Juan Carlos podrá volver a escribir
El Hospital de Cruces implanta por primera vez un dedo del pie en la mano de un paciente que había perdido cuatro falanges
Juan Carlos Goiriena, de 57 años, volverá a poder coger un bolígrafo, atarse los zapatos o abrir una botella. Natural de Mungia, pero vecino de Gorliz, perdió hace 10 meses cuatro dedos de la mano derecha en un accidente doméstico. Será capaz de recuperar su vida normal gracias a la implantación en su mano de un dedo de su propio pie, el primer trasplante de estas características que se hace en la sanidad pública vasca. El paciente y parte del equipo médico que le operó han comparecido esta mañana en el Hospital de Cruces, en Barakaldo.
"Siento el dedo, noto que está ahí", ha asegurado, un poco nervioso y agradecido, Goiriena, 15 días después de haberse sometido a una operación de 10 horas, capitaneada por el cirujano plástico Juan José García. Goiriena se cortó los cuatro dedos largos de su mano derecha mientras manipulaba un cortacésped, "no funcionaba el avance, le dí la vuelta, y fue cuestión de una centésima de segundo, mis dedos estaban en el suelo. Fue un descuido de tantos que tenemos en la vida", ha explicado.
Rápidamente cogió los miembros amputados y los metió en agua con hielo. Un helicóptero le trasladó al hospital pero los médicos que le trataron en urgencias descartaron recolocarle sus propios dedos por las heridas que había sufrido. Todavía quedaba una opción, la de implantarle un dedo del pie en la mano, que ahora hace la función del dedo corazón.
"La mejor opción reconstructiva consistía en el trasplante de dedo de pie a mano. De un único dedo, para que la secuela en la zona donante no altere sus actividades normales como correr o andar sin cojear", han detallado los médicos.
La operación a la que se ha sometido Goiriena no es extraordinaria, según ha explicado el doctor García, se lleva practicando desde hace 40 años, pero el hecho de que este tipo de amputaciones normalmente se produzcan por un accidente laboral, provoca, como ha detallado el cirujano, que las mutuas deriven a los pacientes a centros especializados y no a un hospital general.
La operación ha supuesto la reconstrucción de venas, arterias, tendones y hueso
Los médicos se enfrentaron a una operación compleja, en la que no bastaba con la reconstrucción de un tejido, quizás los casos más habituales que pasan por la consulta del equipo médico. En esta ocasión, el dedo implantado tenía que ofrecer una funcionalidad, lo que supuso la reconstrucción de venas, arterias, tendones, nervios y hueso, algunas como ha apuntado García, de "un milímetro".
El trabajo en el quirófano se dividió en dos equipos, mientras uno diseccionaba el dedo del pie, el otro preparaba la mano para el implante. Una vez extraído el miembro, los papeles se intercambiaron para afrontar la segunda parte y fundamental de la operación. "En ningún momento he sentido dolor, ni después de la operación, ni ahora", ha relatado el paciente, comercial de profesión, que espera poder continuar con su trabajo, "al menos en la empresa me han dicho que me están esperando, y eso con los tiempos que corren...".
"Soy diestro y la mano izquierda ha aprendido a hacer muchas cosas durante este tiempo. Pero terminaba por necesitar la ayuda de algún familiar para poder coger cosas, por ejemplo", ha relatado el paciente. A Goiriena le queda ahora la rehabilitación, primero se deberá someter a una serie de masajes, para pasar después a practicar unos ejercicios. Aproximadamente, dentro de cuatro semanas ya podrá mover los dedos, mientras que para la recuperación del pie tendrá que esperar cinco semanas para andar sin muletas y previsiblemente no le quede ningún tipo de secuela.
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