La estafa del 30% y una foto
Todavía falta el brochazo final de su obra: la reducción drástica de las pensiones
Los hombres de negro, de marrón, de azul de nuestro país le han hecho una especie de homenaje póstumo a Mariano Rajoy. Bajo ningún concepto quieren que se interrumpa la agenda reformista del actual presidente que no ha cesado un solo día de pensar en ellos, en esos grandes empresarios a los que tanto debe.
El tono épico del acontecimiento ha sido glosado por algunos medios de comunicación con titulares tales como “los que trabajan por España” o “los que trabajan por la recuperación” respaldan en bloque a Rajoy frente a los malvados Rubalcaba y Cía. Han sido, sin embargo, muy injustos con Bárcenas. Una cosa es que no pronuncien su nombre y otra que no le reconozcan su trabajo. A fin de cuentas es posible que sin su contabilidad B e incluso C, el PP no hubiese ganado por una mayoría tan absoluta. Los que salen en la foto están contentos con “la senda reformista”. No es de extrañar. El pasado año se rompió una balanza histórica y las rentas empresariales superaron, por primera vez, a las del trabajo. Una heroicidad de las grandes empresas, sin empleo ni nada.
Para el resto de los ciudadanos, las pérdidas desde el principio de la crisis alcanzan ya el 30%. En el ranking de honor de esta clasificación podemos situar las pérdidas salariales. Desde el año 2008, solo con la subida del IPC, los trabajadores han perdido más del 13% acumulado. La subida del IRPF y la supresión de pagas extraordinarias supusieron otro bocado importante. En muchas empresas la pérdida de salarios alcanza el 50%. En demasiados casos se ha sustituido la mano de obra mejor pagada por contratos basura de ínfimos salarios. No hay más que comprobar el cambio semántico que la palabra “mileurista” ha experimentado en tan corto espacio. Su origen fue denunciar una abusiva explotación laboral pero hoy proclamamos con alegría: “Le han hecho un contrato ¡de mil euros!”.
El origen de la palabra mileurista fue denunciar una explotación. Hoy proclamamos con alegría: “Le han hecho un contrato ¡de mil euros!”.
Si la estafa salarial ha sido rotunda, no se queda atrás la pérdida de derechos sociales, lo que antes se llamaba “salario diferido” y que forma parte esencial de nuestra calidad de vida. En este periodo han despedido 370 mil trabajadores públicos, la mayoría procedentes de sanidad, educación o servicios sociales.
En la sanidad pública el copago, las privatizaciones y la falta de personal están empezando a deteriorar sensiblemente uno de los mejores sistemas del mundo civilizado. Hay que anotar en el haber de este reformismo altivo el haber expulsado del sistema sanitario público, no a 170 mil como dijo el Gobierno, sino a 873 mil inmigrantes a los que se les ha expropiado el derecho a la salud, según datos de Amnistía Internacional.
En educación, la reducción del 30% está en marcha. Tras una exitosa fase en la que se ha despedido a los interinos y no se cubren bajas ni jubilaciones, hemos entrado en una segunda en la que estorban los estudiantes sin recursos económicos a los que se priva, en 40 mil casos, de las necesarias becas. El Gobierno se ha superado con la Ley de Dependencia, hoy reducida en un 50%. Los derechos de nueva generación que contemplaban se encaminan a la extinción total. Y todavía falta el brochazo final de su obra: la reducción drástica de las pensiones.
Con esta agenda reformista cómo no iba a contar Rajoy con el beneplácito de los que “trabajan por la recuperación de España”. Es más, gran parte de este club selecto había realizado generosas donaciones al PP para que ganase las elecciones. Por eso posan en la foto con esa mirada épica: en solo año y medio han ganado batallas de treinta años y un margen de beneficio del 30%. Ni ellos pronunciarán el nombre de Bárcenas, ni Bárcenas se atreverá a pronunciar el suyo. Si usted no lo comprende es porque forma parte de los perdedores y de los que torpedean la marca España.
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