El PIB y el ojo del buen cubero
La sensación de falta de fiabilidad en las estadísticas se acentúa cuando sobre un mismo fenómeno se pronuncian dos o más entidades públicas diferentes
Las estadísticas económicas son como las estimaciones de metros cúbicos de madera que hay en un bosque: se hacen, en el mejor de los casos, a ojo de buen cubero. Por eso sorprende la importancia política que se pretende dar al supuesto dato de que el PIB ha crecido un 0,1%, este trimestre, como si realmente se pudiera medir con esa precisión y declarar acabada la recesión.
Veamos algunos ejemplos. Cuando se desencadenó la crisis económica, el servicio de estadística americano estimó inicialmente que el PIB de EE UU de 2008 había bajado un 3,8%. Unos meses más tarde, elevó esa previsión hasta un 6,8% y, cuando un par de años más tarde publicó la revisión definitiva, lo situó en un asombroso 8,9%.
Este clamoroso error llevó a Obama a tomar decisiones equivocadas en política económica: lanzó un plan de gasto público para relanzar la economía calibrado con esa previsión del 3,8% que le decían sus estadísticos, pero el plan resultó parcialmente ineficaz porque la depresión económica era mucho mayor y ello exigía planes de gasto mucho mas importantes.
La sensación de falta de fiabilidad en las estadísticas se acentúa cuando sobre un mismo fenómeno se pronuncian dos o más entidades públicas diferentes, como el INE español y el Eustat vasco, pues muy frecuentemente los datos son incoherentes, cuando no contradictorios.
Así, según el INE, el PIB vasco en 2012 ascendió a 66.178 millones de euros, 918 millones por debajo de su propia estimación para el año 2008. Sin embargo, el Eustat cuantifica nuestro PIB de 2012 en una cifra más baja, 64.706 millones de euros, y detecta un gigantesco desplome de 2.772 millones con respecto a sus mediciones del año 2008. Con esas diferencias de previsión tan gigantescas, que parecen referidas a dos países diferentes, ¿quién puede afirmar con seguridad que el PIB vasco ha subido 65 millones de euros, que es a lo que equivale el tan cacareado 0,1%?
Lo mismo ocurre con el empleo. Según la EPA estatal, la población ocupada en la CAV en el tercer trimestre de este año ascendía a 829.100 personas, mientras que la PRA vasca decía que había 913.900 ocupados, es decir, 84.500 personas más. Más grave es que para el INE el número de ocupados vascos ha descendido en el último año en 32.200 personas mientras que para el Eustat la población ocupada ha crecido en nada más y nada menos que 8.700 personas. ¿A quien creer? Si creemos al INE, este año ha sido muy malo para la economía vasca, pero si creemos al Eustat, la creación de empleo vasca ya ha comenzado hace meses.
Los ejemplos podrían extenderse a otros campos, pero se pueden resumir en una sola afirmación: las únicas estadísticas que parecen fiables (aunque no lo sean) son aquellas que solo son publicadas por un organismo, ya que no se pueden contrastar con otras previsiones diferentes. Pero su falta de precisión puede generar soluciones de política muy erróneas como ocurrió en el caso de Obama antes mencionado.
Así, el diputado general alavés clama contra el coeficiente que se asigna a su provincia a la hora de financiar el presupuesto del Gobierno vasco, diciendo que es demasiado alto porque se basa fundamentalmente en una estimación del peso PIB alavés respecto al de la CAV, el cual estaría mal calculado por el Eustat. Pero ¿cual es el dato que maneja De Andrés? Porque si nos fijamos en el último año para el que tenemos datos oficiales (2010), resulta que el INE fija el peso de Álava respecto a la CAV en un 15,956%, por encima del 15,646% que estima el Eustat y, por lo tanto, Álava tendría que pagar aún más. Así que nuestro “padre de la provincia” quizás haya preferido prescindir de instituciones tan caras y haya contratado a un cubero foral que le haya dado un nuevo dato del PIB más acorde a sus tesis, lo que en todo caso le habrá resultado bastante más barato. Lo veremos en el próximo Consejo Vasco de Finanzas.
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