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Laureano Simón | fundador de oncomatrix

“El fármaco trataría a los pacientes que hoy se mueren”

Una farmacéutica vasca ha creado un método de diagnóstico temprano para cánceres de mama en fase de metástasis

Laureano Simón, fundador de Oncomatrix, en su laboratorio.
Laureano Simón, fundador de Oncomatrix, en su laboratorio.

Laureano Simón es el fundador de Oncomatrix, una empresa farmacéutica con base en el Parque Tecnológico de Bizkaia que, a pesar de contar solo con 12 empleados, está en la vanguardia de la investigación de medicamentos contra el cáncer. La compañía comercializó el pasado marzo un método de diagnóstico de cáncer de mama que cuesta 18 euros y permite averiguar en las primeras pruebas si el tumor ha desarrollado metástasis - es decir, si el cáncer se ha extendido -. El proyecto fue realizado con una inversión de cuatro millones de euros.

La empresa también está trabajando en tratamientos para el cáncer que resulten menos dañinos que la quimioterapia, con un presupuesto de 20 millones de euros hasta 2016 y ayudas públicas de los Gobiernos vasco y español, la Diputación de Bizkaia, y socios privados. El equipo que lo lleva se especializa en proteínas de varios tipos, como lo son los anticuerpos, que nos defienden de agentes externos. 

Pregunta: ¿Usted se considera más empresario, o más científico?

Respuesta: Yo soy científico de vocación y empresario de profesión (sonríe). Mi trabajo es ser empresario, y lo que hago es rodearme de científicos mucho más listos que yo. Son personas cuya vocación básica no es que lo que investiguen termine en un artículo brillante, que eso también, pero fundamentalmente que sea utilizable en un hospital de forma rutinaria.

P: ¿En qué consiste el proyecto actual?

"Solo atacamos las células que queremos, las que rodean el tumor, y existe esa toxicidad tremenda que produce la quimioterapia."
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R: Estamos desarrollando tratamientos personalizados para atacar los tumores cuando alcanzan un grado muy invasivo; cuando ya hay metástasis o cuando sabemos que va a haberla. Esos tumores que ahora mismo son muy difíciles de tratar con los medicamentos que existen. Nosotros no atacamos las células del tumor, sino las que lo rodean y facilitan que este invada los tejidos adyacentes. Es como atacar a la caballería que va abriéndole el camino al cáncer: solo atacamos las células que queremos, las que rodean al tumor. No hay efectos secundarios ni esa toxicidad de los pacientes que reciben quimioterapia.

P. ¿Cuándo estará listo para comercializarse?

R: El medicamento ya está desarrollado, y al probarlo en animales hemos visto que es eficaz. Seguiremos perfeccionándolo durante el próximo año y medio, y entonces entraremos en la fase clínica de pruebas. Es decir, empezaremos a administrar el tratamiento a personas que ya sufren la enfermedad y que normalmente son pacientes que no han respondido a otros tratamientos. Es un proceso largo tardará en llegar al paciente.

P: ¿Qué significará para el paciente?

R: Vamos a tratar a personas que en este momento se mueren. Queremos atacar dos frentes fundamentales. Primero, el cáncer de páncreas. Los pacientes diagnosticados tienen muy poca esperanza de vida; es terriblemente agresivo y mortal. Segundo, los tumores de mama que se conviertan en invasivos. Aunque se diagnostica cada vez en estadios más tempranos, en algunos casos el tumor hace metástasis y es letal.

"Hemos probado el tratamiento con animales, y está teniendo éxito."

P: Digamos que cubrirían los huecos que dejan la quimioterapia y otros tratamientos.

R: Eso es, eso es.

P: ¿Cómo funciona el método de diagnóstico de cáncer de mama que comercializaron en marzo?

R: Podemos saber si las pacientes analizadas con una simple biopsia tienen un tumor localizado, o si va a invadir o ya lo ha hecho. Para diagnosticar, el médico hace cortes muy pequeñitos y los pone en un portaobjetos de microscopio. Eso lo tiñe con anticuerpos de distintas aplicaciones, que le dan información al patólogo sobre el tumor. Nuestro producto es un anticuerpo más, pero muy específico para diagnosticar la metástasis.

P: ¿Cuándo se desarrolló?

R: Empezamos en 2002, en una empresa llamada Progenika [fundada también por Laureano Simón y vendida a otra compañía hace dos años]. En 2009 la empresa licenció la propiedad intelectual de este tratamiento a Oncomatrix, y hemos seguido buscando aplicaciones que puedan resultar útiles.

P: ¿Y sale barato?

R: El test cuesta 18 euros. La investigación fue sofisticada, pero el test se puede llevar a cabo en cualquier hospital de tamaño mediano. Está siendo muy bien recibido en hospitales españoles, y también en Dinamarca y algunos centros de EE UU. La adaptación al mercado está siendo más rápida de lo que esperábamos.

El futuro de la industria

¿Qué opina de los recortes en i+D?

Absurdos. Me parecen muy mal, pero es que además son absurdos. ¿A qué queremos dedicarnos dentro de unos años? El sector necesita un apoyo desde la administración: europea, vasca y también la española. Los recortes no solo a nivel de industria, sino a nivel de la base, en la academia. Es una locura que los estén haciendo. Y a nivel macroeconómico es todavía más locura, porque los presupuestos son una parte ínfima del PIB. Nuestra industria dentro de cinco o diez años va a depender de lo que se haya invertido en investigación y desarrollo.

¿Y sobre la fuga de cerebros?

Es polémico decirlo así, pero un científico joven tiene que irse fuera. Resulta incómodo porque dejas a tu familia o te los llevas, pero un científico tiene que ver otras formas de trabajar y establecer relaciones para el resto de su carrera. Creo que es bueno que los jóvenes se tengan que ir, porque va a motivar a gente que a lo mejor le daba pereza hacerlo. De lo que tenemos que asegurarnos es que el país tenga recursos para que haya un buen trabajo en el que desarrollarse profesionalmente cuando quieran volver.

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