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Es la gestión, no la campaña

La campaña ‘Envàs, on vas’ abre el debate sobre el modelo de reciclaje

Clara Blanchar
Cartel de la campaña 'Envàs on vas'
Cartel de la campaña 'Envàs on vas'

Ni el diputado de ICV-EUiA Salvador Milà lleva toda la razón cuando denuncia que la campaña Envàs on vas solo beneficia a las envasadoras agrupadas en Ecoembes y Ecovidrio, que han pagado los 2,3 millones que ha costado; ni es cierto que sea una boutade del exconsejero de Medio Ambiente y no les beneficia. Los expertos consultados dicen que la campaña es provechosa para las envasadoras y para la Administración. “El problema no es la campaña, es el modelo de gestión de residuos”, coinciden el coordinador de estudios de la Fundación para la Prevención de Residuos, Víctor Mitjans, y el consultor ambiental Ignasi Puig.

El modelo actual supone que solo los envases pagan por el reciclaje de sus residuos, lo cual explica que quieran minimizar todo lo que se tira al contenedor verde y amarillo y no son envases. Son los llamados impropios: un vaso roto, un cubo, un juguete de plástico... Ahí la campaña lo clava. “Si no eres envase, no vas ni al amarillo ni al verde”.

Víctor Mitjans explica que “la Administración está atada de manos y pies” porque la ley obliga a realizar la recogida selectiva, pero esta depende económicamente de los productores de envases. Ecoembes y Ecovidrio y las Administraciones negocian convenios cada cinco años en el que fijan el precio por tonelada reciclada. Pero hay una cláusula en los convenios que fija que si en la recogida se supera el 20% o el 30% de impropios, Ecoembes y Ecovidrio pagan solo entre un 70% y un 80% de lo pactado a los municipios.

¿A quién le interesa reducir los impropios de esos contenedores? A la Administración y a los productores de envases. “Si la Administración quiere recursos para recogida selectiva, debe minimizar los impropios en los contenedores verde y amarillo. Si no, tendrá que pagar, porque quien tiene la sartén por el mango le castiga”, repite el ecologista. De los 51 millones de envases de un solo uso que se tiran a diario en España “más de la mitad (28 millones) no van al amarillo ni al verde”. Y esa recogida, en los contenedores de rechazo, no la pagan los envasadores.

El especialista en comunicación sostenible, Anton Aymemí, considera que la campaña de la discordia “es muy buena”: no vende un producto, sino que “hace propaganda”. “Las opiniones críticas demuestran que la campaña ha hecho aflorar la discusión sobre el modelo”, celebra.

Ecologistas y consultores coinciden en que la cuestión de fondo es la responsabilidad de los productores en el reciclaje. “A nivel europeo se llama responsabilidad ampliada del productor: asume lo que cuesta gestionar los residuos que produce”, explica Mitjans. El actual modelo de reciclaje, con 15 años de vida, ha cumplido la misión que tenía. Ha concienciado y ha creado la infraestructura. Ahora toca pulirlo. “El ciudadano no piensa en clave de productos, sino de materiales: papel, plástico, vidrio, metal…”, razona Mitjans. Uno de los sistemas que aplaude es el que separa por húmedo (materia orgánica) y seco (vidrio, cartón, plástico). Mitjans reprocha a Milà una contracampaña a Envàs on vas que no dice toda la verdad, y critica que cuando fue consejero “tuvo un plan de residuos sobre la mesa que podía cambiar las cosas y no hizo nada”.

El director de la Agencia de Residuos de Cataluña, Josep Maria Tost, explica que habrá cambios legislativos en 2014. “Europa dedicará 2013 a analizar el estado de la cuestión y emprenderá cambios legislativos en 2014”, dice. Cataluña se plantea dos cuestiones: aumentar los productos sujetos al punto verde y la posibilidad de implantar sistemas de devolución y retorno, como en Alemania.

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Sobre la firma

Clara Blanchar
Centrada en la información sobre Barcelona, la política municipal, la ciudad y sus conflictos son su materia prima. Especializada en temas de urbanismo, movilidad, movimientos sociales y vivienda, ha trabajado en las secciones de economía, política y deportes. Es licenciada por la Universidad Autónoma de Barcelona y Máster de Periodismo de EL PAÍS.

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