Rebaja fiscal con pólvora del rey
Botella promete bajar impuestos gracias al dinero adicional que recibirá del Estado Aun así, los recibos subirán en su mandato Hacienda advierte de que “vigilará” para que cumpla las condiciones del rescate
“Si Madrid va a bajar impuestos, es que le debe de sobrar dinero”, dijo el ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro (PP), después de que el presidente regional, Ignacio González (PP), planteara el miércoles una rebaja fiscal. Un día después, la alcaldesa de la capital, Ana Botella (PP), prometía su propia bajada de impuestos. Y a última hora del viernes, recibía la respuesta de Montoro, en forma de comunicado: “El Gobierno vigila que todas las reducciones de impuestos sean compatibles con los objetivos de estabilidad presupuestaria marcados y con la senda de reducción del déficit”. O lo que es lo mismo: ojo con unas promesas que políticamente pueden reportar muchos beneficios a quien las hace pero que los ayuntamientos, intervenidos y rescatados en dos ocasiones por Hacienda, no se puedan permitir.
El conciso comunicado de Hacienda (190 palabras) no personaliza en Madrid o en Botella, y tampoco critica las bajadas de impuestos en sí: se limita a recordar que Hacienda sólo las permitirá si el municipio en cuestión reduce en igual medida su gasto en servicios o incrementa sus ingresos. En el caso de Madrid, la merma de ingresos derivada de la rebaja fiscal prometida es de 1.563 millones de euros hasta 2023, el periodo en el que el Ayuntamiento está intervenido por Hacienda.
La reducción del gasto, pese a los sucesivos recortes en servicios municipales, no alcanza a neutralizar el impacto de la rebaja fiscal. El incremento de ingresos, en cambio, sí, pero no porque el Ayuntamiento vaya a mejorar su recaudación propia, sino porque calcula que va a recibir más dinero del Estado en los próximos años. Será ese dinero extra el que devuelva a los madrileños a través de bajadas de impuestos.
» Rebajas con dinero estatal. El Ayuntamiento ha tenido que presentar a Hacienda un plan de ajuste en el que calcula sus ingresos y gastos de aquí a 2023, un ejercicio prácticamente de ciencia-ficción que ha solventado tomando como referencia el presupuesto de 2013 y proyectándolo hacia el futuro con la máxima prudencia posible. Así, la evolución de los ingresos en ese periodo es “muy moderada”, aunque positiva: estima un alza del 0,66% anual en los próximos 10 años.
Gasto congelado en servicios y personal
»El Ayuntamiento calcula que ingresará 2.363 millones más de los que había previsto del Estado en los próximos 10 años. Pero no los usará para mejorar servicios municipales. Ni para deshacer recortes de los últimos años. La alcaldesa, Ana Botella, ha prometido meter gran parte de ese dinero en los bolsillos de los madrileños, como le gusta decir, mediante una rebaja fiscal de 1.563 millones.
»El gasto en servicios para los ciudadanos se mantendrá prácticamente congelado en los próximos 10 años, tras sufrir un recorte de 164 millones en 2012 que será aún mayor este año.
»Peor suerte correrá la inversión en infraestructuras. Entre 2004 y 2011, con Alberto Ruiz-Gallardón en la alcaldía, la media fue de 782 millones al año en obras. En 2014, serán 194 millones, es decir, la mitad de lo que el ahora ministro de Justicia considera como nivel mínimo para mantener la ciudad en buen estado. Botella, ha reconocido que en el futuro, cuando mejore la situación económica, habrá que hacer un esfuerzo importante para compensar todo el gasto en mantenimiento que se ha dejado de hacer estos años.
»En 2015, año de las elecciones municipales, la inversión tocará fondo: 186 millones, de los que 68 irán íntegramente a la M-30.
»Los empleados públicos también sufrieron un tijeretazo de 43,4 millones en 2012 y 2013. Tampoco recuperarán ese dinero durante este mandato. Su salario permanecerá congelado hasta 2017. Los beneficios sociales que perdieron en 2012 no los recuperarán hasta 2016.
