La trucha arco iris vuelve a los cotos madrileños
El Gobierno regional ha autorizado la suelta de ejemplares porque ya no es especie exótica invasora
La controvertida trucha arco iris (Oncorhynchus mykiss) vuelve a nadar por los cotos de pesca intensivos madrileños, después de que el Gobierno decidiera excluirla en marzo de la lista de especies exóticas invasoras, donde solo ha permanecido alrededor de un año. Algunos pescadores y las sociedades que gestionan los cotos de pesca se felicitan por ello. Sin embargo, para organizaciones de pescadores conservacionistas como Unipesca esta repoblación es el producto de la mala gestión de los ríos madrileños. La especie se encuentra dentro de las 100 especies exóticas invasores del catálogo elaborado por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN).
Los aficionados a la pesca deportiva —en la región existen 55.000 licencias— pueden capturar ya trucha arco iris pero solo en los tramos acotados en los que esta suelta estuviera autorizada con anterioridad a la entrada en vigor de la Ley 42/2007, de Patrimonio Natural y de la Biodiversidad. Además, es necesaria una autorización administrativa. Los ejemplares proceden de piscifactoría, son monosexo y están sometidas a tratamientos de esterilización. De esta forma se evita que críen o que hibriden con la trucha común, cada vez más escasa. La medida, recuerdan desde el Gobierno regional, solo afecta a un 2,5% de los cauces madrileños y se ha tomado en cumplimiento de la normativa nacional.
Carlos Sanz, presidente de la Sociedad de Pescadores de Manzanares, creada hace 22 años y una de las que llevan a cabo estas repoblaciones, indica que los ejemplares se echan en las zonas de los ríos donde el agua tiene peor calidad. Considera que la suelta contribuye a crear puestos de trabajo y a conservar la fauna autóctona, porque, cuando no se hace, los cormoranes o el visón americano arrasan con las especies de aquí. “La temporada que hemos estado sin esta trucha ha supuesto una merma de un 15% en los negocios asociados”, asegura. Un día de pesca con muerte sale por 20 euros, a lo que hay que añadir el importe de la licencia, que concede la Consejería de Medio Ambiente: 22,22 euros al año. Para pensionistas y personas con una minusvalía mayor o igual que el 30% es gratis.
Visión que no comparte Antonio Martínez, pescador y portavoz de la organización conservacionista El Soto. “El artificio es meter con calzador que la liberación en los ríos es legal y la declaran no invasora y no perjudicial, pero la medida choca con los convenios internacionales”, mantiene. Tiene claro que hay que satisfacer la demanda de pesca, pero con la preservación del medio y de las especies silvestres. Desde su organización propusieron que se liberaran en entornos cerrados. Una solución por la que también aboga Ernesto Cardoso, portavoz de Unipesca. “Por ejemplo, en algunas de las lagunas del Parque Regional del Sureste”. En cuanto a que no compiten con la trucha común, los conservacionistas advierten que comparten el mismo espacio y alimento.
Fernando Torrent, profesor de Acuicultura de la Escuela de Ingenieros de Montes de la Universidad Politécnica de Madrid, puntualiza que llevar el río a su estado original sería fantástico, pero hay que tener en cuenta que los cauces están desnaturalizados y no tienen continuidad. “Lo que no podemos hacer es tirar abajo la presa del Manzanares. Los tramos más bajos se pueden gestionar sin miedo y no veo problema en que se haga con trucha arco iris que lleva en España desde 1880”, aclara.
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