de los madrileños. Motivos tienen.

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