»Uno de cada cuatro euros del presupuesto municipal se los come la deuda por las inversiones de Gallardón. En 2013, sumando amortización e intereses, se ha pagado a los bancos 1.285 millones. Entre 2014 y 2015 serán otros 1.917 millones. Los intereses de una deuda que, a 31 de diciembre, alcanzará los 7.074 millones, sumarán entre 2014 y 2023 en total 2.913 millones de euros.
En realidad, este nuevo plan de ajuste no es más que una revisión del que ya tuvo que presentar en 2012 para acceder al primer tramo del rescate. De un año a otro, el Ayuntamiento ha descubierto que su “extremada prudencia” a la hora de prever la transferencia de ingresos del Estado no se ha correspondido con la realidad: en 2013 le han tocado 210 millones más de los que calculaba. “Ese incremento positivo es lo que permite en última instancia la adopción de las nuevas medidas fiscales”, explica. Es decir: el Ayuntamiento ha calculado que entre 2014 y 2022 recibirá del Estado 2.363 millones más de los que había previsto anteriormente con su “extremada prudencia”. Y en lugar de dedicar esos ingresos a mejorar los servicios municipales o amortiguar los recortes de los últimos años, Botella ha decidido devolver el dinero recibido del Estado a los madrileños en forma de rebajas fiscales.
» Una candidata indecisa. Al aumento de transferencias del Estado se une otra medida que Hacienda aprobó el año pasado para remendar las arcas municipales: una modificación legal que incrementaba el impuesto de plusvalía (unos 230 millones extra al año). Ese dinero adicional que recaudará el Ayuntamiento mediante subidas fiscales también se devolverá parcialmente a los madrileños mediante rebajas fiscales.
Eso, claro, caso de que finalmente se lleve a cabo este recorte de impuestos, dado que el propio plan de ajuste lo “condiciona” a que efectivamente aumenten los ingresos. Además, dado que el grueso de rebajas entraría en vigor después de las elecciones municipales de mayo de 2015, dependen de quién sea el próximo alcalde. Botella se ha negado reiteradamente a decir a los madrileños que desea ser la candidata del PP, lo que ha propiciado el debate sobre otros posibles aspirantes, principalmente la expresidenta regional Esperanza Aguirre, que también ha evitado desvelar sus planes. Aparte, las encuestas apuntan a que el PP podría perder la mayoría absoluta en 2015, y con ella tal vez la alcaldía.
» ¿Bajarán realmente los impuestos? El Impuesto sobre Bienes Inmuebles (el principal instrumento recaudatorio del Ayuntamiento, ya que supone un cuarto de sus ingresos) subirá en 2013, 2014 y 2015 a un ritmo del 5,7% anual debido al efecto de la ponencia de valores catastrales aprobada por el PP en 2011. A ese incremento se suma otro 4% anual durante ese periodo como medida excepcional del Gobierno (40 millones más al año). En 2016, Botella bajará el IBI un 10%, y en años sucesivos, en contra de lo informado anteriormente por este periódico, rebajará el tipo progresivamente (del 0,6% actual al 0,4% en 2022) para “neutralizar” el alza anual del 5,7% de la ponencia de valores catastrales (que se extiende hasta 2022).
Botella ha prometido además bajar un 10% en 2015 el Impuesto sobre Vehículos de Tracción Mecánica. En realidad, el anterior plan de ajuste preveía subirlo un 2% anual, pero, a ese ritmo, para 2015 habría alcanzado ya el límite legal. Por ello, lo que hace ahora Botella es “aplazar” ese límite reduciendo el impuesto un 10% en 2015 y luego subiéndolo otro 2% anual hasta 2022.
» Pero entonces ¿bajarán realmente los impuestos? Sí, pero no en el mandato de Botella como alcaldesa. La previsión de ingresos por impuestos directos (IBI, vehículos, plusvalía, etcétera) en 2013 es de 2.084 millones. Entre 2014 y 2015, subirá la recaudación en 250 millones. Entre 2016 y 2022, bajará en 430 millones. Efectivamente, la alcaldesa recorta los impuestos… pero no en su mandato sino en la próxima legislatura… y en la siguiente.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.