Más ricos que los alemanes
Los hogares españoles son mucho más ricos que los alemanes. Tan contundente afirmación, extraída de un informe del Banco Central Europeo publicado el pasado 8 de abril ha provocado una oleada de indignación en Alemania, donde a la opinión pública se le azuza continuamente con la idea de que “esos vagos del sur” están sangrando la economía alemana. El principal dato que alimenta la polémica es abrumador: la riqueza neta, es decir descontando las deudas, de la familia mediana alemana (es decir aquella familia que tiene por debajo de su patrimonio al 50% de las familias y por encima de su patrimonio al otro 50%) es tan solo de 51.400 euros, mientras que la familia mediana española tiene un patrimonio de 182.700 euros, más de tres veces superior.
¡Como para ir pidiendo más ayudas a los alemanes!. Ya es sabido que las mentiras más peligrosas son las estadísticas y la propia Merkel tuvo que salir al paso, advirtiendo a sus compatriotas de que las mismas estaban sesgadas. Y claro que lo estaban, pero ¿hasta qué punto? El primer sesgo proviene de utilizar el indicador de “familia mediana” y no el de “familia media” que es el más habitual. Si se compara el patrimonio medio familiar las diferencias son menores, pero el resultado sigue siendo a favor de los españoles, pues el dato alemán es de 195.200 euros frente a los 291.400 euros español. Por cierto que esa diferencia resultante de comparar patrimonio mediano y medio refleja que la sociedad española alemana es mucho más igualitaria que la alemana. ¡Otra sorpresa! Un segundo sesgo proviene del diferente tamaño de los hogares medios, 2,04 personas en Alemania contra 2,68 personas en España.
El español está
Por lo tanto si el patrimonio medio lo referimos a las personas y no a los hogares, el resultado sería que un alemán medio tiene un patrimonio de 95.686 euros, cifra todavía inferior al patrimonio del español medio, que es de 108.731 euros. Es decir, a pesar de las correcciones sigue siendo cierto que el español medio tiene más riqueza personal que el alemán medio. ¿Cuál es la explicación ante la paradoja de que los ricos españoles pidan ayuda a los pobres alemanes? Pues que el español es un ser obsesionado por invertir en ladrillo, que es algo improductivo, mientras que el alemán invierte en cosas producitivas. El 82,7% de los españoles son dueños de su vivienda principal y además hay un 36,2% que invierten en otros productos inmobiliarios, normalmente viviendas secundarias, mientras que solo el 44,2% de los alemanes viven en vivienda de su propiedad y solo un 17,2% hacen esas inversiones inmobiliarias en segundas residencias o similares. El resultado es que en Alemania hay una gran proporción de personas que viven en viviendas alquiladas a la administración o a empresas de alquiler, por lo que el patrimonio inmobiliario de los hogares alemanes es mucho más reducido que el de los españoles.
Pero el ladrillo no da de comer y es ahí donde se nota la superioridad alemana. Ellos, según las estadísticas del Eurostat, tienen un enorme stock de capital acumulado en las empresas y en la administración, de manera que el total del capital disponible per cápita es de 145.000 euros en Alemania por tan solo 78.000 euros en España. Y ese mayor stock de capital, unido a una mejor preparación personal y organización social, permite al alemán medio consigue tener más renta que el español Así que cuando la próxima vez quiera el lector quejarse de los alemanes y de su obsesión por la austeridad recuerde: usted es más rico personalmente que ellos, pero es más pobre colectivamente que ellos. Hemos preferido apostar por la riqueza individual frente a riqueza colectiva y por la inversión en placer (ladrillo) frente a la inversión en producción. Una opción que no parece ser muy eficaz.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.